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autor: Rubén Darío etiqueta: Biografía


Cabezas

Rubén Darío


Crítica, Biografía


PENSADORES Y ARTISTAS

JACINTO BENAVENTE

Cuando Jacinto Benavente entró a la Real Academia Española, se preguntaron muchos: «¿A qué va Benavente a la Academia?» Contestaron algunos: «A hacer lo que todos los académicos hacen; limpiar, fijar y dar esplendor».

No, no iba a eso. En tal recinto, e intelectualmente hablando, para limpiar, necesitaría la representación de Hércules; para fijar, la de Minerva; para dar esplendor, la del mismo Apolo. Iba sencillamente a demostrar que, por opinión general, quien había logrado todos los triunfos populares merecía también todos los honores oficiales. He dicho populares, porque, aunque Benavente sea un autor de élite su nombre es famoso en todas partes en donde se habla nuestro idioma y aun en otras.

Benavente representa para España lo que un Capus o un Bernstein para Francia, o mejor, lo que un Bernard Shaw para Inglaterra. Y aun, en condiciones especiales, es el único que haya logrado dar verdadero brillo y resonancia a las Máscaras castellanas.

Poco avisados los que le juzgan con el oído puesto al Boulevard. El mundo en que se mueven sus tipos, en la mayor parte de sus comedias, es ese mundo universal que tiene por norma, desde luego, más o menos aplicada a sus medios respectivos, la vida parisiense; y si no, fijaos en las escenas de los comediógrafos italianos del día. Ese mundo es le monde. Mas los personajes benaventinos que se mueven y expresan en el ambiente de Madrid, son de la legítima descendencia clásica; y sus diálogos chispeantes del ingenio que les presta su creador, no son sino los antiguos discreteos de Calderón o Lope modernizados.


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Publicado el 4 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Autobiografía

Rubén Darío


Biografía


Tuttí gli uomini d’ogni sorte, che hanno fatto qualque cosa che sia virtuosa, o si veramente che le virtu somigli, dovrebbero, essendo veritieri e da bene, di lor propria mano descrivere la lora vita; ma non si dovrebbe comincíare una tal bella impresa prima que passato l’etá de quarant’anni.

(La vita de Benvenuto de M.º Cellini, Florentino).

I

Tengo más años, desde hace cuatro, que los que exige Benvenuto para la empresa. Así doy comienzo a estos apuntamientos que más tarde han de desenvolverse mayor y más detalladamente.

En la catedral de León, de Nicaragua, en la América Central, se encuentra la fe de bautismo de Félix Rubén, hijo legítimo de Manuel García y Rosa Sarmiento. En realidad, mi nombre debía ser Félix Rubén García Sarmiento. ¿Cómo llegó a usarse en mi familia el apellido Darío? Según lo que algunos ancianos de aquella ciudad de mi infancia me han referido, un mi tatarabuelo tenía por nombre Darío. En la pequeña población conocíale todo el mundo por Don Darío; a sus hijos e hijas por los Daríos, las Daríos. Fué así desapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paterna firmaba ya Rita Darío; y ello, convertido en patronímico llegó a adquirir valor legal, pues mi padre, que era comerciante, realizó todos sus negocios ya con el nombre de Manuel Darío, y en la catedral a que me he referido, en los cuadros donados por mi tía Doña Rita Darío de Alvarado, se ve escrito su nombre de tal manera.

El matrimonio de Manuel García—diré mejor de Manuel Darío—y Rosa Sarmiento, fué un matrimonio de conveniencia, hecho por la familia. Así no es de extrañar que a los ocho meses más o menos de esa unión forzada y sin afecto, viniese la separación. Un mes después nacía yo en un pueblecito, o más bien aldea, de la provincia, o, como allá se dice, departamento, de la Nueva Segovia, llamado antaño Chocoyos y hoy Metapa.


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120 págs. / 3 horas, 31 minutos / 402 visitas.

Publicado el 16 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.