Textos más populares esta semana de Ramón María Tenreiro publicados por Edu Robsy disponibles | pág. 2

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autor: Ramón María Tenreiro editor: Edu Robsy textos disponibles


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La Cascada

Ramón María Tenreiro


Cuento


Vieja imagen es la de la hermandad de nuestras vidas y los ríos “que van a dar en el mar, que es el morir”. Así, el Ume, nacido de clara fuente en un repliegue bravo de la sierra, juguetea primero como niño, entre risas y balbuceos, con las pulidas guijas de su arroyada; aduérmese en lagunares donde los cielos ven espejado su puro azul. Después, loco, frenético, como arrebatado de juveniles pasiones, hirviendo en espumas, precipítase ciegamente de cascada en cascada por las medrosas hoces de los montes, llenándolas con sus bramidos trágicos. Encaramados en riscos y penedos, robles, castaños y pinos contemplan sesudamente su desenfrenada carrera, y si la brisa los orea, sacuden con gravedad su verde frente, al tiempo que musitan: —No puede acabar bien... Es un mala cabeza.— Esto opina también el propio río, curso adelante, cuando, sosegados sus ánimos, como en la madurez humana, trocada en blandura de colinas el aspereza de las montañas, abre su cauce en plácidos meandros, se empereza en la paz de los remansos, y, todo ojos para los encantos del mundo, copia en su fugitivo cristal el perfil de lomas y collados, el suave verdor de los maizales, la albura de los caseríos, el brillo de las praderas, el intrincado ramaje de los alisos que crecen a hilo del agua. Los reproduce, no ya por deleitarse en su hermosura, sino queriendo retrasar su necesario acabamiento en los salobres senos del mar, agarrándose a la inmovilidad de las cosas. Todo en vano: doblada una postrer revuelta, dale en rostro el fiero aliento de su insaciable enemigo; entre las dunas áridas del arenal de la barra, columbra espantado la despiadada inmensidad cerúlea...


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Dominio público
7 págs. / 12 minutos / 19 visitas.

Publicado el 2 de noviembre de 2023 por Edu Robsy.

El Templo Sin Dios

Ramón María Tenreiro


Cuento, teatro


(Tragedia)


Acto único

Bosque. Los gruesos troncos y el oscuro ramaje de los árboles centenarios piérdense en lo alto entre las sombras de la noche. Robustas raíces serpentean enmarañadas por el suelo. Al fondo, a la derecha, la playa del mar. A la izquierda, a media altura del ingente cantil de la costa, una gruta convertida en templo. Recias puertas de bronce cierran su entrada; una caterva de disformes monstruos, tallados en la roca, la guardan y defienden. Desigual escalera abierta en los peñascos sube hasta el templo.

Soledad y silencio. Sólo se escucha el apagado rumor de las hojas de los árboles movidas de la brisa y el blando alentar de las dormidas ondas.

TRES MUJERES, envueltas en oscuros mantos, buscan trabajosamente su camino en las tinieblas. Una de ellas lleva un niño en los brazos. Hablan acobardadas, en voz baja.

ANCIANA.—Creo que hemos llegado. Esos negros peñascos que se levantan hasta el cielo me parece que son los del templo.

MADRE JOVEN.—Sí; aquí es... Sentémonos en las raíces de este árbol. Tengo los brazos muertos. El peso del niño me ha rendido... ¿Faltará mucho para el día?

DONCELLA.—No; ya amanece. La estrella de la mañana brilla ya sobre las ondas.

ANCIANA.—Así, como la ansiada luz del día, llegarán por el mar los que esperamos.

DONCELLA.—¡Ay! ¡Tardan tanto!

MADRE.—Aún no has aprendido a esperar. Cuando te pase como a mí... Cinco veces se marchó ya mi esposo desde que nos hemos casado, ¡Y qué remedio! ¡Aquí no hay de qué vivir!

ANCIANA.—Vosotras quizá podáis esperar con calma. Yo no. Yo soy vieja y soy madre. Cada día le veo morir en las más espantosas muertes; sus lamentos en toda clase de suplicios resuenan en mi oído; su voz clama sin cesar dentro de mi corazón: ¡Madre! ¡Madre!... Cada ola que rompe en la playa me parece que arrastra su cuerpo sin vida.


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Dominio público
14 págs. / 25 minutos / 14 visitas.

Publicado el 17 de diciembre de 2023 por Edu Robsy.

Lunes Antes del Alba...

Ramón María Tenreiro


Cuento


A Azorín


“Lunes antes del alba comencé mi camino.”

—Arcipreste de Hita.


Claro y de noble color rayaba el sol por el transparente cielo azul de la mañana. Las gayas aves, calandrias y ruiseñores, lo recibían con cantos placenteros; a su luz, los árboles frutales aparecían cubiertos de flores blancas y grana y de hojuelas tiernas; abríanse rosas bermejas en las huertas y doradas margaritas en los prados, y, movidos del fresco y suave viento, crecían en los pegujares los tallos nuevos de trigo y de centeno.

En una charca, ribera de Henares, las cantaderas ranas, bien solteras, croaban y jugaban. Paso a paso llegóse allí un escolar, que holgaba señero por los campos llenos de flor.

—¿Con que esas vanas voces son para demandarle rey a don Júpiter? —exclamó con risa, al recordar un ejemplo de su Isopete.

Y lanzando con mano ágil un redondo guijarro que, al caer en medio de la laguna, alzó violentos surtidores de agua y cieno y sembró medroso silencio entre las ranas, prosiguió diciendo:

—Tomad, tomad rey que os castigue, bausanas parladeras, y dejadme oír el canto de las chicas aves.

Arredróse de la charca el escolar y continuó su solitario paseo, orillas del río, bajo los sauces lozanos. Al caminar enhiesto, declamaba un pasaje de poesía latina, con voz tumbal y solemne, golpeando los aires con una cañavera a compás del verso:


Unica spes vite nostre, Venus inclita, salve,
Que facis imperio cuneta subiré tuo,
¡Quam timet alta Ducum servitque potentia Regum!
Supplicibus votis, tu pía, parce meis...


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Dominio público
8 págs. / 14 minutos / 8 visitas.

Publicado el 17 de diciembre de 2023 por Edu Robsy.

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