Lo que les Gusta a las Mujeres
Silverio Lanza
Cuento
—Si; pero la gran dificultad es encontrarla.
—No digas eso.
—¡Pues apenas si me he llevado chascos!...
—¿Cuáles?
—Ea. Fulanita trataba de seducirme á mi después de haberse dejado seducir por un francés. Menganita se dejaba pretender mientras arreglaba conmigo los preparativos para nuestra boda. Zutanita ya sabes lo que era. Me presentaron á la de Tal. Medio arreglado tenía el asunto con los padres y supe que la niña tenía amores con un monigote que frecuentaba la casa. La chica de Cual tenía el vicio de las criadas.
—¿Qué vicio?
—Uno.
—Todo eso no significa nada.
—¡Caracoles!
—¿Por qué no te casaste con la de Éste?
—Por la misma razón que me obligó á dejar la de Otro.
—¿Por qué?
—Porque la de Otro andaba con éste y la de Éste andaba con otro.
—En fin, que no quieres casarte.
—Lógico! Dirás que no puedo casarme.
—¿Quieres que te busque novia?
—Si no me llevas caro...
—Purita.
—No parece mala muchacha.
—Ya lo creo. No encontrarás una criatura mejor educada. En aquella casa no hay líos ni enredos, ni diversiones que puedan parecer deshonestas. Tres ó cuatro veces al año va la familia al teatro. Esto es todo. Allí no verás sino gente formal.
—Si todo eso fuese cierto...
—Con verlo, basta. Esta noche te presento.
—Conformes.—La reunión empieza á las ocho y media y acaba á las diez.
—Algo añeja me parece esa costumbre.
—¿Quieres una mujer á la moda?
—No, no; prefiero á Purita.
—Después de comer nos veremos en el café, y de allí á la casa.
—No hay inconveniente.
—Me alegraría de que te arreglases de una vez.
—Más me alegraría yo.
—Ea, pues, hasta luégo.
—Hasta luégo. Adiós.
* * *
Dominio público
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Publicado el 15 de enero de 2022 por Edu Robsy.