De Tigre a Tigre
Javier de Viana
Cuento
—Todo arreglao —dijo «Ventarrón».
—¿Pa cuando?
—Pasao mañana.
—¡Ya sabes pues! —exclamó el jefe de la gavilla, «Alacrán», dirigiéndose a los diez bandidos que churrasqueaban con él en escondido potrero del Uruguay entrerriano.
—Yo no voy —dijo Lino Baez.
—¿No venís? —interrogó Alacrán.
—No.
—¿Andás apestao?
—Gracias a Dios puedo vender salú.
—Entonces te ha entrao miedo.
—Yo no tengo miedo a naide, ni a vos mesmo, Alacrán.
El jefe de los bandidos miró a Lino con extrañeza.
—Tenés algún motivo particular?
—Ninguno.
—Güeno. No vengas; nosotro bastamo; pero ya sabes que las ganancias son pa los que exponen el cuero, y no esperés nada si nos sale bien el asunto.
Lino Baez se encogió de hombros. Esa misma noche ensilló y desapareció del potrero.
¿Qué motivo había tenido él para oponerse al asalto y saqueo de
la pulpería de Pereyra: explicable, ninguno. No lo conocía a Pereyra: y
un asalto, un homicidio, un robo más o menos ¿qué podía importarle a
Lino Baez?... ¿Por qué entonces cometió aquella cochinada con sus
compañeros, aquella baja delación que costó la vida a uno, dos balazos a
otro, un sablazo al jefe y la pérdida de un rico botín?... No lo sabía:
tantas burradas se hacen así, sin saber porque...
Lo peor del caso es que la polka se le puso sumamente ligera a
Lino Baez. De balde no le llamaban «El Alacrán» a Pedro Cruz, jefe de la
más desalmada gavilla de bandoleros que haya sembrado espanto en Entre
Ríos.
Dominio público
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Publicado el 2 de enero de 2023 por Edu Robsy.