Textos más vistos de Julio Verne publicados por Edu Robsy | pág. 7

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autor: Julio Verne editor: Edu Robsy


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Segunda Patria

Julio Verne


Novela


PREFACIO

Por qué he escrito Segunda Patria…

Los Robinsones han sido los libros de mi infancia, y han dejado en mí recuerdo imperecedero, afirmado en mi alma por las repetidas lecturas que de ellos he hecho. Y hasta puedo asegurar que otros libros modernos no han producido en mí la impresión que los de mi primera edad. No es extraño que mi gusto por este género de aventuras me haya llevado, instintivamente, al camino que más tarde debía seguir. Por esta razón he escrito Escuela de Robinsones, La isla misteriosa y Dos años de vacaciones, cuyos héroes son próximos parientes de los de De Foe y Wyss. Tampoco extrañará a nadie que yo me haya entregado por completo a la obra de los Viajes extraordinarios.

Los títulos de las obras que con tanta avidez leía acuden a mi memoria: el Robinsón de doce años, de madame Mollar de Beaulieu, el Robinsón de las arenas del desierto, de madame de Mirval. Y, semejantes a éstos, las Aventuras de Robert, de Louis Desnoyers, que publicaba el Diario de los niños, con otros muchos libros que jamás olvidaré.

Vino después el Robinsón Crusoe, esa obra maestra, a pesar de no ser más que un episodio en la larga y fastidiosa narración de De Foe. Y, en fin, El cráter de Fenimore Cooper aumentó mi pasión por los héroes de las islas desconocidas del Atlántico o del Pacífico.


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383 págs. / 11 horas, 10 minutos / 195 visitas.

Publicado el 16 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Un Drama en Livonia

Julio Verne


Novela


I. FRONTERA FRANQUEADA

Aquel hombre estaba solo en la oscuridad de la noche. Caminaba con paso de lobo entre los bloques de hielo almacenados por los fríos de un largo invierno. Su pantalón fuerte, su khalot, especie de caftán rugoso de piel de vaca, su gorra con las orejeras bajas, apenas le defendían del viento. Dolorosas grietas resquebrajaban sus labios y sus manos. Los sabañones mortificaban sus dedos. Andaba a través de la oscuridad profunda, bajo un cielo cubierto de nubes bajas que amenazaban con copiosa nevada, a pesar de que la época en que comienza este relato era los primeros días de abril, si bien a la elevada latitud de 58 grados.

Se obstinaba en seguir andando. Después de una parada, tal vez se viera imposibilitado de continuar su marcha.

Sin embargo, a las once de la noche aquel hombre se detuvo; no porque sus piernas se negasen a seguir, ni porque le faltase el aliento ni sucumbiese al cansancio. Su energía física era tan grande como su energía moral. Con voz fuerte, en la que vibraba un inexplicable acento de patriotismo, exclamó:

—¡Al fin! ¡La frontera! ¡La frontera de Livonia! ¡La frontera de mi país!

Y con profunda mirada abrazó el espacio que se extendía ante él al oeste. Con pie seguro golpeó la blanca superficie del suelo, como para grabar su huella en el término de aquella última jornada.


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175 págs. / 5 horas, 7 minutos / 126 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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