El Guante Negro
Juana Manuela Gorriti
Cuento
I. La prenda de amistad
Era una de esas deliciosas noches del país argentino. La luna bañaba con sus blancos rayos las encantadas riberas del Plata y hacía brillar entre la sombría verdura de los huertos y alamedas de las mil bellísimas quintas, y los palacios de campo que circundan Buenos Aires. Aunque la hora no era avanzada, todo estaba silencioso y desierto en derredor de la gran ciudad, y sólo se oía el murmullo de las ondas del vecino rio, y el silbido del viento entre las hojas de los sauces.
De repente vino a mezclarse a estos rumores de la naturaleza una voz humana, una divina voz de mujer, que elevándose suave y cautelosa del fondo de una de esas espesas avenidas de árboles, comenzó a cantar con indecible melodía aquella adorable música de Julieta y Romeo.
—Sei pur tu che ancor rivedo?
El canto fue interrumpido por el ruido de un carruaje que se acercaba.
Una elegante berlina se detuvo al pie de la escalinata de una quinta. Un cazador vestido de lujosa librea abrió la portezuela y presentó la mano a una bella joven de talle esbelto y flexible, de mirada rápida e imperiosa, que saltando del estribo, ligera como un pájaro, subió las gradas de la escalinata, y entró en el vestíbulo.
A su vista, el portero que velaba en la primera antesala, se inclinó profundamente.
—Amigo mío —le dijo ella, paseando en derredor su inquieta mirada—: ¿duerme su joven amo de usted?
—Mi amo está herido, señora, y…
—Lo sé, lo sé, y por eso estoy aquí. Condúzcame usted a su cuarto.
Dominio público
22 págs. / 40 minutos / 272 visitas.
Publicado el 2 de enero de 2021 por Edu Robsy.