Textos más largos de Joseph Sheridan Le Fanu publicados el 24 de octubre de 2017 | pág. 2

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autor: Joseph Sheridan Le Fanu fecha: 24-10-2017


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Misterio en la Casa de los Azulejos

Joseph Sheridan Le Fanu


Cuento


I

La vieja Sally siempre ayudaba a su joven ama cuando ésta se preparaba para ir a la cama. No es que Lilias necesitara ayuda, pues poseía las virtudes de la limpieza y la diligencia y sólo molestaba a la buena anciana lo suficiente para que no se considerara un trasto inservible.

A su manera tranquila, Sally hablaba por los codos y conocía toda suerte de cuentos antiguos de aventuras y misterios que ayudaban a Lilias a dormirse placenteramente, pues sabía que no tenía nada que temer mientras viera a la vieja Sally sentada con su labor junto al fuego y oyera el ligero ruido que hacía su padre, el párroco, al subirse a la silla, como era su costumbre, para alcanzar los libros de la estantería (tranquilizante prueba de que el afable y solícito guardián de la casa estaba despierto y atareado).

La vieja Sally estaba contando a su joven ama, que unas veces escuchaba embobada y otras se perdía hasta cinco minutos seguidos de su amable cháchara, cómo el joven Mr. Mervyn se había mudado a la vieja y embrujada Casa de los azulejos, «allá en Ballyfermot», sin que, inexplicablemente, nadie le hubiera advertido acerca de los arcanos peligros que allí le aguardaban.

Ésta se hallaba situada junto a un solitario recodo de la estrecha carretera. Lilias se había asomado a menudo al camino de entrada —corto, recto y herboso— para divisar el viejo caserón, que, así le habían contado desde niña, habían ocupado inquilinos misteriosos y había sido escenario de peligros preternaturales.

—En nuestros días, Sally, hay personas que se llaman librepensadoras y no creen en nada, ni siquiera en los fantasmas —dijo Lilias.

—Pues le aseguro, Miss Lilly, que la casa a la que se ha ido a vivir ahora lo curará rápidamente del libre pensamiento, si es cierto la mitad de lo que cuentan —contestó Sally.


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15 págs. / 27 minutos / 185 visitas.

Publicado el 24 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

El Gato Blanco de Drumgunniol

Joseph Sheridan Le Fanu


Cuento


¡Quién no ha oído contar de niño la famosa historia de la gata blanca! Pero yo voy a contar aquí la historia de un gato blanco muy distinta a la de la amable y encantada princesa que tomó este disfraz durante una temporada. El gato blanco del que voy a hablar es un animal mucho más siniestro.

El que viaja de Limerick a Dublín, tras dejar atrás las colinas de Killaloe a la izquierda, cuando el monte Keeper se yergue a su vista, se va viendo gradualmente rodeado, a la derecha, por una cadena de colinas más bajas. En medio se extiende una llanura ondulada que se va hundiendo paulatinamente hasta un nivel inferior al del camino, cuyo carácter agreste y melancólico alivia algún que otro seto desparramado.

Uno de los pocos habitáculos humanos que proyectan hacia lo alto sus columnas de humo de turba en medio de esta llanura solitaria es el construido con tierra y de techumbre malamente cubierta de paja de un «granjero duro», como llaman en Munster a los más prósperos de los labriegos. Se asienta en medio de un racimo de árboles junto al borde de un riachuelo serpenteante, a medio camino entre las montañas y la carretera de Dublín, y durante muchas generaciones ha dado cobijo a una familia de apellido Donovan.

Lejos de allí, deseoso de estudiar varios legajos irlandeses que habían caído en mis manos, y tras preguntar por algún profesor capaz de instruirme en la lengua irlandesa, me recomendaron a un tal Mr. Donovan, personaje soñador, inofensivo y muy instruido.

Descubrí que había estudiado con una beca en el Trinity College de Dublín. Ahora se ganaba la vida dando clases, y supongo que la índole especial de mi estudio debió de estimular su amor patrio, pues me confió muchos pensamientos suyos largo tiempo callados y muchos recuerdos de su terruño y de sus primeros años. Fue él quien me contó esta historia, que intentaré repetir aquí, de la manera más fiel posible, con sus mismas palabras.


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Publicado el 24 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Dickon el Diablo

Joseph Sheridan Le Fanu


Cuento


Hace unos treinta años dos solteronas ricas y viejas me eligieron para que visitara una propiedad en esa parte de Lancashire que está cerca del famoso bosque de Pendle, con el que tan agradablemente nos hemos familiarizado gracias a la obra del señor Ainsworth, Las brujas de Lancashire. Tenía yo que hacer la partición de una pequeña propiedad, formada por una casa con la tierra solariega, que mucho tiempo antes habían recibido como coherederas.

Los últimos sesenta kilómetros del viaje me vi obligado a realizarlos en posta, principalmente por atajos poco conocidos, y todavía menos frecuentados, que presentaban paisajes extremadamente interesantes y hermosos. La estación en la que viajaba, principios de septiembre, mejoraba el pintoresquismo del paisaje.

Nunca había estado en esa parte del mundo; me han dicho que ahora es mucho menos salvaje, y en consecuencia menos hermosa.

En la posada en la que me detuve para cambiar los caballos y cenar algo, pues pasaban ya de las cinco, encontré que el hospedero, un tipo robusto que tenía, según me dijo, sesenta y cinco años, era de una benevolencia fácil y charlatana, que deseaba distraer a sus huéspedes con cualquier charla y para el que la menor excusa bastaba para que se pusiera a fluir su conversación sobre cualquier tema que a uno le complaciera.

Tenía yo curiosidad por saber algo sobre Barwyke, nombre de la casa y las tierras a las que me dirigía. Como no había ninguna posada a algunos kilómetros de ella, había escrito al administrador para que me alojara allí, lo mejor que pudiera, por una noche.

El hospedero de «Three Nuns», que tal era el cartel bajo el que entretenía a los viajeros, no tenía mucho que contar. Hacía ya veinte años o más desde que había muerto el viejo Squire Bowes, y nadie había vivido allí desde entonces salvo el jardinero y su esposa.


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13 págs. / 23 minutos / 202 visitas.

Publicado el 24 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

El Fantasma y el Colocahuesos

Joseph Sheridan Le Fanu


Cuento


Mientras echaba un vistazo a los papeles de mi ínclito amigo Francis Purcell —que Dios tenga en su santa gloria—, que durante casi cincuenta años había desempeñado la ardua tarea de párroco en el sur de Irlanda, me tropecé con el documento que adjunto más adelante. Es un documento más entre otros muchos parecidos, pues nuestro párroco era un concienzudo coleccionista de antiguas tradiciones locales, en que abundaba la región donde residía. La recogida y ordenamiento de tales leyendas era, todavía lo recuerdo, su principal hobby; pero yo nunca había sabido que su afición a lo maravilloso y lo fantástico lo había llevado a poner por escrito los resultados de sus investigaciones hasta que, en mi calidad de «legatario residual», su testamento dejó en mis manos todos sus documentos manuscritos. A quienes piensen que la redacción de tales escritos desentona con el carácter y modo de vida de un cura de pueblo no les vendría mal recordar que existió una raza de sacerdotes —los de la vieja escuela, una raza ahora prácticamente desaparecida— cuyos hábitos y gustos literarios eran en muchos aspectos más refinados que los de los estudiantes de Maynooth.


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11 págs. / 20 minutos / 151 visitas.

Publicado el 24 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

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