Falk, un Recuerdo
Novela corta
Joseph Conrad
En un pequeño mesón frente a la costa, a menos de cincuenta kilómetros de Londres y a más de treinta de ese pantano peligroso y poco profundo al que los guardacostas han bautizado con el ampuloso nombre de «océano alemán», nos encontrábamos cenando un grupo de hombres relacionados con el mar de una manera u otra. Al otro lado de los grandes ventanales se veía el Támesis en una perspectiva despejada hacia el tramo bajo de Hope Reach y, como la comida era repugnante, el festín sólo se podía disfrutar con los ojos.
La conversación estaba impregnada de cierto sabor a agua salada, que para muchos de nosotros había sido la única agua que habíamos conocido en la vida. Quien haya probado alguna vez el sabor amargo del océano, llevará para siempre su gusto en la boca; pero algunos de ellos, malcriados por la vida en tierra firme, se quejaban del hambre. Era imposible tragar un bocado de aquella porquería, todo exudaba de hecho cierto olor extraño a humedad. El comedor de madera se erigía sobre el barro de la orilla como una choza lacustre: los tablones del suelo parecían podridos, un camarero viejo y decrépito se tambaleaba patéticamente de un lado a otro ante el aparador prehistórico y carcomido, mientras comíamos en unos desportillados platos que muy bien podrían haber sido desenterrados de la cocina de un yacimiento arqueológico. Los filetes parecían recordar épocas aún más remotas. Hacían pensar a la fuerza en la noche de los tiempos, cuando el hombre primitivo, con su limitada conciencia, comenzó a tantear sus primeras nociones culinarias chamuscando trozos de carne al fuego de la leña junto a sus camaradas para después, atiborrado y alegre, sentarse sobre los huesos roídos y ponerse a contar historias sencillas sobre su experiencia, historias de hambre y caza, ¡y tal vez hasta de mujeres!
Dominio público
100 págs. / 2 horas, 55 minutos / 207 visitas.
Publicado el 30 de agosto de 2018 por Edu Robsy.