Regreso
Juan José Morosoli
Cuento
Estaba fumando, sentado frente a la puerta, mirando hacia el mar donde moría la calle entre latas viejas y montones de basura. Como siempre. Cuando los tres compañeros están en la pieza él sale a la puerta a mirar el lugar donde muere la calle. Esto porque es poca prosa y porque lo único que tiene de común con los otros de la pieza, que alquilan juntos "porque una pieza para él sólo es mucho lujo". Los otros siempre juntos, conversando. Son conversaciones enredadas como de mujeres. Después está el Frigorífico lleno de hombres. El tranvía lleno de hombres. La casa donde come llena de hombres conversando. Y después la radio.
* * *
Una mañana se encontró con Alvariza. Este es un viejo amigo de su
pago, allá por Carapé, donde hay talas, piedras y cañadas. Es un hombre
conversador, un "desasosegado" que ha trabajado en mil cosas
diferentes, que ha vivido en mil pagos. Bien en todos. Un "sin pago"
según Almada. una vez se lo dijo y Alvariza contestó:
—No hermano... De todos los pagos.
* * *
—Viene siendo lo mismo —le respondió el. Ahí anda la
conversación. Que "allá esto y aquello", dice Alvariza. Que "aquí esto y
lo otro", responde Almada.
—¿Vivís solo?
Contesta que sí, pero se corrige en seguida:
—Semos cuatro en la pieza... Aquí te come el alquiler...
—Entonces estarás bien... ¡cuatro!
—No, eso no. ¿Va una a hablar con tres, de todo? Además, ¿va un hombre a aguantar lo que conversan tres? ¿Y bobadas?...
Alvariza ría y responde:
—Bueno, ¡pa hacerte hablar a vos!...
Se callan. Alvariza contenido por la respuesta seca de Almada y éste porque no tiene nada que decir.
Alvariza comprende que el amigo está desconforme con la vida. Algo hay en su actitud que se lo dice. Y como es hombre de "pienso y digo", le sale con esto:
—Pero entonces, ¿por qué te viniste?
Dominio público
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Publicado el 24 de febrero de 2025 por Edu Robsy.