El Sermón del Apocalipsis
José Fernández Bremón
Cuento
I
Mi infancia y estudios. — El abad y el moro madrileño. — Un milagro. — Murmuraciones de las viejas.
La primera vez que oí anunciar el fin del mundo tendría quince
años: terrible fue aquel día, y creí que, en efecto, el mundo acababa
para mí. Es verdad que entonces me parecía muy estrecho, porque sólo
había visto el terreno que se divisaba desde la torre del monasterio, a
cuyo pie se iba formando un pueblo, destruido antes de tener nombre. He
visitado después ciudades famosas, que no tenían bosques tan frondosos
ni campiñas tan alegres como las de aquel rinconcillo de la costa
poniente de Galicia. Murió aquel pueblo en su infancia, cuando el
convento reunía ya treinta monjes y el caserío había enviado a don
Sancho en su última guerra dos hombres de armas y ocho peones; y no
marchó a su frente el abad don Lupo, porque, habiendo engordado con la
edad, ya no cabía en su loriga. Por cierto que el buen monje se
consolaba de aquel contratiempo con el ejemplo del monarca, que, de puro
grueso, no podía en su juventud alzar los brazos, y tenía un criado
para que le rascase la cabeza; y estaban tan asustados los que vivían en
su palacio, que, oyendo una vez gran ruido en la cámara real, acudieron
despavoridos, y dijo a los suyos el jefe de los guardias:
—O ha estallado una rebelión, o ha estallado el rey.
Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 8 visitas.
Publicado el 11 de julio de 2024 por Edu Robsy.