Textos más populares esta semana de Washington Irving | pág. 2

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autor: Washington Irving


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Kidd el Pirata

Washington Irving


Cuento


Hace muchos años, poco tiempo después de haber tenido que entregar su Muy Poderosa Majestad el Señor Protector de los Estados Generales de Flandes el territorio de la Nueva Holanda al rey Carlos II de Inglaterra, mientras el territorio se encontraba todavía en un estado de general inquietud, esta provincia era el refugio de numerosos aventureros, gente de vida dudosa y de toda clase de caballeros de industria y de sujetos que miran con disgusto las limitaciones antiguas, impuestas por la ley y los diez mandamientos. Los más notables entre aquéllos eran los bucaneros, hienas del mar que tal vez en tiempo de guerra se habían educado en la escuela del corso, pero que habiendo sentido una vez la dulzura del saqueo, habían conservado para siempre la inclinación por ello. Hay muy poca distancia entre el marino que hace el corso y el pirata.

Ambos luchan por amor del saqueo, sólo que el último es el más bravo, pues afronta al enemigo y a la horca.


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Dominio público
6 págs. / 10 minutos / 216 visitas.

Publicado el 22 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Wolfert Webber o los Sueños Dorados

Washington Irving


Cuento


En el año de gracia de mil setecientos y..., no me acuerdo la fecha exacta, aunque estoy seguro de que era a principios del siglo XVIII, vivía en la notable ciudad de Manhattoes un burger, Wolfert Webber de nombre. Descendía del viejo Cobus Webber, nativo de Brille, en Holanda, uno de los primeros colonizadores, cuya fama proviene de haber introducido la col en las colonias y que llegó a esta provincia durante el protectorado de Oloffe Van Kortlandt, conocido también por el nombre de «el soñador».

El campo en el cual Cobus Webber se instaló junto con sus coles permaneció siempre en manos de la familia, que continuó la misma clase de actividad, con esa perseverancia, digna de elogio, por la cual se distinguen los burgers holandeses. Durante varias generaciones, todo el genio de la familia se aplicó al estudio y desarrollo de ese noble vegetal; a esa concentración intelectual se debe, sin duda, el prodigioso tamaño y la fama que alcanzaban las coles de los Webber.

Esta dinastía continuó sin interrupción; ningún linaje dio pruebas más indiscutibles de legitimidad. El hijo mayor heredaba tanto la apariencia como los terrenos de su progenitor; si se hubieran tomado los retratos de esta familia de tranquilos potentados, hubieran presentado una línea de cabezas de un parecido maravilloso, tanto en la forma como en el tamaño con los vegetales que cultivaban.


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24 págs. / 43 minutos / 192 visitas.

Publicado el 22 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Diablo y Tomás Walker

Washington Irving


Cuento


En Massachusetts, a unos pocos kilómetros de Boston, el mar penetra a gran distancia tierra adentro, partiendo de la Bahía de Charles, hasta terminar en un pantano, muy poblado de árboles. A un lado de esta ría se encuentra un hermoso bosquecillo, mientras que del otro la costa se levanta abruptamente, formando una alta colina, sobre la cual crecían algunos árboles de gran edad y no menor tamaño. De acuerdo con viejas leyendas, debajo de uno de estos gigantescos árboles se encontraba enterrada una parte de los tesoros del Capitán Kidd, el pirata. La ría permitía llevar secretamente el tesoro en un bote, durante la noche, hasta el mismo pie de la colina; la altura del lugar dejaba, además, realizar la labor, observando al mismo tiempo que no andaba nadie por las cercanías, y los corpulentos árboles reconocer fácilmente el lugar. Además, según viejas leyendas, el mismísimo diablo presidió el enterramiento del tesoro y lo tomó bajo su custodia; se sabe que siempre hace esto con el dinero enterrado, particularmente cuando ha sido mal habido. Sea como quiera, Kidd nunca volvió a buscarlo, pues fue detenido poco después en Boston, enviado a Inglaterra y ahorcado allí por piratería.


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16 págs. / 28 minutos / 178 visitas.

Publicado el 22 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Visita a los Lugares Colombinos

Washington Irving


Diario, viajes, crónica


Este extracto de su diario, traducido al español, es parte de lo anotado los días 12 y 14, y todo lo anotado el 13 de agosto de 1828.

El testimonio de este viajero romántico, refleja la vida cotidiana en los lugares colombinos (Moguer y Palos de la Frontera) del año 1828. Washington Irving fue a España para conocer sobre todo Andalucía, cuyas costumbres y formas de vida le fascinaron. Cuando escribe este relato en su diario reside en Sevilla y se acerca con el deseo de conocer los lugares en los que se gestó la aventura descubridora.

Martes, 12 de agosto de 1828

(...)


Justo después de atardecer llegamos a Moguer. Esta pequeña ciudad, de momento aún conserva dicha categoría, está situada a una legua más o menos de Palos, de donde, según me han dicho, ha ido gradualmente absorbiendo o todos sus habitantes más importantes, de entre ellos a la familia de los Pinzones.

Tan alejado está este pequeño lugar de la alborotada y bulliciosa ruta de los viajeros y tan falto de lo ostentación y de las vanaglorias de este mundo, que mi calesa, al tintinear ruidosamente por sus estrechas y mal pavimentadas calles, causó una gran sensación; los chiquillos corrían y gritaban a su lado, asombrados con los llamativos adornos de estambre y bronce, mirando con reverencia al importante visitante que llegaba en tan suntuoso vehículo.


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20 págs. / 35 minutos / 77 visitas.

Publicado el 24 de enero de 2023 por Edu Robsy.

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