El Paraíso de los Animales
José Fernández Bremón
Cuento
I
—Todas las criaturas reciben impresiones de lo sobrenatural, más o menos empequeñecidas, según su sensibilidad y facultades. Hasta las ostras que rociamos de limón tienen su ideal, su aspiración, o si quiere usted su Paraíso. Cuando yo era chinche, me paseaba en sueños sobre la inmensa espalda de un gigante dormido, y le sacaba a caños la sangre con una trompa de elefante.
—¿Dice usted que ha sido chinche? —exclamé, mirando a don Heliodoro con lástima y recelo.
—Y he sido cabra, pájaro y lagarto... No cavile usted. Los antiguos encantadores tenían el poder de transformar en animales a las personas; la ciencia humana había perdido aquel secreto y hoy lo ha recobrado y nos puede embrutecer de un modo científico.
Yo callaba y seguía mirando a mi amigo con asombro: éste lo notó.
Dominio público
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Publicado el 18 de julio de 2024 por Edu Robsy.