Mañanas de Abril y Mayo
Pedro Antonio de Alarcón
Cuento
I
—Convenzase V., señora;
Las mananicas de Abril
Son sabrosas de dormir.
Cuando el refran lo dice, sus razones tendra para ello.
—¡qué locura! los refranes solo representan la opinion del que los compuso. Tenga V. presente que tambien es un refran el que dice;
Al que madruga. Dios le ayuda.
—Si... pero
No por mucho madrugar
amanece más temprano.
—Bien; pero
El que se levanta tarde
ni oye misa ni come carne.
—¡Diablo, Mercedes! Veo que sabe V. más refranes que Sancho Panza...
—¿Luego se convence V...?
—No, señora...
—¿No iremos al Retiro mañana por la mañana? ¿..
—Usted juzgara.
—¿Cómo?
—Si, señora; en cambio de los refranes que V. me ha dicho, yo pudiera contarle una historia que la convencerla de lo peligroso que es madrugar.
—¡Magnifico argumento para una novela! Cuentemela
V.
—Con mucho gusto... Atencion.
—Tiene V. la palabra.
Pues escuche V.
II
Esta era una mañana de Abril...
Ya ve V. que soy leal y coloco la escena en un mes cuyas madrugadas han cantado los poetas de todos los tiempos... Si procediera de mala fe en nuestra cuestion, citaria una mañana de Enero, ventilada por ese airecillo norte, que, según la feliz expresion de un amigo mio, hiela hasta las conjeturas.
—Enrique, eso seria injusto.
—Por eso digo que era una mañana de Abril.
—Bien; pero procure V. que no llueva.
Dominio público
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Publicado el 6 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.