Textos más vistos de Ryunosuke Akutagawa no disponibles | pág. 2

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autor: Ryunosuke Akutagawa textos no disponibles


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Blanco

Ryunosuke Akutagawa


Cuento


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Una tarde de primavera. Un perro llamado Blanco transitaba en una calle solitaria, olfateando la tierra. A los lados de la calle se veían dos largas hileras de setos con retoños, que dejaban ver a trechos los cerezos florecientes. Después de seguir un tramo a lo largo de los setos, Blanco dobló de repente en una esquina y, apenas asomado al callejón, detuvo empavorecido sus pasos.

Fue con toda razón; a unos quince metros reconoció a un matador de perros, marcado por el logotipo del chaleco, que apuntaba a un perro negro con un lazo escondido a la espalda. Sin percatarse del peligro, el perro negro devoraba un pedazo de pan, que le había lanzado el matador de perros.

Y esto no fue todo; no se trataba de un perro cualquiera sino de uno de los conocidos, nada menos que Negro, el vecino que vivía al lado de su casa.

Blanco y él, tan amigos desde siempre, se saludaban todas las mañanas sin falta, olfateándose con las narices pegadas.

Blanco se disponía a gritarle: “¡Huye, Negro!”, cuando el matador le lanzó una mirada feroz, que parecía decir: “Cállate, o te atrapo primero a ti”. Intimidado ante la amenaza tan directa, Blanco se quedó mudo sin poder emitir un ladrido de alerta. Con un horror inaudito que le hizo temblar todo el cuerpo, retrocedió poco a poco, atento al menor movimiento del matador. Cuando ganó la esquina para esconderse detrás del seto, huyó a toda carrera, sin preocuparse más por el pobre Negro.


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9 págs. / 16 minutos / 149 visitas.

Publicado el 22 de julio de 2016 por Edu Robsy.

Cuerpo de Mujer

Ryunosuke Akutagawa


Cuento


Una noche de verano un chino llamado Yang despertó de pronto a causa del insoportable calor. Tumbado boca abajo, la cabeza entre las manos, se había entregado a hilvanar fogosas fantasías cuando se percató de que había un pulga avanzando por el borde de la cama. En la penumbra de la habitación la vio arrastrar su diminuto lomo fulgurando como polvo de plata rumbo al hombro de su mujer que dormía a su lado. Desnuda, yacía profundamente dormida, y oyó que respiraba dulcemente, la cabeza y el cuerpo volteados hacia su lado.

Observando el avance indolente de la pulga, Yang reflexionó sobre la realidad de aquellas criaturas. "Una pulga necesita una hora para llegar a un sitio que está a dos o tres pasos nuestros, aparte de que todo su espacio se reduce a una cama. Muy tediosa sería mi vida de haber nacido pulga..."

Dominado por estos pensamientos, su conciencia se empezó a oscurecer lentamente y, sin darse cuenta, acabó hundiéndose en el profundo abismo de un extraño trance que no era ni sueño ni realidad. Imperceptiblemente, justo cuando se sintió despierto, vio, asombrado, que su alma había penetrado el cuerpo de la pulga que durante todo aquel tiempo avanzaba sin prisa por la cama, guiada por un acre olor a sudor. Aquello, en cambio, no era lo único que lo confundía, pese a ser una situación tan misteriosa que no conseguía salir de su asombro.


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1 pág. / 2 minutos / 180 visitas.

Publicado el 25 de junio de 2016 por Edu Robsy.

El hilo de la araña

Ryunosuke Akutagawa


Cuento


Amanece en el paraíso. El sublime Buda camina despacio por las márgenes del Lago de Loto. Las flores, de espléndida blancura, tienen estambres dorados que exhalan, día y noche, un suave perfume.

El sublime Buda permanece un poco junto al lago, para ver lo que ocurre bajo el manto de las flores de loto. Mirando a través del agua cristalina, contempla durante algunos instantes, en el remoto fondo de este lago celeste, las profundidades del infierno. Observa claramente, como imágenes en un límpido espejo, el río Styx, y la siniestra Montaña de las Agujas. Su mirada capta la forma de un hombre, de nombre Kandata, que se debate entre los demás condenados.

Kandata fue en vida un notorio malhechor, culpado de robos, incendios y muertes. Pero el sublime Buda se acuerda de la única buena acción por tal hombre practicada. Cierto día, atravesando un denso bosque, Kandata avistó una araña pequeñita que se arrastraba descuidada por el suelo. Sin pensar, levantó el pie para aplastarla, pero se contuvo. “No, no”, pensó. “Aunque no pase de una cosa insignificante, esta araña es un ser vivo. No debo quitarle la vida sin motivo.” Y siguió su camino.

El sublime Buda considera lo que acaba de ver. Teniendo en cuenta que Kandata había perdonado la vida a una araña, decide, por esta única buena acción, encontrar un medio de sacarlo del infierno. Mirando atentamente la superficie del lago, descubre, sobre una hoja de loto de color jade, una araña del paraíso, que engendra su hilo plateado. Satisfecho con el hallazgo, el sublime Buda toma el hilo cuidadosamente y lo hace descender por un espacio entre las bellas flores de loto, hasta las profundidades cavernosas del infierno.


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3 págs. / 5 minutos / 520 visitas.

Publicado el 19 de julio de 2016 por Edu Robsy.

Vida de un Loco

Ryunosuke Akutagawa


Cuento


a Kumè Masao

Dejo en sus manos la decisión de si este manuscrito debe ser publicado y, por supuesto, cuándo y dónde debería publicarse.

Usted conoce a la mayorı́a de las personas que aparecen en él. Pero si lo publica preferirı́a que no tuviera un índice onomástico.

Vivo ahora en una felicidad muy infeliz. Pero, extrañamente, sin remordimientos. sólo lo lamento por aquellos que me tuvieron como esposo, padre, hijo. Adiós. En el manuscrito no hay, al menos conscientemente, ninguna intención de justificarme.

Por último, le dejo este escrito con el sentimiento de que usted me conoció más que nadie (despojado de la piel de mi yo cosmopolita). Con respecto al loco de este manuscrito, siga adelante y ríase.

20 de junio de 1927

AKUTAGAWA RYUNOSUKE

1. La época

Era la planta alta de una librerı́a. A los veinte años, él estaba trepado a una escalera de diseño extranjero, apoyado contra los anaqueles, buscando libros nuevos. De Maupassant, Baudelaire, Strindberg, Ibsen, Shaw, Tolstoi...

La penumbra habı́a empezado a imponerse. Pero, febrilmente, él continuó enfrascado en las letras de los lomos de los libros. Ante sus ojos, más que libros, se reunı́a el fin de siècle mismo. Nietzsche, Verlaine, los hermanos Goncourt, Dostoyevski, Hauptmann, Flaubert...

Resistiéndose a la oscuridad, se esforzó por distinguir los nombres. Pero los libros se hundı́an en las sombras. Sus nervios se tensaron, preparándose a bajar. Una bombilla desnuda, directamente sobre su cabeza, se encendió repentinamente. Encaramado en lo más alto de la escalera, miró hacia abajo. Entre los libros se movı́an los empleados, los clientes. Raro, que pequeños se veían. Qué andrajosos.

"La suma de toda la vida humana añade menos de una línea a Baudelaire".

Durante un tiempo, desde la cima de la escalera, los había estado observando.


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16 págs. / 28 minutos / 210 visitas.

Publicado el 9 de noviembre de 2016 por Edu Robsy.

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