J. W. y F.
Miguel de Unamuno
Cuento
Érase una vez en mi mollera un hombre joven, rico, muy rico, inmensamente rico y suficientemente loco para no parecerlo. Había mandado construir una alta aguja, por cuyo ancho ojo, bordado de arabescos y filigranas, hizo pasar toda una recua de camellos mientras decía: «Es cuestión de dinero, resolverse a gastar y poder dar en el precio.»
J. W. y F. era un joven rico y loco; tuvo amores y enflaqueció; los dejó y volvió a engordar, y nada sacó en limpio y si mucho en sucio; gozó y se aburrió. Viajó mucho, pero muy mucho; desde su patria imaginaría hizo sobre todo dos viajes, a Jerusalén uno y a Vitigudino el otro, y de vuelta recorrió toda la Europa, dejando de sus viajes estas notables
Memorias
«¡Cuántos hombres he visto, con qué diversos trajes, todos
diferentes y todos ridículos! ¡Cuántos distintos lenguajes he oído, yo
que apenas entiendo el mío! ¡Cuántas mujeres guapas y cuantas más feas!
Como iba muy deprisa, no pude verlas despacio. ¡Cuántos pueblos, los
unos viejos, los otros nuevos, aseados estos y cochinísimos aquéllos!
¡Cuántos puentes he pasado! ¡En cuántas fondas y cuán diversos platos he
comido, sin sufrir jamás una indigestión! ¡Cuántos paisajes, con sus
árboles y sus animales! Pero, sobre todo, ¡qué bien, que bien he dormido
en las blandas camas de las fondas o en los sleeping cat después de un
día agitado! Lo mejor de todos mis viajes han sido los sueños sin
ensueño; lo más hermoso, la cama. ¡Europa, Europa! Toda te he visto y no
te admiro.»
Dominio público
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Publicado el 22 de mayo de 2021 por Edu Robsy.