Textos por orden alfabético de Nilo Fabra etiquetados como Cuento | pág. 2

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autor: Nilo Fabra etiqueta: Cuento


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La Locura del Anarquismo

Nilo Fabra


Cuento


Cartas del doctor Occipucio al abogado Verboso


Manila, 28 de Mayo de 18...

Al dar fondo en este puerto, tomo la pluma, mi querido amigo, para reiterarle el testimonio de la gratitud más sincera y de la admiración más entusiasta por el grande y nunca, como se debe, bastante alabado servicio que la elocuencia arrebatadora de usted prestó a la noble causa de la ciencia y de la humanidad doliente.


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Publicado el 20 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

La Taza de Leche

Nilo Fabra


Cuento


Asturias es una de las comarcas de la Península ibérica más dignas de ser visitadas.

El viajero que recorra aquella privilegiada provincia, admirará por todas partes soberbios monumentos y venerandas ruinas, brillantes páginas de la gloriosa historia de la Reconquista; risueños valles circundados por elevadas y caprichosas montañas, en cuyas laderas la Naturaleza, pródiga y liberal, ha derramado sus variados y magníficos dones; bullidoras cascadas que se precipitan de las quiebras de las rocas, formando cristalinos arroyos y pausados ríos que culebrean por las verdes hondonadas; blancas y extendidas playas que en suave declive penetran en el mar, casi siempre agitado, flanqueadas por una costa, ya acantilada, ya compuesta de hacinados y cavernosos peñascos, contra los cuales se estrellan furiosas las olas; y, salpicados sobre tan hermoso panorama, ricos pueblos, risueñas aldeas, y pintorescos caseríos que habitan gente de cariñoso trato, alegre carácter y dulce lenguaje. Y mientras suspende los sentidos la contemplación de tantas bellezas, el aire puro del Océano, saturado de las emanaciones de una flora exuberante, renueva suave la escondida llama de la existencia, y un cielo rara vez despejado, con sus opacas nubes que se ciernen en el espacio, y sus flotantes nieblas que cortan el horizonte, convida blandamente a la concentración del espíritu y a ese apacible bienestar, a esa vaga transición que separa la vigilia del sueño; reflejo acaso de la eterna dicha que espera el alma, libre de sus carnales lazos.


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Publicado el 19 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

La Verdad Desnuda

Nilo Fabra


Cuento


Relación de un trapero

Primero fui bachiller, lo cual basta y sobra para ser hombre político, empleado después, que es lo mismo que decir español; pero le salió un sobrino a un subsecretario amante de su familia, y entonces la mano despiadada del destino me privó del mío.

Aburrido y cansado de pretender; con el hambre de media España, es decir, hambre de cesante; perdida por completo la esperanza de recoger una nueva credencial, vine a parar al bajo y humilde oficio de trapero: al fin todo es recoger.

Discurría por mi barrio noches pasadas, tartamudo en el andar, como quien va a pie por las enguijarradas calles de Madrid, fija la vista en el suelo como doncella de antaño, con más pensamientos y cavilaciones que un Ministro de Hacienda al preparar los presupuestos, con un gancho en la mano a guisa de fundador de sociedades de crédito, y con una carga al hombro más pesada que la de un marido con hijos muchos, esperanzas pocas y un empleo pretérito.

—¿Será posible —decía para mí— que la suerte no me depare algún venturoso hallazgo como el que tanto alegró el corazón de Sancho Panza en el de Sierra Morena? ¿Acaso ya no hay quien pierda el seso por mal de amores, hasta el punto de abandonar una maleta con un buen montoncillo de escudos de oro? ¡Oh felicísimo Sancho, que tras repetidos palos y aporreamientos, viniste a dar, si no con el verdadero fin de tus esperanzas, con algo que las hacía más llevaderas!

Pero ya que lo limitado de mis pensamientos no despierta en mí el deseo del gobierno de una ínsula, pretensión, por otra parte, fácil y hacedera en los benditos tiempos que corremos, otórgame al menos, ¡oh destino!, si es que tengo alguno, cosa que alivie la escasez que estoy sufriendo.


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Publicado el 20 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

Las Tijeras

Nilo Fabra


Cuento


A fines del siglo XIX eran inquilinos de una misma casa en Madrid dos jóvenes de veinte años: Pedro y Fortunato.

Vivía aquel en la buhardilla, sin más bienes de fortuna que el oficio de sastre, y este en el cuarto principal, disfrutando de una renta de cuarenta mil pesetas anuales que le legó un tío suyo; pero solo en usufructo, en títulos del cuatro por ciento interior perpetuo, o sea un capital nominal de un millón de pesetas.

La necesidad, eterno acicate del pobre, el temor de los azares y contingencia de lo porvenir y la propia satisfacción de la recompensa, eran poderosa parte para que Pedro, sin desfallecer un punto no se lo diese de reposo en su honrado oficio: mientras que Fortunato, sin el apremio de la lucha por la existencia, seguro de su renta, con ciega fe en la solvencia del Estado, ajeno a toda inquietud y zozobra, se entregaba a los frívolos placeres de una vida regalada y elegante, mirando con menosprecio al trabajo en sus múltiples manifestaciones.


* * *


Y pasaron cinco años y no estalló ninguna revolución, ni siquiera un pronunciamiento; las cosechas fueron abundantísimas; la exportación adquirió considerable incremento, se nivelaron los cambios, la circulación fiduciaria quedó reducida a sus naturales límites, y por primera vez gozó la nación de un buen gobierno.

El 4 por 100 interior subió sobre la par, y el Estado, siguiendo el ejemplo de Inglaterra, Francia y otros países prósperos, ofreció a sus acreedores el reintegro del capital o reducir la deuda del 4 a 3 por 100, y se llevó a cabo la conversión, dentro del derecho perfecto y con beneplácito general.

La renta de que Fortunato disponía en usufructo, quedó reducida a treinta mil pesetas. Cuando todo prosperaba, él, acreedor del Estado, venía a menos y veíase obligado a suprimir el coche.


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Publicado el 20 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

Lo Presente Juzgado por lo Porvenir

Nilo Fabra


Cuento


En el siglo XX


El vapor con sus múltiples aplicaciones constituyó la principal gloria del siglo XIX. La aplicación de la electricidad como fuerza motriz es, sin duda alguna, la verdadera causa del progreso que, en el orden material, hemos alcanzado en el siglo XX.

A los ferrocarriles, obras costosísimas y largas, particularmente en los terrenos quebrados, han sucedido las vías férreas aéreas, sostenidas por esbeltas columnas, sobre las cuales, salvando agrias pendientes que hacen innecesarios los túneles y las curvas, deslízanse coches colgantes arrastrados por aparatos eléctricos, con velocidad vertiginosa. Los buques de vapor, que requerían grandes depósitos de carbón y máquinas pesadísimas, han cedido el puesto a las ligeras naves que hoy surcan todos los mares, impulsadas por la electricidad acumulada, merced a un sencillo artificio que ocupa poco espacio y desarrolla considerable fuerza. Utilizada esta por todas las industrias y la agricultura, perfeccionados los procedimientos de la fabricación, reducidos en extremo los precios de transporte, los productos manufacturados y naturales han disminuido de tal suerte de su valor, que muchos de ellos calificados de lujo en el siglo precedente, se han puesto en el nuestro al alcance de las más modestas fortunas, demostrando así que artículos o mejoras que en una época se juzgan como exceso y demasía en el regalo, los convierte después la baratura en objeto de general consumo.


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Publicado el 20 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

Un Diálogo en el Espacio

Nilo Fabra


Cuento


¡Espíritu extraño a mi familia planetaria, que, como yo, vagas por la inmensidad buscando el término del pavoroso viaje de las almas, detén un momento el raudo vuelo y fija tu penetrante vista, ajena a las imperfecciones de los carnales sentidos, en aquel astro que frontero a nosotros se presenta, girando pausado al rededor de uno de los innumerables soles de la Vía Láctea!

—¡Sombra a la par que yo desvanecida de la materia, cuya cósmica unidad descubro claramente!, di, ¿por qué apartas mi atención, absorta ante las grandiosas maravillas del Universo, fijándola en cuerpo celeste tan raquítico, pobre y diminuto, sol extinguido, esqueleto de una estrella, pigmeo que pasea su mortaja por los insondables abismos del espacio?

—¡Ah! Aquel planeta fue mi patria.

—¿Tu patria? ¿Patria del espíritu un átomo?

—¡La patria del cuerpo que animé!

—Di mejor tu destierro.

—Treinta años vi correr en ella, ¡un instante apenas!, y siento el dolor de la partida.

—¡Cuán apacible deslizarase la vida del polvo animado en esa esfera, anónima para mí, cuando de tal suerte lloras su ausencia!

—La dicha, el placer, la bienandanza son allí risueñas ficciones: nombres, como la oscuridad, que afirman una negación.

—¿Que te aqueja, pues?

—El grato recuerdo de un ser amado.

—¿Luego existe la dicha?

—Existe el más dulce y cruel de los dolores.

—Me asalta el deseo de conocer mundo semejante. ¿Qué hiciste en tu sepulcro carnal? ¿A qué frívolos pasatiempos se entregaron tus iguales? ¿Cómo vive la materia en acción?

—¿Quieres saberlo? Sígueme y tus ojos te darán testimonio de ello. Trasladémonos sin tiempo alguno a la estrella Polar, y, merced a la lentitud de la luz, verás los reflejos de mi mundo, la Tierra, durante los treinta años que di vida a deleznable arcilla.

—Sea.


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Publicado el 19 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

Un Viaje a la República de Argentina

Nilo Fabra


Cuento


En el siglo XXI


Residía en Madrid. El reloj eléctrico y a la vez calendario perpetuo de mi despacho señalaba y anunciaba las 5 de la tarde del 9 de mayo de 2003. Me acerqué al teléfono y pedí comunicación telefónica y neumática con la Compañía del expreso hispano-argentino.

—¿Qué quiere? —murmuró el reóforo a mi oído.

—Un billete de ida y vuelta a Buenos Aires. ¿Cuánto es?

—Mil quinientas pesetas.

—Quiero además una carta de crédito de veinte mil.

—Corriente.

—Por el tubo neumático remitiré un talón contra el Banco y mi equipaje.

—Está bien. ¿Se le ofrece algo más?

—Nada, gracias.

—A la orden de usted.

Al cuarto de hora el tubo neumático, que pone en comunicación mi casa con todos los abonados de Madrid, me traía una medalla de níquel señalada con el número 5, letra M.

Esta medalla me daba derecho a un viaje redondo a Buenos Aires, y a un crédito de cuatro mil pesos oro en todas las estaciones de la línea.

A las siete menos diez minutos subí por el ascensor a la azotea de mi casa y esperé el paso del tranvía electro-aéreo. Ocho minutos después me hallaba en la estación central de los aluminio-carriles, y me instalaba en el tren expreso hispano-argentino.

Componíase este de seis soberbios vagones-palacios, precedidos de una potente máquina eléctrica. Estaba el primero destinado a cocinas y dependencias, a comedor el segundo, a salón y biblioteca los dos inmediatos, y a camarotes los restantes.


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11 págs. / 19 minutos / 19 visitas.

Publicado el 20 de febrero de 2023 por Edu Robsy.

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