Sé que no es fácil escribir el elogio que
merece la virtud y fama de Agesilao, pero sin embargo se ha de intentar,
pues no estaría bien que por ser un varón cabal no tuviera, al menos,
la suerte de conseguir elogios mucho más modestos.
Realmente, sobre su nobleza, ¿qué elogio mayor y más bello se
podría decir que el que aún hoy se recuerde que fue el número tal a
partir de Heracles, uno de sus ilustres antepasados, y que éstos no
fueron simples particulares sino reyes decendientes de reyes? Y ni
siquiera se le puede reprochar a su nobleza el que realmente sean reyes,
pero reyes de una ciudad cualquiera; al contrario, así como su familia
es la más estimada de su patria, también su ciudad es la más famosa de
la Hélade; de modo que no son primeros entre segundones sino guías de
guías.
Por esta fama particular y por la común, su patria y su linaje son
dignos de elogio. Efectivamente, su ciudad nunca intentó abolir su poder
por recelo de los honores presentes que recibían, y ellos, los reyes,
nunca tuvieron mayores aspiraciones que aquellas que recibieron con la
corona. En verdad, ningún otro régimen democrático ni oligárquico ni
tiránico ni monárquico se ha visto perdurar sin división. Únicamente
permanece incólume esa corona. Existen las siguientes pruebas de que
Agesilao era digno del trono antes de acceder al poder. En efecto, tras
la muerte del que era rey, Agis, se disputaron la corona Leotíquidas,
por ser hijo de Agis, y Agesilao, por serlo de Arquidamo, pero la ciudad
consideró que Agesilao era preferible, por su linaje y virtud, y lo
erigió rey. Y si fue considerado por los mejores digno del cargo más
hermoso en la ciudad más poderosa, ¿qué clase de pruebas de su virtud,
en el período anterior a la toma del mando, se necesitan aún?
Información texto 'Agesilao'