Yo Soy un Corazón
José Nogales
Cuento
En la revuelta de un sendero que no sé adonde va, hallé un pobre hombre. Uno más, porque pobres hombres lo somos todos.
Vestía severamente, y su amplio y negro levitón se cerraba desde el cuello a las rodillas con cierta cautela decorosa. Tenía esa equívoca edad que puede señalarse con varias cifras: cuarenta y cinco, cincuenta, cincuenta y tres…. La barba entrecana, el pelo largo y descuidado, la mirada clara, la frente serena.
–¿Va usted al Sanatorio?
–No, señor –le contesté.
–¡Es lástima, porque usted también padece!
–¿De qué?
–De lo que padecemos todos los de ese Sanatorio.
Con una disimulada inquietud eché una rápida ojeada por mis achaques. ¡Qué nueva cosa tendré yo, Dios mío!
Hablamos; al principio, la charla fue algo incoherente y trivial.
–¿Muchos enfermos?
–Bastantes.
–¿Buenos médicos?
–Ninguno.
–¡Hombre!
–Aquí cumplimos enteramente el precepto evangélico.
–No veo la relación……
–Lo que usted no sabe es el sistema. ¿Qué ha dicho Jesús? “Dejad a los muertos que entierrren a sus muertos”
–Justo.
–¿Y qué deduce usted?
–Yo, nada.
–Los muertos antes de serlo son enfermos: así es que hay que dejar a los enfermos que los curen sus enfermos. La cosa es terminante.
–Estoy convencido… aunque no iniciado.
–Ya le iniciaremos. Por lo pronto, aquí nadie nos oye, le confiaré un secreto: ¡Yo soy un corazón!
José Nogales y Nogales, cuento
Dominio público
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Publicado el 12 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.