La Hierba de Fuego
José Fernández Bremón
Cuento
Paco Silba y Bustinduy.
La Botánica, lo mismo que la Historia, ha tenido su mitología,
sus fábulas y sus maravillosas creaciones; áun recetan los médicos
algunas plantas cuyas virtudes resisten á la malicia de este siglo
incrédulo, como el árnica: no las nombro, porque no es mi ánimo atentar á
la reputacion de esos respetables vegetales, que ocupan honroso puesto
en la anaquelería de los drogueros y herbolarios: plumas algo más
revolucionarias que la mia relegarán al humilde empleo de ensaladas á
muchas hierbas que vende el boticario usurpando sus funciones á la
honrada verdulera. Contentémonos, por ahora, en no creer, como asegura
Nieremberg, que pueden nacer espinos en el vientre, como cuenta de un
pastor, añadiendo que todos los años florecia aquella planta : y
lamentémonos de que se haya concluido, y no se venda en nuestros
mercados, la fruta llamada mirbolanos, que, segun Ficino, prolonga la
vida y preserva de la vejez, si bien me inclino á sospechar que esa
fruta existe todavía, mirando á ciertas mujeres que hace veinte años
podian ser mis abuelas, y hoy pasarian fácilmente por mis hijas.
Otros autores más ó ménos graves que cita el reverendísimo P. Fuentelapeña, afirman cosas relativas á las plantas, no ménos admirables y estupendas. Solórzano habla de una hierba, que cuando pasa álguien cerca de ella, alarga una de sus varas y le sacude un garrotazo; figúrese el lector la situacion de un viajero extraviado en un bosque donde abundasen dichas plantas.
Dominio público
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Publicado el 29 de septiembre de 2022 por Edu Robsy.