Fingir sabiduría ó alardear de ignorancia, son dos sistemas vulgarísimos para encubrir una estupidez real.
La resistencia por la ofensa y la resistencia Pasiva son las
resistencias de los ignorantes y los Cobardes. Al cielo sólo va el
bueno.
Hace años oí lo siguiente á un amigo mío:
«Cuando yo estudiaba con los padres escolapios, mi profesor me
llenaba de cardenales el cuerpo, y yo supuse entonces que el latín era
un pretexto para pegar azotes. Siendo mozo quise estudiar el Arte poética,
y me encontré con que nada sabía de la lengua latina y, recapacitando,
deduje que los azotes eran un pretexto para no enseñar latín.»
De todos modos, y aparte de lo dicho, yo profeso un cariñoso respeto á
los padres Agustinos porque saben y á los Escolapios porque enseñan.
Esto nace de que creo firmemente que es más agradable á Dios aprender
que ayunar. Acaso me equivoque, acaso peque. Ya lo veremos como lo
vieron los cruzados de mi cuento.
Soy un gran pecador. Lo confieso y me pesa, pero quizás gane el
cielo, porque soy un individuo altamente moral é inofensivo é
insignificante.
Verán Vds, cómo.
Amo á Dios sobre todas las cosas, porque encuentro en ello un placer grandísimo.
Me amo á mi mismo más que al prógimo, porque no me gustan acciones que no sean recíprocas.
Amo el estudio, porque produce la agradable posesión de lo deseado y el encantador deseo de lo desconocido.
No hago mal á nadie, para evitarme el remordimiento, y olvido y
perdono el mal recibido para no sufrir las impertinencias del rencor.
Me gustan las verdades útiles y las mentiras bonitas.
De las mujeres sólo me gustan las honradas, y soy tan bueno que las deseo para otro.
Amo la justicia, pero creo que debe ser administrada por Dios y no por los guardias de orden público.
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