El Compañero Iván
Horacio Quiroga
Cuento
Una fría tarde de septiembre cruzábamos con Isola la Chacarita. En una cruz de hierro, igual y tan herrumbrada como todas las demás, leí al pasar:
IVAN BOLKONSKY
Nada más. El apellido me llamó la atención, y se lo hice notar a Isola.
—El mismo que la madre de Tolstoi —le dije—. Pero éste seguramente no era conde —agregué, considerando la plebeya uniformidad de las cruces a ras de tierra.
Isola se volvió vivamente, miró un rato la cruz, y me respondió:
—No, no era conde, pero era de la estirpe de los Tolstoi… ¡Pobre Iván! Yo creo que nunca le he hablado de él.
—Creo que no —le respondí—. No me acuerdo.
—Seguramente —agregó pensativo—. No nos conocíamos entonces… Sentémonos un momento… Me ha hecho acordar de tantas cosas… ¡Pobre Iván! ¡El amor que le he tenido! Teníamos todos una admiración profunda por él. Y ¡tras! Falló, como cualquiera de nosotros…
—Cuente —le dije.
Dominio público
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Publicado el 25 de octubre de 2020 por Edu Robsy.