Tradiciones Peruanas III
Ricardo Palma
Cuentos, Leyendas, Colección
Cháchara
Dios te guarde, lector, que asaz benévolo
acoges de mi pluma baladí
las tristes producciones, que algún émulo
dirá pueden arder en un candil.
Muy poco me ha picado la tarántula
que llaman los humanos vanidad.
Yo escribo... porque sí —razón potísima,
tras ella las demás están de más.
El hombre no ha de ser como los pájaros,
que vuelan sin dejar su huella en pos.
¿Quién sube si me espera fama póstuma?
De menos ¡vive Dios! nos hizo Dios.
Yo sé que no se engaña, ¡voto al chápiro!,
de botones adentro un escritor,
y sé que mis leyendas humildísimas
no pueden hacer sombra a ningún sol.
¡Y hay tantos soles en mi patria espléndida,
y tanto y tanto genio sin rival!...
Por eso yo, que peco de raquítico.
les dejé el paso franco y me hice atrás.
Y pues ninguno en la conseja histórica
quiso meter la literaria hoz,
yo me dije: —señores, sin escrúpulo
aquí si que no peco, aquí estoy yo.
Fue mi embeleso, desde que era párvulo,
más que en el hoy vivir en el ayer;
y en competencia con las ratas pérfidas,
a roer antiguallas me lancé.
¡Cuánto es mejor vivir, dijo un filósofo,
en los tiempos que fueron! —Gran vendad.
Lector, si no te aburres con mi plática
permíteme la murria desfogar.
Tantas, en el presente, crudelísimas,
amargas decepciones coseché
que, a escribirlas, el alma por la péñola
gota tras gota destilara hiel.
Pero, a fe, que importárale un carámbane
al egoísta mundo mi aflicción,
y yo no quiero dar el espectáculo
de poner en escena mi dolor.
Y ya en prosa, ya en verso, de mi gárrula
pluma, años hace, no se escapa un ¡ay!
y para enmascarar mi pobre espíritu
recurro de la broma al antifaz.
Dominio público
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Publicado el 2 de enero de 2021 por Edu Robsy.