Textos más antiguos de Honoré de Balzac | pág. 4

Mostrando 31 a 35 de 35 textos encontrados.


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autor: Honoré de Balzac


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Esplendores y Miserias de las Cortesanas

Honoré de Balzac


Novela


Cómo aman las prostitutas

El año 1824, en el último baile de la Ópera, algunas máscaras quedaron admiradas de la belleza de un joven que se paseaba por los corredores y por el salón de descanso en esa actitud propia del que busca a una mujer a quien, circunstancias imprevistas, retienen en el baile. El secreto de aquel paso, ora presuroso, ora indolente, sólo es conocido por algunas ancianas y por unos cuantos callejeros eminentes. En aquella inmensa sala de citas, la multitud observa poco a la multitud, los intereses son apasionados y hasta la ociosidad parece preocupada. El joven petimetre estaba tan ensimismado en su inquieta busca, que no notaba su éxito: no veía, y no oía siquiera las exclamaciones burlonamente admirativas de ciertas máscaras, los asombros serios, los mordaces chistes y las palabras dulces que le dirigían. Aunque su belleza lo clasificase entre el número de personajes excepcionales que van al baile de la Ópera a buscar una aventura, y que la esperan cual se esperaba un premio en la ruleta cuando Frascati vivía, parecía estar seguro de su fortuna. Nuestro joven iba a ser el héroe de uno de esos misterios de tres personajes que componen todo el baile de máscaras de la Ópera, y que son conocidos solamente por los que desempeñan algún papel; porque, para las damas que van allí a fin de poder decir: Yo he visto; para los provincianos, para los jóvenes inexpertos, para los extranjeros, la Ópera suele ser la mansión del cansancio y del aburrimiento. Para éstos, aquella multitud negra, lenta, agitada, que va, viene, serpentea, da vueltas, sube, baja y sólo puede ser comparada a un hormiguero, es tan incomprensible como la Bolsa para un aldeano que ignora la existencia del papel del Estado. Salvo raras excepciones, en París los hombres no se disfrazan: un hombre con dominó parece ridículo. En esto brilla el genio de la nación.


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Publicado el 13 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Teoría del Andar

Honoré de Balzac


Tratado


¿A qué, si no es a una substancia eléctrica, puede atribuirse la magia con la que la voluntad se entroniza tan majestuosamente en la mirada para aniquilar los obstáculos de las disposiciones del genio, o filtra pese a nuestras hipocresías por entre la apariencia humana?

Historia intelectual de Louis Lambert

En el estado actual de los conocimientos humanos, esta teoría es, a mi parecer, la ciencia más nueva y, por consiguiente, la más curiosa que cabe tratar. Es casi virgen. Espero poder demostrar la razón coeficiente de esta valiosa virginidad científica mediante observaciones útiles para la historia del intelecto humano. Encontrarse con alguna que otra curiosidad de este tipo, en cualquier ámbito, era ya algo muy difícil en los tiempos de Rabelais; pero quizá sea aún más difícil explicar su existencia hoy: ¿acaso no es preciso que todo haya dormido alrededor, vicios y virtudes? Con respecto a esto, sin ser Ballanche, Perrault, inconscientemente, creó un mito en La Bella Durmiente. ¡Qué admirable privilegio, el de los hombres cuyo genio es total candidez! Sus obras constituyen diamantes tallados con facetas que reflejan e irradian las ideas de todas las épocas. ¿Acaso Latour-Mézeray, un hombre inteligente que sabe sacar la enjundia del pensamiento mejor que nadie, no descubrió en El Gato con Botas el mito del Anuncio, el de las potencias modernas, que anticipa lo que tiene un valor imposible de hallar en el Banco de Francia, es decir, toda la inteligencia que hay en el público más ingenuo del mundo, toda la credulidad que hay en la época más incrédula, toda la simpatía que hay en las entrañas del siglo más egoísta?


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Publicado el 15 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Los Pequeños Burgueses

Honoré de Balzac


Novela


La calle del Torniquete de San Juan, cuya descripción pudo parecer fatigante en su tiempo —al principio del estudio titulado Una familia doble (ver las Escenas de la vida privada)—, ese ingenuo detalle del viejo París, sólo tiene hoy esa existencia tipográfica. Para construir la Casa Ayuntamiento tal como se encuentra hoy se destruyó todo un barrio.

En 1830, los transeúntes podían aún ver el torniquete pintado en la muestra de un vinatero; pero esa casa fue derruida más tarde. Recordar este servicio no significa anunciar otro del mismo género. ¡Desgraciadamente el viejo París desaparece con espantosa rapidez! Aquí y allá quedarán, ora un tipo de casa medieval, como la que fue descrita al comienzo de El gato que juega a la pelota, y de la que hoy subsisten uno o dos ejemplares; ora la casa que habitaba el juez Popinot, en la calle Fouarre, espécimen de la vieja burguesía. Aquí los restos de la casa de Fulbert; allá las orillas del Sena, construidas bajo Carlos IX. Nueva Old mortality, ¿por qué no ha de salvar el historiador de la sociedad francesa estas curiosas expresiones del pasado, imitando al viejo de Walter Scott, que reparaba las tumbas? Ciertamente, de diez años a esta parte, los gritos de la literatura no han sido vanos: el arte comienza a cubrir con sus flores las innobles fachadas de esas que llaman en París maisons de produit, y a las que Victor Hugo compara burlonamente con cómodas.


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Publicado el 15 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

La Muchacha de los Ojos de Oro

Honoré de Balzac


Novela corta


A Eugène Delacroix, pintor

I. Fisonomías parisinas

Uno de los espectáculos que más espanto puede causar es, sin duda alguna, el aspecto general del vecindario parisino, gente feísima de ver y de color quebrada, gente amarilla y curtida. ¿No es acaso París un campo amplísimo que trastorna continuamente una tempestad de intereses bajo la que gira el torbellino de una cosecha de hombres que la muerte siega con mayor frecuencia que en otros lugares y vuelven a nacer en idéntica estrechez, hombres cuyos rostros enrevesados y tortuosos rezuman por todos los poros el alma, los deseos, los venenos que preñan sus cerebros, no ya rostros, sino máscaras, máscaras de flaqueza, máscaras de fuerza, máscaras de miseria, máscaras de alegría, máscaras de hipocresía, todas ellas exhaustas, todas ellas impregnadas de las marcas indelebles de una anhelante avidez? ¿Qué ansían? ¿Oro o placer?


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Publicado el 15 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

La Misa del Ateo

Honoré de Balzac


Cuento


Un médico al que debe la ciencia una hermosa teoría fisiológica, y que, joven aun, logró abrirse plaza entre las celebridades de la Escuela de París, centro de luces; al que rinden homenaje todos los médicos de Europa, el doctor Bianchon, ejerció la cirugía antes de dedicarse á la medicina.

Sus primeros estudios fueron dirigidos por un gran cirujano francés, por el ilustre Desplein, que pasó para la ciencia con la rapidez de un meteoro. Según confesión de sus enemigos, Desplein se llevó á la tumba su método intransmisible. Como todos los hombres de genio, no tenía descendientes y se lo llevó todo consigo. La gloria de los cirujanos se parece á la de los actores, cuyo talento deja de apreciarse tan pronto como desaparecen, y cuya fama sólo dura lo que su vida.

Los actores y los cirujanos, lo mismo que los grandes cantantes y los artistas que centuplican con su ejecución el poder de la música, sólo son héroes del momento. Desplein ofrece un ejemplo de la semejanza que existe entre el destino de estos genios transitorios. Su nombre, tan célebre ayer y tan olvidado hoy, permanecerá dentro de la especialidad á que se dedicó, sin franquear nunca sus límites.

Pero ¿no es necesario que concurran circunstancias inauditas para que el nombre de un sabio pase del dominio de la ciencia, al dominio de la historia general de la humanidad? ¿Poseía Desplein esa universalidad de conocimientos que hacen de un hombre el verbo ó la figura de un siglo? Desplein poseía un golpe de vista divino, penetraba la enfermedad y al enfermo con una intuición adquirida ó natural que le permitía no engañarse nunca en los diagnósticos y determinar el momento preciso, la hora el minuto en que era necesario operar, sacando siempre partido de las circunstancias atmosféricas y de las particularidades del temperamento.


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Dominio público
21 págs. / 37 minutos / 442 visitas.

Publicado el 9 de febrero de 2019 por Edu Robsy.

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