La Mancha de Sangre
Norberto Torcal
Cuento
Al Dr. D. Juan B. Castro, de Caracas.
Por segunda vez desde que el sol arrojaba sus rayos de luego
sobre la inmensidad desierta del planeta, la envidia babía armado el
brazo criminal del bombre contra la inocencia, y de la tierra silenciosa
elevábase al cielo demandando venganza el clamor de la sangre inocente
derramada.
Samaí, el soberbio é irascible Samaí, el de la larga é hirsuta cabellera, el que cubría sus carnes con pieles ensangrentadas de tigres y leones por su propia inano muertos en franca y formidable lucha allá en el fondo de las selvas vírgenes ó en medio de los desiertos abrasados, acababa de matar á su hermano, el dulce y sencillo Nisraim, y sus manos, salpicadas de sangre, brillaban como circundadas de fuego bajo los vivos resplandores de las primeras estrellas, que en las profundidades del firmamento azul comenzaban á parpadear con centelleos que daban á la noche claridades de aurora risueña y diáfana.
Lleno de espanto al notar el color rojo de sus manos, y sin atreverse á entrar en la tienda de su padre con la mancha acusadora del crimen, Samaí echó á correr por bosques y llanuras sin camino, bajo el silencio solemne de la noche luminosa, en busca de la fuente cuyas refrigerantes y cristalinas aguas habían apagado muchas veces su sed y limpiado sus manos sangrientas con los despojos palpitantes de las fieras.
Dominio público
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Publicado el 31 de octubre de 2021 por Edu Robsy.