Dedicatoria
Á Su Alterza Real el Serenísimo
Señor Príncipe de Asturias,
Don Alfonso de Borbón y Battenberg.
Señor:
Hace cerca de veinte años que escribí estas páginas para S. M. el
Rey D. Alfonso XIII, vuestro augusto padre. Permitidme, Señor, que, al
reimprimirlas hoy, las dedique á V. A., deseoso de que arraigue en
vuestra alma, tan honda y fructuosamente como arraigó en vuestro padre,
la sencilla y sublime idea de la verdadera fraternidad humana.
Que Dios bendiga á V. A. como de todo corazón lo pide diariamente, su affmo. en Cristo,
Luis Coloma, S. J.
Ratón Pérez
Sembrad en los niños la idea, aunque no la entiendan: los años se
encargarán de descifrarla en su entendimiento y hacerla florecer en su
corazón.
Entre la muerte del rey que rabió y el advenimiento al
trono de la reina Mari-Castaña existe un largo y obscuro período en las
crónicas, de que quedan pocas memorias. Consta, sin embargo, que
floreció en aquella época un rey Buby I, grande amigo de los niños
pobres y protector decidido de los ratones.
Fundó una fábrica de muñecos y caballos de cartón para los primeros, y
sábese de cierto, que de esta fábrica procedían los tres caballitos
cuatralbos, que regaló el rey D. Bermudo el Diácono á los niños de Hissén I, después de la batalla de Bureva.
Consta también que el rey Buby prohibió severamente el uso de
ratoneras y dictó muy discretas leyes para encerrar en los límites de la
defensa propia los instintos cazadores de los gatos: lo cual resulta
probado, por los graves disturbios que hubo entre la reina doña Goto ó
Gotona, viuda de D. Sancho Ordóñez, rey de Galicia, y la Merindad de
Ribas de Sil, á causa de haberse querido aplicar en ésta las leyes del
rey Buby al gato del Monasterio de Pombeyro, donde aquella Reina vivía
retirada.
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