Textos más vistos de Ramón María del Valle-Inclán publicados por Edu Robsy | pág. 4

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autor: Ramón María del Valle-Inclán editor: Edu Robsy


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La Lámpara Maravillosa

Ramón María del Valle-Inclán


Ensayo, Biografía


Ejercicios espirituales

GNOSIS

HAY dos maneras de conocer, que los místicos llaman Meditación y Contemplación. La Meditación es aquel enlace de razonamientos por donde se llega a una verdad, y la Contemplación es la misma verdad deducida cuando se hace sustancia nuestra, olvidado el camino que enlaza razones a razones, y pensamientos con pensamientos. La Contemplación es una manera absoluta de conocer, una intuición amable, deleitosa y quieta, por donde el alma goza la belleza del mundo, privada del discurso y en divina tiniebla: Es así como una exégesis mística de todo conocimiento, y la suprema manera de llegar a la comunión con el Todo. Pero, cuando nuestra voluntad se reparte para amar a cada criatura separadamente y en sí, jamás asciende de las veredas meditativas a la cima donde la visión es una suma. Puede una inclinación filosófica ser disciplina para alcanzar el íntimo consorcio con la suprema esencia bella —divina razón que nos mueve al amor de todas las cosas—, pero cuando una vez se llega a este final, el alma queda tan acostumbrada al divino deleite de comprender intuitivamente, que para volver a gustarle ya no quiere cansarse con el entendimiento, persuadida de que mejor se logra con el ahínco de la voluntad. A esta manera llamaron los quietistas tránsito contemplativo, porque al ser logrado el fin, cesan los medios, como cuando la nave llega al puerto acaba el oficio de la vela y del remo: Es manera más imperfecta que la intuición mística, atendiendo que la una nos llega por enlaces de la razón que medita, y la otra es infusa: Una vista sincera y dulce, sin reflexión ni razonamiento, como escribe Miguel de Molinos.


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Dominio público
77 págs. / 2 horas, 16 minutos / 1.087 visitas.

Publicado el 30 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Romance de Lobos

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro


Dramatis personae

EL CABALLERO DON JUAN MANUEL MONTENEGRO
SUS HIJOS DON PEDRITO, DON ROSENDO, DON MAURO, DON GONZALITO Y DON FARRUQUIÑO
SUS CRIADOS DON GALAN, LA ROJA, EL ZAGAL DE LAS VACAS, ANDREIÑA, LA REBOLA Y LA RECOGIDA
DON MANUELITO SU CAPELLAN
ABELARDO PATRON DE LA BARCA, LOS MARINEROS Y EL RAPAZ
DOÑA MONCHA Y BENITA LA COSTURERA, FAMILIARES DE LA CASA
LA HUESTE DE MENDIGOS DONDE VAN EL POBRE DE SAN LAZARO, DOMINGA DE GOMEZ, EL MANCO LEONES, EL MANCO DE GONDAR, PAULA LA REINA QUE DA EL PECHO A UN NIÑO, ANDREIÑA LA SORDA Y EL MORCEGO CON SU COIMA
ARTEMISA LA DEL CASAL, BASTARDA DEL CABALLERO, CON UN HIJO PEQUEÑO A QUIEN LLAMAN FLORIANO
EL CIEGO DE GONDAR CON SU LAZARILLO. FUSO NEGRO, LOCO
UNA TROPA DE SIETE CHALANES: SON MANUEL TOVIO, MANUEL FONSECA, PEDRO ABUIN, SEBASTIAN DE XOGAS Y RAMIRO DE BEALO CON SUS DOS HIJOS
DOÑA ISABELITA, QUE FUE BARRAGANA DEL CABALLERO
UNA VIUDA CON SUS CUATRO HUERFANOS
LA SANTA COMPAÑA DE LAS ANIMAS EN PENA

Jornada primera

Escena primera

(Un camino. A lo lejos, el verde y oloroso cementerio de una aldea. Es de noche, y la luna naciente brilla entre los cipreses. Don Juan Manuel Montenegro, que vuelve borracho de la feria, cruza por el camino, jinete en un potro que se muestra inquieto y no acostumbrado á la silla. El hidalgo, que se tambalea de borrén a borrén, le gobierna sin cordura, y tan pronto le castiga con la espuela como le recoge las riendas. Cuando el caballo se encabrita, luce una gran destreza y reniega como un condenado.)

EL CABALLERO.— ¡Maldecido animal!... ¡Tiene todos los demonios en el cuerpo!... ¡Un rayo me parta y me confunda!

UNA VOZ.— ¡No maldigas, pecador!

OTRA VOZ.— ¡Tu alma es negra como un tizón del Infierno, pecador!

OTRA VOZ.— ¡Piensa en la hora de la muerte, pecador!


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Dominio público
75 págs. / 2 horas, 12 minutos / 577 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Cara de Plata

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro


Dramatis personae

EL CABALLERO DON JUAN MANUEL MONTENEGRO
SUS HIJOS CARA DE PLATA, DON PEDRITO, DON ROSENDO, DON MAURO, DON GONZALITO Y DON FARRUQUIÑO
SABELITA, AHIJADA DEL CABALLERO
EL ABAD DE LANTAÑÓN Y SU HERMANA DOÑA JEROMITA
EL SACRISTAN
LA SACRISTANA
LA HIJA BIGARDONA Y EL CORO DE CRIANZAS
FUSO NEGRO, LOCO
DON GALAN, CRIADO DEL CABALLERO
UNA TROPA DE CINCO CHALANES: PEDRO ABUIN, RAMIRO DE BEALO, MANUEL TOVIO, MANUEL FONSECA Y SEBASTIAN DE XOGAS
EL VIEJO DE CURES Y UN PASTOR
PICHONA LA BISBISERA
LUDOVINA LA BENTORRILLERA Y LA COIMA DE OTRO MESÓN
UN MARAGATO
UN PENITENTE
EL CIEGO DE GONDAR
UN INDIANO
EL DIACONO DE LESÓN
UNA VIEJA COTILLONA
VOZ EN UNA CHIMENEA
OTRAS VIEJAS
GRITOS Y DENUESTOS
PREGONES
CLAMOR DE MUJERUCAS
SALMODIA DE BEATAS
RENIEGOS Y ESPANTOS
LAS LUCES DEL SANTO VIATICO

Jornada primera

Escena primera

(Alegres albores, luengas brañas comunales, en los montes de Lantaño. Sobre el roquedo la ruina de un castillo, y en el verde regazo, las Arcas de Bradomín. Acampa una tropa de chalanes, al abrigo de aquellas piedras insignes —Manuel Tovio, Manuel Fonseca, Pedro Abuin, Ramiro de Bealo y Sebastián de Xogas—. A la redonda, los caballos se esparcen mordiendo la yerba sagrada de las célticas mámoas. En la altura una vaca montesa embravecida, muge por el vítelo que se lleva a la feria un rabadán.)

PEDRO ABUIN.— Ganados de Lantaño, siempre tuvieron paso por Lantañón.

RAMIRO DE BEALO.— Hoy se lo niegan. Perdieron el pleito los alcaldes y no vale contraponerse.

PEDRO ABUIN.— Eso aún hemos de ventilarlo.

RAMIRO DE BEALO.— No te metas a pleito, con hombre de almenas.


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Dominio público
62 págs. / 1 hora, 49 minutos / 518 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Femeninas

Ramón María del Valle-Inclán


Cuentos, Colección


A Pedro Seoane

¡Cuánto tiempo que ni nos vemos ni nos escribimos, mi querido Seoane!

A pesar de este aparente olvido, si hoy, cual en aquellos días de locuras quijotescas volviese a necesitar de un amigo —un hombre, era la palabra que nosotros empleábamos entonces— el corazón guiaríame como siempre a tu puerta. Aunque con algunas canas de más, estoy seguro que volveríamos a ser los antiguos camaradas que tantas veces bebieron juntos en el vaso de la fraternidad estudiantil. Por eso, mi querido Pedro Seoane, al dedicarte este libro —el primero que escribo— me siento alegre, como el padre que al bautizar su primogénito, puede ponerle un nombre bien amado.

¡Es tan dulce, en medio del pesimismo que la ciencia de la vida exprime poco a poco en el alma, tener un amigo, y saberlo!…

Villanueva de Arosa, 20 de abril de 1894.

Prólogo

ES el presente, un libro, que puede decirse por entero juvenil. Lo es por la índole de los asuntos, porque su autor lo escribe en lo mejor de la vida, porque ha de tenérsele por un dichoso comienzo, y en fin, porque todo en él resulta nuevo y tiene su encanto y su originalidad. Con él gozamos de un placer ya que no raro, al menos no muy común, cual es el de leer unas páginas que se nos presentan como iluminadas por clara luz matinal, y en las cuales la poesía, la gracia y el amor, esas tres diosas propicias a la juventud, dejaron la imborrable huella de su paso.


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Dominio público
94 págs. / 2 horas, 46 minutos / 798 visitas.

Publicado el 1 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Flor de Almendro

Ramón María del Valle-Inclán


Cuentos


El porqué de este libro

Este libro debe en gran parte su aparición a don Luis Ruiz Contreras.

Suele don Luis venir a vernos todas las mañanas que sale de su casa, y una de ellas me dijo al entrar:

—Vengo de ver a Valle-Inclán, que está enfermo. No sé cómo vive. Es decir, sí lo sé: vive a fuerza de espíritu, porque no tiene sino la piel y los huesos. Además, anda mal de dinero. Vosotros, que vendéis ahora tanto libro, ¿por qué no le publicáis algo? Además de hacerle un favor, sería seguramente para vosotros un buen negocio. Valle, como sabéis mejor que yo, es de los pocos que aun se venden. Por supuesto, se vende porque debe venderse y se seguirá vendiendo durante mucho tiempo, pues lejos de agotarse, diríase que desde “Tirano Banderas” ha empezado lo más consistente de su obra.

—Por mi parte—respondí—no hay inconveniente alguno. Es más, tengo el propósito de emprender la publicación de una biblioteca parecida a la “Biblioteca de Bolsillo”; es decir, barata y bien presentada, pero exclusivamente de literatura moderna, y bien pudiéramos romper fuego con un libro suyo.

—¿Le digo entonces que he hablado contigo y que aceptas en principio?

—Desde luego.

—Pues esta misma tarde volveré a su casa. Tenía que llevarle unos libros que le he prometido, y con este motivo no lo dejaré para mañana. Se alegrará.

—Me parece muy bien.

—Lo malo es que si quieres cosa inédita no sé si te la podrá dar. Tiene, por lo que me ha dicho, algo de la serie del “Ruedo Ibérico” entre manos; pero apenas esbozado.


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Dominio público
308 págs. / 9 horas / 114 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2021 por Edu Robsy.

La Media Noche

Ramón María del Valle-Inclán


Novela corta


Breve noticia

Era mi propósito condensar en un libro los varios y diversos lances de un día de guerra en Francia. Acontece que, al escribir de la guerra, el narrador que antes fué testigo, da a los sucesos un enlace cronológico puramente accidental, nacido de la humana y geométrica limitación que nos veda ser a la vez en varias partes. Y como quiera que para recorrer este enorme frente de batalla, que desde los montes alsacianos baja a la costa del mar, son muchas las jornadas, el narrador ajusta la guerra y sus accidentes a la medida de su caminar: Las batallas comienzan cuando sus ojos llegan a mirarlas: El terrible rumor de la guerra se apaga cuando se aleja de los parajes trágicos, y vuelve cuando se acerca a ellos. Todos los relatos están limitados por la posición geométrica del narrador. Pero aquel que pudiese ser a la vez en diversos lugares, como los teósofos dicen de algunos fakires, y las gentes novelescas de Cagliostro, que, desterrado de París, salió a la misma hora por todas las puertas de la ciudad, de cierto tendría de la guerra una visión, una emoción y una concepción en todo distinta de la que puede tener el mísero testigo, sujeto a las leyes geométricas de la materia corporal y mortal. Entre uno y otro modo habría la misma diferencia que media entre la visión del soldado que se bate sumido en la trinchera, y la del general que sigue los accidentes de la batalla encorvado sobre el plano. Esta intuición taumatúrgica de los parajes y los sucesos, esta comprensión que parece fuera del espacio y del tiempo, no es sin embargo ajena a la literatura, y aun puede asegurarse que es la engendradora de los viejos poemas primitivos, vasos religiosos donde dispersas voces y dispersos relatos se han juntado, al cabo de los siglos, en un relato máximo, cifra de todos, en una visión suprema, casi infinita, de infinitos ojos que cierran el círculo.


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Dominio público
37 págs. / 1 hora, 5 minutos / 335 visitas.

Publicado el 30 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Nochebuena

Ramón María del Valle-Inclán


Cuento


Era en la montaña gallega. Yo estudiaba entonces gramática latina con el señor Arcipreste de Céltigos, y vivía castigado en la rectoral. Aún me veo en el hueco de una ventana, lloroso y suspirante. Mis lágrimas caían silenciosas sobre la gramática de Nebrija, abierta encima del alféizar. Era el día de Nochebuena, y el Arcipreste habíame condenado a no cenar hasta que supiese aquella terrible conjugación: «Fero, fers, ferré, tuli, latum».

Yo, perdida toda esperanza de conseguirlo, y dispuesto al ayuno como un santo ermitaño, me distraía mirando al huerto, donde cantaba un mirlo que recorría a saltos las ramas de un nogal centenario. Las nubes, pesadas y plomizas, iban a congregarse sobre la Sierra de Céltigos en un horizonte de agua, y los pastores, dando voces a sus rebaños, bajaban presurosos por los caminos, encapuchados en sus capas de junco. El arco iris cubría el huerto, y los nogales oscuros y los mirtos verdes y húmedos parecían temblar en un rayo de anaranjada luz. Al caer la tarde, el señor Arcipreste atravesó el huerto. Andaba encorvado bajo un gran paraguas azul. Se volvió desde la cancela, y viéndome en la ventana me llamó con la mano. Yo bajé tembloroso. Él me dijo:

—¿Has aprendido eso?

—No, señor.

—¿Por qué?

—Porque es muy difícil.

El señor Arcipreste sonrió bondadoso.

—Está bien. Mañana lo aprenderás. Ahora acompáñame a la iglesia.


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Dominio público
2 págs. / 4 minutos / 148 visitas.

Publicado el 4 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Tablado de Marionetas para Educación de Príncipes

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro


FARSA ITALIANA DE LA ENAMORADA DEL REY

PERSONAJES

MARI-JUSTINA
LA VENTERA
MAESE LOTARIO
EL CABALLERO DEL VERDE GABÁN
EL CABALLERO DE SEINGALT
Y MUSARELO, SU ESCUDERO
NUESTRO SEÑOR EL REY
DON FACUNDO, MINISTRO Y GUARDASELLOS
OTRO ESCUDERO
ALTISIDORA, MENINA
DON BARTOLO, CAPELLAN REAL
EL DUQUE DE NEBREDA
LA DAMA DEL MANTO
PASTORELA DE DAMAS Y GALANES
RONDA DE CORCHETES
TROPA DE CUADRILLEROS
UNA CORTE DEL SIGLO XVIII, CON LUCES
Y COMPARSAS DE OPERETA

JORNADA PRIMERA

DECORACIÓN

(SOBRE LA CRUZ DE DOS CAMINOS LLANOS Y AMARILLENTOS, UNA VENTA CLÁSICA: COSARIOS, LABRADORES, ESTUDIANTES SESTEAN POR LAS CUADRAS Y PAJARES. ENTRE LOS SAYOS DE ESTAMEÑA PARDA CANTAN VERDES Y GRANAS PASTORILES. EL PATIO DE LA VENTA ES HUMANISTA Y PICARESCO, CON SABOR DE AULAS Y SABOR POPULAR DE LOS CAMINOS: TIENE UN VAHO DE LETRAS DEL QUIJOTE. EL CIELO AZUL, LAS BARDAS AMARILLAS, Y EL HABLAR REFRANERO. LAS CASTILLAS.)

(LA COPLA DE UNA MOZA SALTA DENTRO y EN EL ZAGUAN SE MUEVE LA VENTERA, CODICIOSA, CELOSA. MUY CETRINA. UNA RANCIA FIGURA DE TABACO, Y EL MOÑO DE CASTAÑA CON LAZADAS. LOS AZULES ESTAMBRES DE SUS MEDIAS Y EL GAYO LLAMEAR DE SU JUSTILLO,TRAEN UNA VISION DE SERRANÍA A LA SED DE LOS PAGOS CASTELLANOS. Y DESGRANAN LOS RITMOS PASTORILES DE UN ALEGRE TRENZAR DE TAMBORILES.)

CANTAR DE MARI-JUSTINA:
¡Quiero ir sobre tu huella,
Rey-Serafín!
¡Ser una lucecita de estrella
en tu jardín!

LA VENTERA:
¡Deja las canciones, sal de esas escuras!
¿Qué cantar es ése?

MARI-JUSTINA:
¡Un cantar, abuela!

LA VENTERA:
A los tus cantares llamo yo pinturas
de aquel mal deseo que te desconsuela.


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Dominio público
99 págs. / 2 horas, 54 minutos / 337 visitas.

Publicado el 19 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Una Tertulia de Antaño

Ramón María del Valle-Inclán


Cuento


I

—He visto a Xavier Bradomín y me prometió venir esta noche.

—¿De dónde ha salido ese viejo Don Juan? ¿Qué hace ahora?

—Creo que conspira.

Sentadas en un gran sofá de caoba, vasto como un lecho, sostenían esta conversación dos antiguas damas de la reina destronada, aquella reina de los tristes destinos. Hablaban en un tono que era a la vez ligero y confidencial.

—¿Dónde te hallaste a Xavier Bradomín?

—Al salir de misa en las Góngoras. Me anunció, con gran misterio, su visita.

—¡Intentará convertirte al partido del Pretendiente!

La otra dama tosió burlona:

—Ya estoy muy vieja y muy fea para ponerme la boina.

La Duquesa de Ordax no mentía. Era una vieja menuda, inquieta y muy morena, con los ojos hundidos y llenos de fuego. Tenía la cara arrugada, las cejas con retoque, y llevaba un peinado de rizos aplastados sobre la frente, lo que acababa de darle cierto parecido con los retratos de la reina María Luisa. Hablaba con un desgarro vivo y popular.

—En otro tiempo, no digo que no me hubiera calado mi boina roja. ¡Y poco guapa que estaría!

La Marquesa de Galián la escuchaba sonriendo bajo el velo de su sombrero, que le dejaba el rostro en un misterio albo y estelar.

—Bradomín te convencerá. Tiene don apostólico. ¡Así al menos me explico yo sus conquistas!

La Duquesa interrumpió:

—Si vieras cómo está ahora de viejo y de triste. Ha tenido bien mala suerte. ¡Perder un brazo el mismo día que llegó a la guerra!

Y seguía riéndose, casi inconsciente de sus palabras. La Marquesa de Galián murmuró lentamente:

—Mala suerte, sí… Pero aún habrá sentido más hacerse viejo…


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Dominio público
21 págs. / 38 minutos / 205 visitas.

Publicado el 30 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Comedia de Ensueño

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro, Diálogo


Una cueva en el monte, sobre la encrucijada de dos caminos de herradura. Algunos hombres, a caballo, llegan en tropel, y una vieja asoma en la boca de la cueva. Su figura se destaca por oscuro sobre el fondo rojizo donde llamea el fuego del hogar. Es la hora del anochecer, y las águilas que tienen su nido en los peñascales, se ciernen con un vuelo pesado que deja oír el golpe de las alas.

LA VIEJA.—¡Con cuánto afán os esperaba, hijos míos! Desde ayer tengo encendido un buen fuego para que podáis calentaros. ¿Vendréis desfallecidos?

La vieja éntrase en la cueva, y los hombres descabalgan. Tienen los rostros cetrinos, y sus pupilas destellan en el blanco de los ojos con extraña ferocidad. Uno de ellos queda al cuidado de los caballos, y los otros, con las alforjas al hombro, penetran en la cueva y se sientan al amor del fuego. Son doce ladrones y el Capitán.

LA VIEJA.—¿Habéis tenido suerte, mis hijos?

EL CAPITÁN.—¡Ahora lo veréis, Madre Silvia! Muchachos, juntad el botín para que puedan hacerse las particiones.

LA VIEJA.—Nunca habéis hecho tan larga ausencia.

EL CAPITÁN.—No requería menos el lance, Madre Silvia.

La Madre Silvia tiende un paño sobre el hogar, y sus ojos acechan avarientos cómo las manos de aquellos doce hombres desaparecen en lo hondo de las alforjas y sacan enredadas las joyas de oro, que destellan al temblor de las llamas.

LA VIEJA.—¡Jamás he visto tan rica pedrería!

EL CAPITÁN.—¿No queda nada en tus alforjas, Ferragut?

FERRAGUT.—¡Nada, Capitán!

EL CAPITÁN.—¿Y en las tuyas, Galaor?

GALAOR.—¡Nada, Capitán!

EL CAPITÁN.—¿Y en las tuyas, Fierabrás?

FIERABRÁS.—¡Nada!…

EL CAPITÁN.—Está bien. Tened por cierto, hijos míos, que pagaréis con la vida cualquier engaño. Alumbrad aquí, Madre Silvia.


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Dominio público
5 págs. / 9 minutos / 158 visitas.

Publicado el 4 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

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