El general romano Régulo derrotó a los
cartagineses en 256 a. C., pero fue vencido y apresado por ellos un año
más tarde, y enviado a Roma con una embajada para solicitar la paz o un
intercambio de prisioneros. Tras aconsejar firmemente al Senado romano
que no realizara ningún pacto con el enemigo, Régulo regresó a Cartago
para ser ejecutado.
Fueron
varias las ocasiones en que la Oda Quinta salió a relucir en la vida
escolar, en todos los rincones del colegio Horacio. Los examinadores
militares concedían por aquel entonces miles de puntos a quienes sabían
latín, y la detestada labor del profesor King consistía en derrotarlos.
Oigámoslo una cruda mañana de noviembre, en la segunda hora de clase.
—¡Ajá! —dijo, frotándose las manos—. Cras ingens iterabimus aequor.
Hoy nos ocuparemos de la Oda Quinta del Libro Tercero, que habla de un
caballero llamado Régulo. ¿Cuántas veces la hemos estudiado?
—Dos, señor —dijo Malpass, el delegado de la clase.
El señor King dio un respingo y dijo:
—Sí, dos, literalmente. Hoy, pensando en vuestros exámenes viva voce,
¡uf!, os pediré una versión más libre y florida. Con sentimiento y
comprensión, a ser posible. Eximiré —barrió con la mirada las últimas
filas— a nuestro amigo y compañero Beetle, a quien como siempre le pido
una traducción absolutamente literal.
La clase entera rió servilmente.
—¡Le ahorraremos sonrojos! Beetle, sea el primero en deleitarnos.
Beetle se puso en pie, confiado al hallarse en posesión de un buen
aval, el análisis sintáctico de M’Turk, que ese día estaba resfriado y
se encontraba en la enfermería. Beetle era pese a todo un alumno
demasiado mediocre para mostrar su confianza.
Información texto 'Régulo'