Un Artista
José María de Pereda
Cuento
—¡Gusta usted que le sirva, cabayero!
—Sí, señor.
—Sírvase usted tomar asiento aquí...
—¿Qué va a ser?
—¿Cuál?
—Digo si gusta usted cortarse, rizarse...
—Quiero que me afeiten.
—Al momento, cabayero... ¿Le gusta a usted así el respaldo? ¿Quiere usted que le suba... que le baje?
—No, señor.
—Muy bien. ¿Fría o caliente?
—Como a usted le dé la gana, con tal que me afeite pronto y bien.
—¡Oh!, como una seda, cabayero... Un poquito más alta la barbiya, si usted gusta... Así... ¡Qué calores tenemos, eh? ¡Cómo se estará asando aquel Madrí!... ¿Hace mucho que no ha estado usted por Madrí, cabayero?
—Y ¿qué sabe usted si yo he estado allá alguna vez?
—¡Oh!, yo le conozco a usted.
—Pues que sea por muchos años.
—Sí, señor. Cuando vino usted a cortarse el pelo anteayer, me lo dijo el chico que le sirvió a usted.
—Es decir, que es usted nuevo en esta peluquería.
—Ocho días hace que llegué de Madrí.
—Como en verano se aumenta la parroquia...
—No, señor: yo he venido de placer; quiero decir, a baños.
—Vamos, afeita usted por recreo.
—Hágase usted cuenta que sí; porque lo que sucede es de que al saberse que yo había venido, me solicitó el maestro; y yo, por hacerle un favor...
—Ya lo comprendo.
—Como a mí, en dejándome tiempo para bañarme, una hora para el café y otras dos para ir con los amigos al paseo, no me hace falta el resto del día...
—¿Y todos los años viene usted a bañarse aquí?
—No, señor. Ésta es la primera vez; pero otros amigos de mi arte han venido otros veranos, y me han hablado muy bien de este pueblo. Lo demás, yo siempre he salido a San Sebastián. Hay muy buena sociedad allí.
—¿De modo que usted no piensa quedarse todo el año en esta barbería?
Dominio público
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Publicado el 17 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.