Justicia Salomónica
Roberto Payró
Cuento
He aquí, textualmente, la versión de uno de los más ruidosos escándalos sociales de Pago Chico, oída de los veraces labios de Silvestre Espíndola, en el «mentidero» —como él le llamaba— de su botica:
—Pero cuando Cenobita lo derrotó fiero al pobre Bermúdez fue el verano pasado. Sólo que la derrota tuvo complicaciones...
Estaban los dos en el comedor, que da a la calle, y Bermúdez, en mangas de camisa, daba la espalda a la ventana. Hacía un calor bárbaro, un viento norte de no te muevas; el gato en el suelo, hecho una rosca, dormía con un ojo, y Cenobita y su marido estaban de un humor de perros, como ya verán.
Era la hora del almuerzo; la chinita Ugenia trajo la sopera y Cenobita sirvió a Bermúdez, que, en cuanto probó la primera cucharada rezongó de mal modo:
—Esta sopa está fría.
—¿Qué decís? ¡Cómo ha de estar fría si el cucharón me abrasa los dedos! —retrucó Cenobita, furiosa sin razón.
—¡Bah! ¡Cuando yo te digo que está fría!
—¡Pues yo te digo que no puede estar fría, ¿entendés?
—Pero si vos no la has probado y yo acabo de probarla. ¡Qué sabés vos!
—¿Que qué sé yo? ¡Repetí, a ver!
—Sí, te repetiré hasta cansarme, que está fría, que está...
Pero Cenobita no lo dejó concluir:
—Pues si está fría, tomá, refrescate...
Y ¡zas! le zampó la sopera en la cabeza. Mi hombre le hizo una cuerpeada; la sopera, aunque se le derramara encima, lo tocó de refilón, ¡plan! pegó en el suelo, se hizo añicos y un pedazo de loza fue a lastimar al gato, que saltó a la calle todo erizado y con la cola tiesa, a tiempo que pasaba Salustiano Gancedo, que, como ustedes saben, por chismes y envidias nada más, siempre ha andado a tirones con Bermúdez.
Dominio público
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Publicado el 1 de enero de 2021 por Edu Robsy.