Textos más populares esta semana de Rubén Darío disponibles | pág. 5

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autor: Rubén Darío textos disponibles


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Cuento de Pascua

Rubén Darío


Cuento


I

Una noche deliciosa en verdad... El «réveillon» en ese hotel lujoso y elegante, donde tanta belleza y fealdad cosmopolita se junta, en la competencia de las libras, los dólares, los rublos, los pesos y los francos. Y con la alegría del champagne y la visión de blancores rosados, de brillos, de gemas. La música luego, discreta, a lo lejos...

No recuerdo bien quién fué el que me condujo a aquel grupo de damas, donde florecían la yanqui, la italiana, la argentina... Y mi asombro encantado ante aquella otra seductora y extraña mujer, que llevaba al cuello, por todo adorno, un estrecho galón rojo... Luego, un diplomático que lleva un nombre ilustre me presentó al joven alemán políglota, fino, de un admirable don de palabra, que iba, de belleza en belleza, diciendo las cosas agradables y ligeras que placen a las mundanas.

—M. Wolfhart, me había dicho el ministro. Un hombre amenísimo. Conversé largo rato con el alemán, que se empeñó que hablásemos castellano y, por cierto, jamás he encontrado un extranjero de su nacionalidad que lo hablase tan bien. Me refirió algo de sus viajes por España y la América del Sur. Me habló de amigos comunes y de sus aficiones ocultistas. En Buenos Aires había tratado a un gran poeta y a un mi antiguo compañero, en una oficina pública, el excelente amigo Patricio... En Madrid... Al poco rato teníamos las más cordiales relaciones. En la atmósfera de elegancia del hotel llamó mi atención la señora que apareció un poco tarde, y cuyo aspecto evocaba en mí algo de regio y de elegante a la vez. Como yo hiciese notar a mi interlocutor mi admiración y mi entusiasmo, Wolfhart me dijo por lo bajo, sonriendo de cierto modo:


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Dominio público
9 págs. / 16 minutos / 211 visitas.

Publicado el 25 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

Letras

Rubén Darío


Crítica


LA CASA DE LAS IDEAS

I

Esta frase de Elisée Reclus: «La ciudad de los libros» despierta en mí este pensar: «las casas de las ideas».

En efecto; si la palabra es un ser viviente, es a causa del espíritu que la anima: la idea.

Así, pues, las ideas, con sus carnes de palabras, vivientes, activas, se congregan, hacen sus ciudades, tienen sus casas. La ciudad es la biblioteca, la casa es el libro.

Helas allí como los humanos seres; hay ideas reales, augustas, medianas, bajas, viles, abyectas, miserables. Visten también realmente, medianamente, miserablemente. Tienen corona de oro, tiara, yelmo, manto o harapos. Imperiosas o humilladas, se alzan o caen, cantan o lloran. Evocadas por el hombre, dejan sus habitáculos, abandonan sus alvéolos, resuenan en el aire, o, silenciosas, penetran en las almas por los ojos. Luego vuelven a sus casas, después de hacer el bien o el mal.


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117 págs. / 3 horas, 26 minutos / 189 visitas.

Publicado el 25 de julio de 2016 por Edu Robsy.

Peregrinaciones

Rubén Darío


Viajes, Crónica


En París

En París

I

París, 20 de Abril de 1900.

En el momento en que escribo la vasta feria está ya abierta. Aún falta la conclusión de ciertas instalaciones: aun dar una vuelta por el enorme conjunto de palacios y pabellones es exponerse a salir lleno de polvo. Pero ya la ola repetida de este mar humano ha invadido las calles de esa ciudad fantástica que, florecida de torres, de cúpulas de oro, de flechas, erige su hermosura dentro de la gran ciudad.

Hay parisienses de París que dicen que los parisienses se van lejos al llegar esta invasión del mundo; yo sólo diré que las parisienses permanecen, y entre los grupos de english, entre los blancos albornoces árabes, entre los rostros amarillos del Extremo Oriente, entre las faces bronceadas de las Américas latinas, entre la confusión de razas que hoy se agitan en París, la fina y bella y fugaz silueta de las mujeres más encantadoras de la tierra, pasa. Es el instante en que empieza el inmenso movimiento. La obra está realizada y París ve que es buena. Quedará, por la vida, en la memoria de los innumerables visitantes que afluyen de todos los lugares del globo, este conjunto de cosas grandiosas y bellas en que cristaliza su potencia y su avance la actual civilización humana.


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Dominio público
165 págs. / 4 horas, 50 minutos / 178 visitas.

Publicado el 6 de abril de 2019 por Edu Robsy.

Mi Domingo de Ramos

Rubén Darío


Cuento


Mi pobre alma, con una alegría de convaleciente, se despierta este día, domingo, sonríe a la luz del sol de Dios, se sacude como un ave húmeda del rocío de la aurora, y, a pesar de que quiero contenerla: «¡Mira que estás muy débil! ¡mira que casi no tienes alientos! animula, blandula, vagula, ¿a dónde vas?» no me hace caso, ríe como una locuela de catorce años, se va, bajo el esplendor matinal, al jardín de mi fantasía, al huerto de mi mente, y vuelve con dos verdes y frescos ramos de palma, alzando los brazos al cielo, en un divino ímpetu, como si quisiera volar.

—Animula, blandula, vagula, ¿a dónde vas?

—¡Voy a Jerusalén!—me dice mi pobre alma.

Y allá se va, camino de Jerusalén, sin bordón de peregrino, sin alforja de caminante, sin sandalias de romero. Ella va a la fiesta, arrastrada por su deseo, sin temor de las asperezas del viaje, sin miedo a los abismos, a las fieras y a las víboras.

Tal parece que fuese llevada por una ráfaga milagrosa, o sostenida por el amoroso cuidado de cuatro alas angélicas. Ella no sabe hoy de las tristezas, de las maldades y de las tinieblas de la vida. Deja la ciudad de los infames publicanos, de los odiosos fariseos, de las pintadas y ponzoñosas prostitutas. Ha sentido como el llamamiento de una sagrada primavera, y se ha abierto fresca y virginal como una blanca rosa. Un perfume celeste la baña, y ella a su vez exhala su perfume íntimo, su ungüento de fe y de amor. Un sol de vida le pone en su debilidad, fortaleza; en sus mejillas pálidas, una llama de niñez; en su frente, tan combatida por el dolor, una refrescante guirnalda florida. ¿Que vendrán las espinas después?...


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Dominio público
7 págs. / 13 minutos / 141 visitas.

Publicado el 25 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

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