Los Enterradores
Rudyard Kipling
Cuento
Quien le llame al chacal "hermano mío"
y comparta su comida con la hiena,
es como el que pacta tregua con Jacala,
vientre que en cuatro patas corre.
Ley de la selva.
—¡Respeto para los ancianos!
Era una voz pastosa... una voz fangosa que os hubiera hecho estremecer... una voz como de algo blando que se parte en dos pedazos. Había en ella un quiebro, algo que la hacía participar del graznido y del lamento.
—¡Respeto para los ancianos, compañeros del río!... ¡Respeto para los ancianos!
Nada podía verse en toda la anchura del río, excepto una flotilla de gabarras, de velas cuadradas y clavijas de madera, cargadas de piedras para construcciones, que acababa de llegar bajo el puente del ferrocarril siguiendo corriente abajo. Hicieron que se movieran los toscos timones para evitar el banco de arena que el agua había formado al rozar en los estribos del puente, y mientras pasaban de tres en fondo, la horrible voz empezó de nuevo:
—¡Brahmanes del río, respetad a los ancianos y achacosos!
Dominio público
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Publicado el 25 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.