Textos más populares este mes de Manuel Payno etiquetados como Cuento publicados el 19 de noviembre de 2020

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autor: Manuel Payno etiqueta: Cuento fecha: 19-11-2020


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La Hilandera

Manuel Payno


Cuento


En México, donde la historia no ha hecho adelantos sino de muy poco tiempo a esta parte, las mujeres han sido admirables por su talento para las obras de manos. Hace veinte años no podía concebirse que la manta, por ejemplo, se fabricase sin el auxilio de las manos y de los pies de una persona. Por supuesto los carretes de hilo y la hilaza eran un objeto de admiración y de curiosidad para el vulgo, cuando en sus ratos de conversación solían preguntarse cómo harían el hilo los extranjeros. Las primeras máquinas de hilados y tejidos en la república causaron una grande sorpresa, y al ver ese movimiento regular, uniforme y metódico de los telares, al contemplar que lo que antes se hacía con las manos era perfectamente suplido por las piezas de hierro, se creía que era obra de magia y que sólo el diablo podía inventar cosas de esta naturaleza.

Antes de que la industria hiciese estos progresos, se tejían finísimos rebozos de seda y de hilo de bolita, y es bastante sabida la fama de los ataderos, ceñidores, frazadas, jorongos y otros efectos de algodón y de lana. Para preparar las primeras materias, es decir, para reducir a hilo el algodón o lana, se servían de unos tornos, que consistían en un banco, montada en una extremidad una rueda y en la otra unas carretillas, por cuyo centro pasaba un malacate. Una cuerda servía de medio de movimiento. Resultaba un trabajo sumamente pesado y una obra muy imperfecta. Las mujeres se dedicaban de preferencia a esta ocupación, y ganaban con esto una honrada subsistencia.

La lámina que se acompaña a este artículo da una idea cabal de una hilandera. Aseadas, con su curioso traje nacional, han formado hasta cierto punto una clase privilegiada, por sus costumbres morigeradas y su constante laboriosidad, y su rarísima habilidad en las manufacturas.

M. P.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Semana Santa

Manuel Payno


Cuento


¡Eh, señores, acabó el tiempo de la diversión y la holganza! Los teatros están cerrados, los toros cesan de ser martirizados en la famosa cuanto viejísima plaza del renombrado don Manuel Barrera, y ahora sigue el tiempo de la penitencia y de los refrescos. Las amables vendedoras de chía y orchata del portal de las Flores vuelven a instalarse en él, y se aproxima ya el tiempo santo en que se recuerdan los sublimes misterios de nuestra religión. Las iglesias se llenan de piadosas ancianas a escuchar cada viernes los sermones, y los venerables hermanos de las cofradías, con sus capas con vueltas y cuello de terciopelo encarnado acuden a los ejercicios nocturnos a darse suaves azoteras sin dejar de guardar las pesetas, como Dios manda.

¿Pero cree el piadoso lector que todo es piedad y devoción en esta gran ciudad de los Moctezumas, en tales días?… Al contrario, es una diversión anual religiosa, para la cual se hacen siempre en lo interior de las familias grandes preparativos… Las gentes que todo el año han acostumbrado su caldo con limón a medio día, y su molito de pecho para la cena, encuentran un positivo placer en sustituir a estos días los manjares acostumbrados con la capirotada y la sopa de frijoles, el revoltijo de romeritos, la torta de camarones, y en algunas partes el lujo llega hasta poner lonjas envueltas en huevo de saladísimo pescado róbalo y ensalada de lechuga o coliflor. Sólo los ricos suelen indigestarse con la comida de vigilia; y por sí y ante sí, y protestando que reconocen al papa, se dispensan de la vigilia.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

El Ómnibus de Tacubaya

Manuel Payno


Cuento


Uno de tantos días entré, como tengo de costumbre, a tomar el famoso beef-steak de Paoli. Todo el mundo que vive en México, y aun muchos foráneos, saben que el café de Paoli, uno de los más elegantes y concurridos de la capital, está situado en la calle de Plateros, y que se sirve en él a todas horas el delicado y sustancioso plato referido, por lo que me tomo el trabajo de recomendar a los gastrónomos lectores, que cambien sus tres y medio o cuatro reales por tan agradable mercancía, y sigo con mi cuento.

Entré como digo, y apenas me hube instalado en una mesa, cuando se presentó un mozo bastante aseado, con una servilleta, una copa, un cubierto y una torta de pan, diciéndome con risa picaresca:

—¿Bistec, señor?

—Sí, pero recomienda al cocinero que esté blando.

—¿Y tortilla?

—También.

—¿Y costillas?

—¡Hombre!

—¿Y café?

—Veremos…

—Pedro, Pedro —gritó un cofrade que estaba sentado en otra mesa.

—Voy allá, señor.

—Pedro —gritaron de la pieza de adentro.

—Pedro —exclamó otro joven elegante que entraba.

—En esto tocaron en la cantina la campanilla, para que vinieran otros criados en auxilio de Pedro; y éste, repitiendo bistec y tortilla, desapareció como una exhalación.

A poco se oyó el eco sordo de la voz de Pedro, que daba sus órdenes en la cocina: «Cinco bisteces con papas, dos tortillas y cuatro costillas».

Mientras traían el almuerzo, me acerqué a una mesa a tomar unos periódicos.

—¿Qué va usted a hacer? —me dijo un viejo regordete de antiparras cabalgando sobre la ternilla de la nariz.

—A entretener un rato el tiempo recorriendo los periódicos entre tanto…

—¡Disparate! Nada traen estos papeles que merezca atención.

—No obstante, veremos El Diario…


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

El Portal

Manuel Payno


Cuento


No hay cosa más difícil que comenzar un artículo de costumbres, una poesía, una oración cívica, o cualquier cosa en que se necesite forzosamente disponer a los lectores a que usen de benevolencia con el autor y a que escuchen con paciencia, ya que no con placer, los diálogos entre las vecinas de la casa de los Dolores, las quejas contra el rigor de una querida o contra las inclemencias del destino, o los padecimientos de los héroes de la libertad, que aunque muy sublimes, los sabe ya todo el mundo, adornados de la poesía o prosa con que los han revestido los oradores anuales.

¿Es introducción ésta? Todo tiene, menos eso; pero llevaba yo media hora de estar con la mano en la mejilla sin poder escribir una silaba, y era fuerza comenzar. Me ocurre que si yo hubiera viajado por Florencia, por Parma o por Milán, quizá esas ciudades tendrían portales de mármoles, y en esos portales pasarían cosas bonitas, cuya descripción serviría de exordio o introducción a este artículo, en vez de traer por los cabellos a las oraciones cívicas y a las poesías. Si fuera anticuario, podría también explicar si los romanos fueron los primeros que construyeron los portales, o fueron los griegos, los godos o los persas; pero ni anticuario ni viajante, sólo puedo decir que en un portalito de Santa Anita sostenido con puntales y cuñas, pasan la noche los indios que se embriagan; que el portal de Toluca estaba ocupado en un día de Muertos sólo por mi elegante persona, y la más elegante de un nevero que quería se refrescaran los transeúntes en el mes de noviembre; y por último, que en el portal de San Juan del Río se sienta una mujer delante de un hachón con una olla de atole de anís y otra de tamales, y que también mi elegante persona, unida a la de otros jóvenes de capa romana, tomó su atole y sus tamales, y por poco le cuesta bajar a la negra, hórrida, lívida, tétrica y melancólica tumba.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Los Ministerios

Manuel Payno


Cuento


Dicen que en Europa se llama lisa y peladamente ministerio, a la reunión de todos los miembros que se hallan encargados de los ramos de administración pública, y dicen también que esto es porque generalmente el hombre más influyente lleva la voz en los asuntos, y así se dice ministerio Mole, ministerio Mendizábal, etcétera. Si es esto verdad o no, díganlo los que han estado en Europa y han echado una ojeada al estado político de aquellos países. Aquí no sucede eso. Los cuatro ministros han conservado la independencia de sus funciones y obedecen y mandan a la vez, y sus nombres se imprimen con letra bastardilla en los diarios, sin que los redactores de ellos hayan tenido hasta hoy motivo para encabezar la parte política con «actos del ministerio fulano», sino actos del gobierno, y luego: «Cámara de Representantes y Corte Suprema de Justicia». Esto ha sucedido desde el establecimiento de la libertad, y la base de ella y de la Constitución, ha estado y está indicada en todos los periódicos.

Cada ministerio, pues, tiene una fisonomía particular en sus labores, en sus maneras, en sus empleados y en sus pretendientes.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Historia Verdadera

Manuel Payno


Cuento


Dos jóvenes románticos

Era una tarde nublada; el sol se había ocultado entre las nubes, y se reflejaba en las aguas del Sena un cielo opaco y triste: un joven de dieciséis a veinte años estaba en pie en un puente con los ojos fijos en el río; en sus siniestras miradas se advertía que luchaba con una grande agitación, y padecía su alma violentos combates. Una mano que le tocó al hombro suavemente le arrancó de su meditación.

—Amadeo, ¿qué te ha sucedido? ¿En qué piensas?

—Pienso, Eduardo, en este momento remover con mi cuerpo las aguas tranquilas del Sena.

—Loco, ¿tú te chanceas? No serías capaz de hacerlo.

—¿Que no sería? ¡Oh!, si tú quieres presenciarlo, no gustaré morir dejando la fama de embustero o charlatán.

Y al decir esto hizo un hincapié para precipitarse en el río; pero su compañero logró asirlo de un faldón de su huácaro; el cuerpo de Amadeo estaba balanceándose, y su compañero hacía esfuerzos prodigiosos para sostenerlo, gritó, acudió gente y lograron poner en salvo al desventurado que estaba tan peleado con la vida.

Amadeo quedó sin sentido, respiraba apenas, y aunque se había resuelto al parecer con tanta frialdad, a perder la vida, se conocía en esto claramente el esfuerzo que hace el hombre sobre sí mismo al privarse de la existencia. Eduardo lo condujo a su casa, donde le suministró todos los auxilios necesarios para que recobrara el uso de los sentidos.

—Parece que te vas recuperando un poco, Amadeo —le dijo su amigo cuando lo vio entreabrir los ojos.

—Sí, algún tanto, Eduardo, gracias, gracias, es algo salada la maldita agua del Sena, y aún tengo el estómago lleno… Dios me ampare, qué agonía tan horrible se siente cuando uno se está ahogando: por cierto escogeré mañana otro género de muerte más violenta.

—Duerme, y descansa, Amadeo; cuando despiertes encontrarás tu estómago más vacío.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

El Pésame

Manuel Payno


Cuento


—Vamos, ¿es posible que no haya usted sabido la noticia tan infausta, amigo mío?

—¿Cuál?, diga usted

—¡Amigo mío! Don Nabor Alcayata ha muerto. ¡Pobrecito! ¡Dios lo tenga en su gloria! ¿No me ve usted de luto riguroso?

En efecto, el hombre que me hablaba estaba vestido de negro, o más bien de color de ala de mosca, y su gran frac de agudo faldón, su pantalón de tapabalazo, y su sombrero cónico en forma de shakó, indicaban perfectamente bien que si no pertenecía a esa sabia y bienaventurada generación de liones, sí era un buen vividor y seguro concurrente a los pésames, a los bautismos, a los velorios, a los días de santo, y a toda función donde hay algo que meter debajo de las narices.

—¿Con que me acompañará usted a dar el pésame a la señora doña Canuta, por la muerte de su esposo? —me dijo el viejo enlutado.

—Hay la dificultad —le contesté—, que no estoy de luto riguroso.

—En efecto, el chaleco es de raso negro, y ya sabe usted que las cosas que tienen lustre no son a propósito; pero eso se remedia muy pronto. En dos pasos va usted a su casa y se pone un traje, así como el mío, que aunque está un poco usado, es de paño de San Fernando; figúrese usted que el año de… cuando entró aquí el conde de Revillagigedo, me regaló mi padre este vestido que me sirvió para los lutos del… infante… ¡Oh, qué chocolate daban en los pésames en tiempo de Revillagigedo!

Diciendo estas palabras, mi hombre me condujo hasta la puerta de mi casa, y yo con la curiosidad de observar minuciosamente lo que pasa en una casa mortuoria, subí, y en un santiamén bajé con mi vestido negro sin lustre.


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Cacería de Venados en Orizaba

Manuel Payno


Cuento


¿Queréis gozar de un espectáculo nuevo y sorprendente? ¿Queréis admirar la agilidad y la destreza en manejar un caballo y un lazo? Pues bien, venid al Nuevo Mundo, a estas tierras cubiertas de un cielo purísimo y bordadas de una eterna primavera; colocaos en una eminencia de las lomas inmediatas a Orizaba, sufrid por unos momentos el sol de los trópicos, y observaréis cómo se hace la caza de los venados en estas regiones. Entre tanto os describiré como pueda, el cuadro.

Son poco más de las doce del día, el sol lanza perpendicularmente sus rayos, la atmósfera está diáfana, el cielo azul y transparente, está salpicado de una que otra nubecilla de oro; y del campo tranquilo y silencioso, sólo se levanta de cuando en cuando una delgada y graciosa columna de polvo rojo que se deshace y se pierde en el viento.

Por la izquierda veis una loma cubierta de verdes matorrales, donde se abrigan esos insectos zumbadores que llaman chicharras: detrás de esa loma hay otra más lejana que en la parte alumbrada por el sol es de un verde cerrado, mientras en la de la sombra es de azul oscuro: detrás de esta loma hay todavía otra más alta, de forma más caprichosa y con las tintas verdes y azules más desvanecidas y suaves. A la derecha veréis allá a lo lejos otro cerro eriazo y sin vegetación, a cuyo pie se observan unos cuantos árboles y una pequeña casa. Por en medio de estas lomas se abre paso el camino y lo divisaréis torcido, caprichoso, enroscado muchas veces como una gran serpiente perderse entre la bruma encendida del horizonte de los trópicos.


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Costumbres Políticas

Manuel Payno


Cuento


¡Ya soy de oposición!

¿Qué es la oposición en México?… ¿Es moda, es costumbre, es virtud?… La oposición es oposición y existe de hecho.

¿Qué objeto tiene la oposición? ¿Va animada del bien, quiere siempre el progreso cuando triunfa, adopta las buenas ideas del gobierno que derribó y mejora la posición de los ciudadanos?…

La oposición es oposición y existe de hecho, y plegue a Dios que no existiera de hecho. Preguntemos a los mineros de Guanajuato qué tal les parece la oposición que hace Paredes. Que digan los que están temiendo ser machucados por una bala, qué tal es la oposición. ¡Oh!, magnífica es la oposición, particularmente para los pobres que mueren en el campo de batalla por influjo de las balas de la oposición, o se quedan a perecer porque la oposición no les ha dejado cara en que persignarse.


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Para Mañana

Manuel Payno


Cuento


Cuando tengáis un poco de dinero desocupado, queridos lectores, y la resolución suficiente para exponeros al vómito de Veracruz y a los caprichos de ese pícaro mar, que algunas veces es más inconstante que una coqueta de quince años, dad una vueltecita por el extranjero. Si vais a los Estados Unidos, veréis entre otras cosas curiosas, atropellarse los hombres y las mujeres en los caminos de fierro, en los vapores, en las diligencias, en el teatro, en las calles; y si queréis la explicación de toda esta barahúnda, observad que todo lo hacen hoy. La mujer enamorada se casa hoy; el ladrón ratero es arrestado hoy; el comerciante concluye su negocio hoy; el proyectista realiza su proyecto hoy. En Inglaterra ya se sabe que es lo mismo, y ninguno de los nobles lores guarda sus vinos para mañana, sino que se los beben todas las tardes.

Pero los descendientes de los antiguos hidalgos españoles, vivimos muy despacio y muy a la bartola, para apresurarnos a concluir nuestros negocios hoy.

Si va un pretendiente al ministerio a agitar el despacho de la centésima solicitud que tiene presentada, para que le paguen íntegro por haberse incorporado en la Villa de Guadalupe con el ejército Trigarante, el oficial, agobiado de fatiga, teniendo con una mano que manejar los papeles, mientras con la otra se limpia los dientes con un popote, pues acaba de almorzar, le dice:

—Es imposible despachar a usted, amigo mío; tengo un mundo de quehacer, y los papeles me ahogan. Son las dos de la tarde, y no hay tiempo para nada. Me voy a acordar con el ministro.

—Señor: con ésta van treinta solicitudes que presento, y todas se han perdido.

—Pues bien, para mañana sin falta buscaré la solicitud.

—Y ¿cuándo estará despachada?

—Para mañana también.

—Es decir, que confío en que usted…


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

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