Parada y á Fondo
Silverio Lanza
Cuento
Cui autem minus dimittitur, mi nus diligit.
San Lucas.
Piden dinero casi todos los amigos, dicho sea para elogio de los
extraños; y á mis lectores les habrán dado más sablazos que pelos tengan
en la cabeza, aún advirtiendo que no haya ningún calvo entre mis
lectores.
El que pide promete pagar, aunque no tenga tal propósito ni facilidad para cumplirlo; y pide más que necesita, porque sabe que le han de dar menos de lo que pide; y de aquí proviene que todos los primos tengan fama de tacaños.
Admitida la existencia de esa costumbre peligrosa que se llama dar sablazos, se deduce cuan interesantes son todos los sistemas que llevan á lo que pudiéramos llamar la higiene del bolsillo. Y adviértase, desde luego, que á esto pueda aplicarse la máxima de un avicultor, que dice: «Es más fácil conservar sana á una gallina que curarla si está enferma.» ó sea, que es más fácil no prestar, que recuperar lo prestado.
Los inocentes, en su grado máximo, prestan, y los cautos, en su grado mínimo, responden: No tengo. también estoy esperando. Lo siento mucho, pero... conque vienen las gentes á suponerles pobres, y el que parece pobre, llega á serlo.
Otros, menos tontos, contestan: Para fin de mes; y como, al llegar aquella fecha, no cumplen lo que prometieron, adquieren fama de personas informales.
Quien es grosero porque envía enhoramala al sablista, y quien es impertinente porque da más consejos que moneda.
Yo conozco un método que defiende el bolsillo, evita que el prestatario pueda justificar sus calumnias, y produce un documento que atestigua las bellas condiciones del sablista y del presunto primo y la buena amistad que les une.
Supongamos que alguien ignorase mi voto de pobreza, y me pidiese dinero.
Dominio público
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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.