El pecho
Philip Roth
Opinión, reseña, novela
A propósito (y siendo que hemos visto cómo Samsa (Kafka) se ha transformado y hemos visto cobrar vida a una nariz (Gógol), y no se diga nada de la ‘Historia de un muñeco’ (Collodi) que «apenas contaba una mentira, su nariz crecía de repente», y molinos de viento en gigantes), no será irrazonable decir entonces que asistiremos a la transformación del carismático profesor David Kepesh, en un pecho ―alejados, supongo, de la playa solitaria de Calvino―; en la novela corta: ‘El pecho’ de Philip Roth (Mondadori, 2006).
Le recuerdo entonces que fue Umberto Eco quien escribió que «los libros siempre hablan de otros libros y cada historia cuenta una historia ya contada».
El pecho
David, abre el telón
relatándonos en un santiamén (dos que tres páginas) su proceso de «incubación»
de cómo va mudando su aspecto físico a un pecho de mujer, enérgico y firmemente
excitado. En la fase final de su transformación, atormentado, apela sin éxito por
el uso de morfina y la eutanasia. No obstante, un lector de ilustre orgullo
borgeano humedecerá sus dedos con la lengua y dará otra vuelta de tuerca; para
que la tríada temor-temblor-terror se aproxime estéticamente a él.
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Publicado el 15 de diciembre de 2018 por Manuel Cerón.