¡Blanco!
Silverio Lanza
Cuento
Al gatillo le mueve un dedo; al dedo, un músculo; al músculo, un nervio; al nervio, la voluntad, y á la voluntad la sensación producida por un agente externo. Cuando este agente recibe un balazo es que se suicida.
Mi Silverio se entretiene en el jardín tirando con una escopeta
de salón. He recortado el sello de un pliego de tres reales, que
afortunadamente no sirvió, y lo he colocado sobre el boton de la
plancha; para que mi hijo atine más fácilmente.
Silverio, ayer tarde, se desesperaba.
—Yo creo que he dado en el sello.
—Te equivocas; hubiera salido el mono.
—O no.
—Fatalmente. Y recuerda la máxima: cuando no salga, no has dado; y cuando veas salir súbitamente un monigote con mucha arrogancia, es que has hecho blanco.
—¿Y tiro sobre él mono?
—Nunca: siempre al blanco, y afinando.
—Eso se dice, pero...
—Figúrate que el monigote que está oculto allí es un miserable que calumnia á tu madre, un cobarde que se venga de mis desprecios, privándome de mis bienes y de mi libertad, y un malvado que ampara á los niños robándoles su hijuela y su alegría. Es preciso desenmascarar á ese traidor; es preciso que hagas blanco y que aparezca ese canalla; va en ello la felicidad de este hogar. Apunta, Silverio.
El chiquillo tendió el arma, inclinó sobre la culata la hermosa cabeza y apuntó.
—No tengas prisa: siempre á tiro hecho.
Atendí, porque me interesaba conocer cómo los músculos de mi hijo obedecían á sus nervios.
Silverio apuntó medio minuto, y después echó á correr, dió con la culata en el sello, y se quedó amenazando al aparecido monigote.
—Pero, chico...
—Déjeme usted; cuando sepa tirar haré otra cosa, pero ahora, aunque sea á culatazos.
Dominio público
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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.