Égloga
Ramón María del Valle-Inclán
Cuento
Por un viejo camino de sementeras y de vendimias conducen un rebaño dos mujerucas de la aldea. La una, vieja y engalanada, es la ventera de la Venta del Frade, y la otra descalza y humilde la zagala que sirve allí por el yantar y el vestido.
En la paz de una hondonada umbría, dos zagales andan encorvados segando el trébol oloroso y húmedo, y entre el verde de la hierba, las hoces brillan con extraña ferocidad. Un asno viejo, de rucio pelo y luengas orejas, pace gravemente arrastrando el ronzal, y otro asno infantil, con la frente aborregada y lanosa y las orejas inquietas y burlonas, mira hacia la vereda erguido, alegre, picaresco, moviendo la cabeza como el bufón de un buen rey. Al pasar las dos mujeres, uno de los zagales grita hacia el camino:
—¿Van para la feria de Brandeso?
—Vamos más cerca.
—¡Un ganado lucido!
—¡Lucido estaba!... ¡Agora le han echado una plaga, y vamos al molino de Cela!...
—¿Van á dónde el saludador?... ¡A mi amo le sanó una vaca! Sabe palabras para deshacer toda clase de brujerías!
—¡San Berísimo te oiga!
—¡Vayan muy dichosas!
Dominio público
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Publicado el 1 de enero de 2022 por Edu Robsy.