Esta mañana, 5 de febrero de 1835, a
Livia Rangoni la han sacado de la cárcel de mujeres de Civitavecchia
para llevarla a la cárcel de Mentina, feudo del Espíritu Santo, a
petición de monseñor Cioia, jefe supremo Commendatore di Santo Spirito.
Hace más o menos tres meses que Livia Rangoni salió de Toscanella,
en donde vivía, y fue con su marido a dormir a Centopina (burgo de los
alrededores de Viterbo) en casa de Bernardo Containi, amigo de su marido
y amante suyo. A la mañana siguiente, Rangoni y su mujer se van camino
de Corneto. Al llegar a doce millas de Centopina un hombre enmascarado
ataca a Rangoni y lo acribilla de puñaladas. El asesino era Bernardo
Containi, el amante de Livia.
A Rangoni lo dan por muerto en la carretera. Containi huye y
regresa a su casa de Centopina. Livia va a buscar a unos campesinos que
viven cerca de lugar del crimen, alquila un burro, pide que coloquen
encima a su desventurado marido y acaba por volver a llevarlo con mil
trabajos a Centopina, a casa de Containi, en donde había pasado la
noche. Containi se desespera por la desdicha ocurrida a su amigo,
atienden a Rangoni, pero este, por fin, muere al cabo de dos días. (En
la novela, antes de morir tiene ciertas sospechas).
En cuanto muere Rangoni, la viuda regresa a Toscanella con
Containi, su amante; vende los bueyes de su marido, un rebaño de ovejas e
incluso unos cuantos campos; abandona a los tres niños pequeños que
tenía y se marcha por fin de Toscanella; con ella van su amante,
Containi, y Gianvincenzo Mori y Tullio Rivolta, criados de su marido,
armados con escopetas, como aquel. (En la novela, Gianvincenzo está
enamorado de Livia).
Información texto 'María Fortuna'