El Mono de Jade
Robert E. Howard
Cuento
Había llegado a Hong Kong apenas hacía hora y media cuando alguien me golpeó en la cabeza con una botella. No fue algo que me sorprendiera especialmente... los puertos asiáticos están llenos de tipos que buscan a Dennis Dorgan, marinero de segunda clase, a causa del uso poco considerado que les he dado a mis puños... Sin embargo, aquello me irritó.
Iba caminando por un callejón sombrío, ocupándome de mis propios asuntos, cuando alguien dijo «¡Psst!» y, cuando me volví y dije «¿Qué?»... ¡bang! cayó sobre mi cráneo la susodicha botella. Aquello me exasperó tanto que le largué un porrazo a mi invisible agresor y luego nos enzarzamos y luchamos en la oscuridad durante un buen rato, y el modo en que gruñía y resollaba cuando hundí en su blando cuerpo mis puños de acero, fue música celestial para mis oídos. Finalmente, sin soltarnos el uno del otro, salimos titubeando de la calleja para seguir abanicándonos bajo un farol de luz tenue donde me libré de él y le lancé un gancho con la derecha, y la única razón por la que mi puño no le noqueó fue porque contuve el golpe en el último instante. Y la razón por la que contuve mi golpe fue porque en mi agresor reconocí no a un enemigo, sino a un compañero de a bordo... una mancha para la reputación del Python. Jim Rogers, para ser más precisos.
Me incliné sobre él para ver si seguía con vida... porque bloquear con la mandíbula uno de mis ganchos de derecha, aunque lo frenase en el último segundo, no era un asunto para desdeñar... pasado un momento, parpadeó y abrió los ojos, y declaró, completamente groggy:
—¡Esa última ola debe haberse llevado todo lo que había sobre el puente!
—No estamos a bordo del Python, merluzo —repliqué irritado—. Levántate y explícame por qué te has ido a meter con un hombre de tu misma tripulación, cuando tienes a tu disposición toda una ciudad llena de chinos.
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16 págs. / 29 minutos / 82 visitas.
Publicado el 12 de julio de 2018 por Edu Robsy.