Una Ecuación con Dos Incógnitas
Silverio Lanza
Cuento
(Una solución)
Diálogo en la cervecería del Quebec's Inn entre un Exchange-broker y su hijo.
—Dí, papá; ¿vamos á estar en este país mucho tiempo?
—Quizás estemos poco... quizás estaremos siempre.
—¿Y mámá?
—Ha muerto.
—¡Muerta!...
—Un agente de policía la dió un culatazo. ¿Oyes? un culatazo. Oyelo bien.
—¿Y de qué murió?
—El médico creyó que de una meningitis: un magistrado dijo que la había matado la rabia, y yo creo que murió de vergüenza... Porque nos avergüenzan... Ya lo sabes.
Un minuto de silencio.
—Oye, papá; ¿por qué bota la pelota?
—¿Por qué preguntas eso?
—Contéstame.
—Pues bien; al dar en el suelo se oprime el aire que hay dentro de la esfera de goma; este aire trata de recobrar su volumen primitivo, y este esfuerzo de reacción se efectúa en todos sentidos: la fuerza hacia abajo se neutraliza con la resistencia del suelo, y la que va hacia arriba puede con la pelota y la levanta en el aire... Y basta.
Otra pausa.
—Contesta, y no te incomodes
—Di.
—De modo que si la doy con mucho empuje botará mucho.
—Sí, hijo, sí.
—¿Y si la diese con mucha fuerza... con la fuerza de toda la pólvora que hay en Inglaterra?
—¿Qué es eso?
—Sí, papá; yo la empujo con todo mi cuerpo, y con toda esa fuerza...
—Pero entonces darías de bruces en tierra y te estrellarías.
—Bueno; me estrellaría, pero la pelota subiría mucho, mucho... ¿Hasta dónde?
—No sé.
—Subiría hasta el cielo; hasta donde está mamá.
—¿Qué dices, hijo?
—Calla, calla, papá. Ya ves que oía cuando me contaste lo del culatazo.
Dominio público
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Publicado el 13 de enero de 2022 por Edu Robsy.