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autor: Silverio Lanza etiqueta: Cuento textos disponibles


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El Mayor Enemigo de los Reyes Magos

Silverio Lanza


Cuento


La casa, numero , de la calle de San Simón no está construida atendiendo á las diferencias de clase. Un solo portal sirve para los inquilinos de los principales exteriores, de las buhardillas y de los bajos. Y el desorden es tan grande que los reyes de la casa viven en el patio, en el cuarto numero 3. son reyes por delegación como todas las autoridades. El propietario es desconocido. El conocido es el administrador; el señor Don Rufino, un gallego bajito, delgado y que no revela en su semblante ni su edad, ni su origen, ni sus aficiones; es ya propietario, y se ignora como adquirió las fincas que posee.

Don Rufino es el coco de los vecinos del numero 96 de la calle de San Simón, porque estos han de pagar sus mensualidades el día 8, bajo pena de verse citados á juicio de desahucio el día 9. Solo hay una manera de obtener concesiones, y se reduce á tener contenta á S. M. la reina doña Martina, la que vive en el 3 del patio, casada con Celedonio, ordenanza del Gobierno Civil.


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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

El Realismo Real

Silverio Lanza


Cuento


Dos cartas y un cuento

La pena es consecuencia fatal del delito. Dios perdona a los reos castigados por el Código; y los hombres hacen justicia porque no conocen con exactitud las leyes de la naturaleza.


Al enemigo que huye
puente de plata,
al que a traición ofende
traidor le mata.

Primera carta

San Francisco de California, á tantos de tantos de tantos.


Mi buen amigo Silverio: Estamos disgustadísimos contigo, porque hace seis meses que no nos escribes, y esto no está bien que lo hagas con unos amigos que tanto te quieren.

Margarita te recuerda constantemente, y consentiría que la volvieses á llamar Margot, con tal que estuvieses aquí y fueses el consejero de nuestro Enriquito, que ya tiene tres años.

Dice ella que tú sabes entretener á los niños y á los viejos, y supongo que también te ocuparía en entretenerme, porque mis sesenta y tres años, que han estado tan llenos de contrariedades, me agobian con su terrible pesadumbre, y daría los que me restan de vida á cambio de volverme joven. En fin, no quiero hablar más de esto, que tú adivinarás perfectamente.

Mis negocios van muy bien, aunque esto no sea Jauja; y si muero te suplico que vengas enseguida á ponerte al frente de mis asuntos.

Tengo una alegría muy grande que comunicarte, y es que vamos á tener otro chiquitín, que nos hacía mucha falta, porque siempre estábamos pensando qué sería de nosotros si perdiésemos á Enriquito, ¡no lo quiera Dios!

Margarita está de cinco meses, y tienes tiempo, si quieres, de venir á ser el padrino. ¿A que no te atreves?

He leído todos los libros que me enviaste, y todos te los agradezco, pero singularmente La Estátua, de nuestro querido Urrecha.

Es un libro admirable, que para mí es interesantísimo.


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Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

El Idioma Comercial

Silverio Lanza


Cuento


Fui el sábado á Bolsa para aprovecharme de la baja. Apenas entre, vino hacia mi Fernández.

—¡Amigo D. Silverio! Si llega usted antes de la media ve usted á D. Gaspar. Se nos ha hecho bajista. Me ha dado ordenes de vender á todo trance!trescientas mil pesetas! ¿Se las hago á usted?

Aquella noche recibí en casa la honrosa comunicación de los congresistas de Greatlie, pidiendo mi parecer acerca del idioma comercial. Este asunto es de importancia, aunque los españoles tengamos extraordinaria facilidad para expresarnos en todas las lenguas.

El domingo me hallaba en la Plaza de Toros, en mi delantera de grada, y Veneno comenzó á gritarme desde la contrabarrera:

—Ayer le fui á usted siguiendo en el Banco y no pude alcanzarle. Me dijo Paco, que había usted retirado el deposito de las treinta mil del ala, después llegue al ventanillo cuando usted acababa de presentar al descuento siete mil pesetillas en cupones; y luego estuve en cuentas corrientes esperándole á usted porque tenía usted allí un talón.

Termino la corrida de toros, y al regresar á mi casa, me detuvo en la calle de Sevilla mi cuñado Luis.

—Hola, Silverio. Acabo de separarme de Gutiérrez: dice que le has sacado por cuarenta y dos duros un broche que vale mil quinientos reales.

Afortunadamente, el broche era para mi esposa.

Y, cuando iba á acostarme, dije á mi mujer:

—Voy á contestar á Greatlie.

—Te pasarás la noche estudiando.

No tardo tres minutos.

Y escribí:

Señores Congresistas: á los comerciantes españoles lo mismo nos importa usar la lengua inglesa que la lengua china: lo imprescindible para nosotros es tener la lengua larga.

De ustedes aftmo. s. s. q. b. ss. mm.,


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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

Astronomía Legal

Silverio Lanza


Cuento


El alcalde de Villaruín está satisfechísimo con su nueva casa, que es la única mejora del pueblo.

Llega el mes de Noviembre, y la señora alcaldesa traslada el lecho conyugal al dormitorio de invierno.

A la mañana siguiente se levanta Don Máximo, y se dispone á contemplar desde la ventana el pueblo que gobierna.

Se asoma, y...

—Es estraño; desde que vivo en esta casa siempre ha salido el sol por mi derecha, y ahora sale por mi izquierda. Ordenemos un bando de buen gobierno.


* * *


El maestro de escuela queda encargado de explicar el fenómeno científicamente y gratis.

—Una de dos: ó el sol ha empezado á caminar rápidamente y en la dirección que rota la tierra, lo cual no es posible, ó ésta ha girado en el sentido de un meridiano, lo cual tampoco es posible.

—Lo que no creo posible es que haya un maestro más bruto que usted. ¡A la carcel!


* * *


Así se creo en Villaruín la costumbre de celebrar dos fiestas anuales: cuando Don Máximo cambiaba de dormitorio.


* * *


Murió el maestro extenuado por el ayuno y por la prisión; y antes de morir, dispuso que le enterrasen con la cabeza hacia levante; pero, como no es fácil mover cada seis meses el cadáver, continua sin sepultar.


* * *


Yo, temeroso de estar sepultado en vida é insepulto en muerte, como el maestro de Villaruín, me reduzco á consignar que, mientras los hombres no se acostumbren á vivir sin amo, les saldrá el sol á los pueblos por donde le salga al alcalde.


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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

Tres Casos

Silverio Lanza


Cuento


Aunque los curanderos están perseguidos por las leyes, declaro que lo soy, y no extrañara á ustedes lo que voy á referir.

Primer caso

El Sr. D. José Zúñiga é Iriarte, individuo del Cuerpo diplomático, observa, á los dos meses de casado, que su esposa presenta síntomas de demencia. Los doctores P. y Q. recomiendan que la enferma se distraiga, y el Sr. Zúñiga viaja con su esposa.

Convencido de que su mujer se agrava, y teniendo noticia de mis prodigiosas curas, me dispensa el honor de su visita, y, de común acuerdo, voy el siguiente día á almorzar con el diplomático y con su esposa.

La señora está muy delgada, es rubia, tiene los ojos azules, la boca grande y el cutis finísimo. Se fatiga fácilmente y se distrae á menudo.

El Sr. Zúñiga me presenta como poeta y hombre de ciencia. Yo me hago el chiquitín, y la señora no me invita á recitar versos. Observo que hay un piano en el gabinete, suplico á la enferma que nos recuerde alguna obra de las aplaudidas en la última temporada de conciertos, y la señora de Zúñiga contesta con alguna acritud, que el piano está desafinado y que ella toca muy mal. Entablo conversación sobre las bellezas de Nápoles y de Colonia; pido á la esposa su opinión acerca de las orillas del Rhin y de los lagos de Suiza, y me contesta con monosílabos.

Empieza el almuerzo, y la señora reprende al criado porque los huevos están partidos á lo ancho y no á lo largo, y encarga que otra vez sirvan la Bechamel aparte. Las conversaciones se suspenden, y mi copa de vino se tambalea porque la señora de Zúñiga tira del mantel para acercarse el plato.

El sirviente presenta el pescado, y la señora lo rechaza de tal modo, que un lenguado cae sobre la alfombra, y el criado se excusa de no haber traído antes las pechugas á la Financiere.

La señora se serena un poco y me refiere que aquel Burdeos les cuesta á cincuenta reales la botella.


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Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

Cómo Quisiera Morir

Silverio Lanza


Cuento


No os asustéis de que elija un asunto tan triste para escribir este articulo.

¡Hablar de morir un joven cuya cédula personal es una patente de dicha!

Y, sin embargo, la muerte es mí capricho constante, quizás porque es el único que espero conseguir.

Después de haber vivido sufriendo el hambre que no mata y que se llama estrechez; estudiando incesantemente para convencerme á la postre de que no sé nada; sin lograr nunca un miserable sueldo con que alegrar el cuerpo, ni una insignificante distinción con que halagar al espíritu, ¿qué esperanza me queda? solamente la muerte.

Dios es bueno y es justo. ¡Bendito seas, oh Dios!

Si los hombres me hubieran dejado sentar á la mesa del placer, quizás en aquel hermoso festín te hubiera olvidado, Dios omnipotente; pero si ves que en mi desgracia no te he negado nunca, ¿podrás dudar ¡oh Dios! de que yo te ame?

Teniendo fe en Dios, y no teniendo esperanza en los hombres, la muerte es un dulce consuelo.

Pero nadie se muere hasta que Dios quiere, y yo, después de haberme envenenado y haber sufrido enfermedades y agresiones aún no me he muerto. Confieso que tampoco me hubiera hecho gracia.

Es lógico; ya que en vida no he pasado de ser un sér vulgar, quisiera lograr una muerte característica.

Una vez la soñé, pero la soñé despierto, que es como sueño yo.

Oigan Vds. el sueño.

Son las nueve de la noche de un miércoles de Ceniza. Estoy en la Puerta del Sol; siento un golpecito en el brazo derecho y me encuentro...

—¡Hola, Manolita!

—¡Ay Silverio, muy preocupado vas!

—Ya sólo me quedan preocupaciones. El dinero se me acabó in initium.

—Sacristán. Siempre estás hablando en latín.

—Es la lengua favorita de los sabios que no saben castellano.

—Vamos, déjate de bromas y convídame.

—Querida Manolita. Dos puntos. Supla mi buen deseo á la falta de moneda.


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Publicado el 5 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Guardias y Maestros

Silverio Lanza


Cuento


En un camino que parte de Valdepeñas y termina en Sierra Morena... Yo creo que para ser morena es preciso tener algo más que el cutis de color obscuro y los ojos negros. Hay hermosas que parecen morenas y no lo son, y también hay rubias que son decididamente morenas. Se me figura que, aún explicándome mal, me hago entender. Las morenas verdaderas están tostadas exteriormente por un fuego interno que se manifiesta en sueños de aventuras, vivísimas emociones, deseos imperiosos y humildades heroicas. La rubia que es morena interiormente debe conceptuarse la hermosura mayor de la Naturaleza.

La sierra que separa la Mancha de Andalucía debe llamarse morena, y así se llama. Allí hay lugares á propósito para los más románticos sueños de amor, los más crueles asesinatos y los duelos sin piedad. Aquello es un monumento gigante levantado á la superioridad de lo malo y á la superioridad de lo bello. Por todas partes lleno de cruces, cifras y fechas, como libro que anota un critico algo ilustrado. Un montón de piedras que recuerda una promesa; un árbol cortado que es señal de un juramento; cuevas que han oído gritos de dolor y besos de enamorados; una tierra que ha absorbido vino y sangre, y un firmamento que ha contemplado impávido todas estas cesas, dando quizá día tormentoso al alegre galán y serena noche de luna al temeroso bandido.

Pues bien; en el camino que cito al principio está la celebre venta del Recodo.

La venta es una necesidad en la sierra, porque una sierra sin ventas sería como una corte sin palacios. Precisamente la venta es el palacio de la sierra. Los venteros son unos magnates. Ellos delatan á la Guardia civil los crímenes en que no han tomado parte, y ellos ocultan á la Guardia civil los crímenes en que figuran como reos. Cada venta tiene su nombre, sus dominios y sus parroquianos.


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5 págs. / 9 minutos / 35 visitas.

Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

La Cuestión Social

Silverio Lanza


Cuento


Mi amigo Publícola había pasado en vela la noche del 3. Al amanecer casi era cadáver.

Unid el hambre con el sueño y se verificará una combinación química que dará por resultado un compuesto que se tiene por simple: el derecho á la existencia.

Publícola al sentirse falto de vida comprendió por primera vez que tenía derecho á vivir. Pero la hora no era oportuna para despertar al Presidente del Consejo ó del Supremo y exponerle estas teorías. Por otra parte, la propaganda de ciertas ideas siguen el mismo movimiento que el humo de la pólvora: sale de abajo y llega arriba.

Publícola empezó su campaña en una buñolería. Convenció al dueño de que no era burgués, supuestas las diferencias que existen entre las explotaciones de las dos masas blancas: la masa humana y la de los buñuelos. Llamó Santo Jonás al señorito de la casa, calificativo que oyó con inocente satisfacción la abultada buñolera.

Después habló con los bohemios de la asquerosa simonía de nuestros gobernantes; con los aguadores del sudor de su frente; con los carboneros del negro pan del trabajo; con las criadas del amor libre, y con los soldados del ensangrentado látigo de los déspotas y los cabos.

Resultado práctico: tomó siete buñuelos, dos churros y cinco copas de aguardiente.

A las nueve opinaba mi amigo que se puede vivir á costa del país teniendo el sistema de servir al que paga.

De modo, que á las cuatro de aquella mañana, el Presidente no pensaba como Publícola, y á las nueve pensaba Publícola como el Presidente.

Pero á las nueve y media el alcohol había exagerado la secreción de jugos, y los buñuelos estaban disueltos, descompuestos y repartidos con una asimilación insignificante.

A las diez las opiniones de Publícola discrepaban algo de las del señor Presidente, á las once volvió á acordarse del derecho á la vida.


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6 págs. / 10 minutos / 53 visitas.

Publicado el 15 de enero de 2022 por Edu Robsy.

La Flor del Matutero

Silverio Lanza


Cuento


—Serrana, ponte el pañuelo,
que está la espiga de trigo
envidiosa de tu pelo.


—Miente, miente, pa jaserte de querer.


Si hubiera el mentir condena,
ya estaría en un presidio
el gachó que me camela.


—La jonjana pa el campo y jaz mutis, que te saco las cinco cuerdas.

—Pues si tu no cantas ni miquis; como no cante la agüela.

—Agüela, saque osté argo, asín que sean los posos.

—¡Ay, hijo, ni pa acompañar al grillo!

—Pues venga un pasito.

—Jamugas que me pusieran en la borrica y no levantaba yo los pies del suelo.

—Canta tú, pelmaso.

—Le voy á despavilar el insómnico á tu madre.

—Si no me duermo.

—Don Insónico lo ha mentao.

—Don Insónico es un bruto, mejorándote á ti.

—Vaya unos términos que te traes.

—Yo he dicho insómnico.

—¡Ay! si paese que te da hipo.

—¿Quién?

—Ese.

—Lo que tu buscas son dos gofetás.

—El Cid matando mujeres.


El Cid con tanto valor.


Pero ¿acompañas ó no acompañas?

—Si paeces un reuma que tan pronto da en un lao como en otro.

—Pues ya ves que salgo por jaleo.

—Pa la jorca debías de salir.


—No me quites la mirada.


—Y ahora por solea.

—Pues sígueme, hombre, que detrás del coche van los perros.

—Adiós, carretela.


—No me quites la mirada,
mira que me estás poniendo
como una cueva cerrada.


—Agüela, tápese usted la visión pa que no vea usted lo que va á pasar.

—¡Bah! La intensión no ha perdió á ninguna mujer.

—Pues por la intensión se condena.


—Por la intensión se condena,
yo me condeno al quererte,
porque mi intensión no es güena.


—La mía como er agua bendita.


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3 págs. / 6 minutos / 39 visitas.

Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

La Verbena de San Juan

Silverio Lanza


Cuento


—¡Olé! ¡Viva la alegría! señor Rafael, tráigase usted la fuente de la plaza, echando vino.

—Ojo con emborracharse, que luego, á la noche, hay alguno que rompe tres primas sin haber templado.

—Aquí nadie se emborracha; el que lo hace, paga la convidada por todos.

—Mucho, mucho; muy bien dicho.

—¡Que se escriban esas palabras!

—Oye. ¿A quién le has oído tú eso?

—Al diputado.

—¡Bravo! ¡Bravo! Que haga el diputado.

—Figúrate que estás en las Cortes.

—Que se suba encima de la mesa.

—Escucha. Zurdo. ¿Cómo van vestidos los ministros?

—Si no me dejáis, no digo nada.—

—¡Silencio!

—Antes necesito beber un poco.

—Oye. ¿Los diputados beben vino?

—Estultus, como dice el sacristán. En Madrid, la gente gorda, bebe agua de Colonia.

—Menuda chispa tendrán los señoritos.

—Ca, hombre. Ahí tienes ese chistera con el color de restrojo lo mismo que un difunto. Parece un hombre porque lleva patillas y va muy tieso; el otro día le dieron aguardiente del bajo en casa del escribano; y, apenas lo cato, lloraba cada lagrimón más grande que el chico de mi hermana.

—Dicen que sabe mucho.

—No digo que no; pero ayer no sabía cuantos celemines tiene una fanega.

—Pues eso lo sabe todo el mundo.

EL maestro le dijo á mi madre que el tal señorito es mala persona, y que hay que vigilar á las mozas.,

—Leandro, eso va contigo. Desde que vino al pueblo anda detrás de Rosica.

—Ya sabe ella lo que tiene que hacer.

—Si no dices otra cosa... Rosa es una chica honrada, y si tu lo haces mal con ella, ni las piedras te van á querer en el pueblo; pero ya sabes que donde hay gallinas es adonde van las zorras.

—Vosotros sabéis algo y no queréis decírmelo.


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4 págs. / 7 minutos / 47 visitas.

Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

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