El Primer Árbol de Navidad
Ramón María Tenreiro
Cuento
(Cuento para niños)
Negra noche tempestuosa en una selva del Norte. Fantasmas foscos
de abetos crujen y se retuercen al azote del viento. Un uniforme sudario
de nieves envuelve la tierra, borrando las veredas.
Las dos míseras sombras que caminan fatigadas bajo la fronda mugiente de los árboles son la madre y el niño. Van en silencio, cogidos de la mano, temblando de miedo entre la oscuridad y el estruendo. Llora el niño con callado llanto, que se hiela al rodar por sus mejillas, mordidas por el cierzo. Habla después con voz trémula; dice:
EL HIJO.—No puedo más..., no puedo más, madrecita... ¡Los pies no me sostienen!
LA MADRE.—¡Anda otro poco, valiente!... Verás qué pronto vemos entre los árboles la luz de nuestra ventana... ¡Si estamos ya llegando!
Tornan a caminar silenciosamente, sumido cada cual en su miedo. La tempestad, al castigar con furia las ramas de los abetos, finge bramidos de oleaje, fragores de rompiente, lamentos de náufrago.
EL HIJO.—Vamos fuera de camino, madrecita... Tanto andar, tanto andar, y no llegamos nunca al puente.
La madre sabe de sobra que andan extraviados, y se le erizan los cabellos de pensar que pueden agotárseles las fuerzas en medio del bosque, sin encontrar refugio: suspender la marcha en aquella noche glacial, es entregarse con los brazos cruzados a la muerte. Mas por dar ánimos a aquel trozo de sus entrañas, cuya angustia le duele infinitamente más que la propia, disimula piadosa, y le dice:
—¿El puente?... ¡Si ya queda atrás, hijo mío!... Lo hemos pasado sin que tú lo notaras. Estaba helado el arroyo, y cubierto el puente por la nieve de la última nevada.
EL HIJO.—No, no... No es nuestro camino éste... Estamos perdidos en medio del monte. La senda de nuestra casita va por los claros del bosque, de pradera en pradera, y aquí son cada vez más espesos los árboles.
Dominio público
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Publicado el 14 de diciembre de 2023 por Edu Robsy.