La Ausencia del Diablo
Silverio Lanza
Cuento
Lo que voy á contar ocurría el año 187 en el saloncito indicado y en
Una noche de Enero tormentosa
como dice un poetilla que firma con mi nombre.
D. Manuel es hombre rico y culto. Gruñón. Está definido. Un hombre que gruñe solo se parece á sí mismo. Se había quedado soltero por no parecerle bien ninguna de las mujeres casaderas que había conocido. No tenia amistad íntima con nadie. Cambiaba de criados mensualmente. Renegaba de su cocinera y comía en la fonda. Maldecía de los restaurants y nos suplicaba le invitásemos á comer en nuestras casas.
Era el ave Cinglo; á todas partes llevaba el mal humor.
Sin tener color político era siempre de oposición para satisfacer la sed de gruñir á que le obligaba su carácter.
Una tarde me encontró en la calle.
—Gracias á Dios que le veo á V. vestido á la española. ¡Siempre de gabán! Esa capa le está á V. muy bien. Ustedes, por parecer franceses, hasta en eso.
Satisfecho del cumplido me embocé para dar mayor belleza á la prenda alabada. Pero al embozarme estornudó D. Manuel.
—Caramba. Ya podía V. tener más cuidado. Al menos con el gabán no hacía V. tanto viento.
Dichos estos antecedentes concedamos la palabra á D. Manuel.
—Señores: Villaverde no viene porque está rezando el rosario.
—¿De veras?
—Si, señores. Ahora se va á convertir. Mientras tanto estará su señora en casa de Sepúlveda cantando la romanza de Roberto.
—D. Manuel, tiene V. lengua de hacha.
—¿Por qué? ¿Por que digo las verdades?
—Sí, señor; por eso ó por lo otro.
—Pues mire V., bastantes disgustos tengo yo al cabo del día para que venga V. ahora á sermonearme.
—Quisiera yo saber los disgustos que V. tiene.
—¡Si le parecen á V. flojos! Con sólo el alza de estos días tengo bastante...
Dominio público
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Publicado el 31 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.