El Desafío
José Fernández Bremón
Cuento
I
—¡Samuel Leví!
—¡Señor!
—Llenadme otra vez de doblas esta arqueta. He perdido todo.
—Si su señoría me permite —dijo Samuel Leví, tesorero mayor del reino, inclinándose delante del que le había dado la orden.
—Seguid jugando, caballeros; no levantarse; que la diversión no se interrumpa.
Y abandonando su sitial el que así hablaba, irguió su alto cuerpo, y al aproximarse a una ventana del alcázar de Sevilla, quedaron a plena luz el blanco rostro, el cabello rubio y la enérgica mirada del rey don Pedro de Castilla, que tendría a la sazón veinticinco o veintiséis años de edad.
—¿Qué ocurre, Samuel?
—Acaba de llegar de Alfaro vuestro ballestero de maza Álvar Martínez.
—¿Trae algo?
—Sí, señor; un saco y una carta.
—¡Juan Diente! —dijo el rey a un ballestero que guardaba la puerta—. Coloca frente a mi sitial el saco y los papeles que ha traído Álvar Martínez.
Y mientras el soldado cumplía su orden, el rey dijo al hebreo:
—Hermoso jacinto tiene vuestro broche; bien se ve que es legítimo.
—Es piedra de poco valor.
—Os la compro.
—De poco valor decía para el vulgo; yo no la cambiaría ni por una de esas espadas jinetas que mandasteis fabricar en Sevilla con puño de oro y piedras. Es un gran recuerdo de familia. Eso en cuanto a vender; pero si vuestra señoría gusta del jacinto, todo lo mío es de mi rey si lo quiere... de balde o a bajo precio.
—Sí; lo quiero.
—¿De balde o a trueque?
Dominio público
4 págs. / 8 minutos / 5 visitas.
Publicado el 1 de agosto de 2024 por Edu Robsy.