Textos más populares este mes de Wilkie Collins publicados por Edu Robsy

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autor: Wilkie Collins editor: Edu Robsy


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La Piedra Lunar

Wilkie Collins


Novela


PREFACIO

En alguna de mis novelas anteriores me propuse establecer la influencia ejercida por las circunstancias sobre el carácter. En la presente historia he invertido el proceso. Mi meta ha sido señalar aquí la influencia ejercida por el carácter sobre las circunstancias. La conducta seguida por una muchacha ante una emergencia insospechada constituye el cimiento sobre el que he levantado esta obra.

Idéntico propósito es el que me ha guiado en el manejo de los otros personajes que aparecen en estas páginas. El curso seguido por su pensamiento y su acción en medio de las circunstancias que los rodean resulta, tal como habría ocurrido muy probablemente en la vida real, unas veces correcto, otras equivocado.

Acertada o falsa su conducta, no dejan en ningún instante de regir la acción de aquellas partes del relato que les incumben a cada uno, frente a cualquier evento.

En lo que atañe al experimento psicológico que ocupa un lugar destacado en las últimas escenas de La Piedra Lunar he puesto allí, una vez más, en juego tales principios. Previa documentación efectuada no sólo en los libros, sino también recogida de labios de vivientes autoridades en la materia respecto al probable desenlace que dicho experimento hubiera tenido en la realidad, he declinado echar mano del privilegio que todo novelista posee de imaginar lo que podría ocurrir, estructurando mi relato de manera de hacerlo surgir como una consecuencia de lo que en verdad hubiese ocurrido…, cosa que, me permito declarar ante el lector, acaece realmente en estas páginas.


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676 págs. / 19 horas, 43 minutos / 428 visitas.

Publicado el 5 de enero de 2017 por Edu Robsy.

La Dama de Blanco

Wilkie Collins


Novela


Prefacio a la edición de 1861

La dama de blanco ha sido acogida con tan señalado interés por un inmenso círculo de lectores, que esta edición apenas necesita una introducción que la presente.

He intentado, mediante repetidas enmiendas y una minuciosa revisión, que esta obra fuese digna del constante favor del público. Algunos errores técnicos que se me habían escapado cuando escribí el libro se han corregido. Ninguno de estos pequeños defectos menoscaba el interés del relato, pero debían rectificarse en cuanto fuera posible, por respeto a mis lectores; en esta edición, pues, ya no existen.

Se me han expuesto algunas dudas en forma capciosa en orden a la presentación más o menos correcta de los puntos legales que incidentalmente aparecen en esta historia. Por ello, he de mencionar que no he regateado esfuerzos tanto en este aspecto como en otros, para no llevar intencionadamente a engaño a mis lectores. Un hombre de leyes de gran experiencia profesional ha guiado amable y cuidadosamente mis pasos siempre que el curso de la narración me ha conducido por los laberintos de la ley. Antes de aventurarme a poner mi pluma en el papel, he sometido todas mis dudas a este caballero, y su mano ha corregido todo cuanto se refería a materias legales antes de su publicación. Puedo añadir, apoyado por altas autoridades judiciales, que estas precauciones no han sido tomadas en vano. La «ley» contenida en este libro ha sido discutida, desde su publicación, por más de un competente tribunal y se decidió que era fundado cuanto en él se expone.

Antes de terminar quiero añadir unas palabras de agradecimiento por la gran deuda de gratitud que he contraído con mis lectores.


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742 págs. / 21 horas, 40 minutos / 575 visitas.

Publicado el 31 de enero de 2017 por Edu Robsy.

El Hotel Encantado

Wilkie Collins


Novela


Primera Parte

I

Hacia 1860, la reputación del doctor Wybrow, médico londinense, había llegado a su apogeo. Se decía que las rentas de las que disfrutaba gracias al ejercicio de su profesión eran las más altas que jamás médico alguno había obtenido.

Una tarde, a finales de julio, cuando el doctor había dado fin a su almuerzo tras una mañana intensa en su consultorio, y con una enorme lista de visitas para efectuar fuera de su domicilio que deberían ocuparle el resto de la jornada, el criado le anunció que una dama deseaba verle.

—¿Quién es? —preguntó el doctor—. ¿Una desconocida?

—Sí, señor.

—No recibo desconocidos fuera de las horas de consulta. Dígale a qué hora puede volver y despídala.

—Ya se lo he dicho, señor.

—¿Bien… y qué?

—Que no quiere irse.

—¿Que no quiere irse? —Y el doctor sonrió al repetir las mismas palabras. A su manera, poseía un agudo sentido del humor, y en aquella situación había un aspecto absurdo que le divertía—. ¿Por lo menos ha dado su nombre esa obstinada señora? —preguntó.

—No, señor; no ha querido darlo… dice que no puede esperar, que el asunto es demasiado importante para aplazarlo. Está en la consulta, y no se me ocurre como echarla.

El doctor Wybrow reflexionó unos instantes. Su conocimiento de las mujeres (profesionalmente hablando) se apoyaba en una experiencia de más de treinta años; las había conocido de todas clases, especialmente de aquella que ignora por completo el valor del tiempo y que no vacila jamás en escudarse tras los privilegios de su sexo. Una mirada al reloj le convenció de que no podía demorar su excursión cotidiana a los hogares de sus enfermos. Decidió tomar la única resolución que le permitían las circunstancias. En pocas palabras: intentó escapar.


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153 págs. / 4 horas, 28 minutos / 296 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Corazón y Ciencia

Wilkie Collins


Novela


A Sarony (de Nueva York)
Artista, fotógrafo y buen amigo.

Libro I

Capítulo I

El siglo XIX, viejo y ya cansado, se encaminaba hacia sus últimos veinte años de vida.

Hacia las dos de la tarde, Ovid Vere (del Colegio Real de Médicos), de pie frente a la ventana de su consulta en Londres, miraba hacia la calle, tranquila y polvorienta bajo el sol estival.

Había recibido una advertencia que debe de resultar familiar a los hombres ajetreados de nuestro tiempo: los síntomas que delatan un carácter alterado y que aconsejan reposo tras un exceso de trabajo. Con una próspera carrera ante sí (y a sus escasos treinta y un años de edad), se había visto obligado a pedir a un compañero que se hiciera cargo de su consulta, y a dar a su cerebro, que tanto había fatigado, un descanso que habría de prolongarse durante los meses posteriores. Para el día siguiente tenía previsto embarcarse rumbo al Mediterráneo en el yate de un amigo.

Hombre activo, dedicado en cuerpo y alma a su profesión, no era alguien dotado de la feliz habilidad de saber entregarse al instante a una existencia ociosa. Para Ovid, el mero acto de mirar por la ventana, y preguntarse, qué hacer a continuación, representaba más de lo que podía soportar.

Se volvió hacia su mesa de trabajo. Si estuviera casado, su mujer le habría recordado que, en las presentes circunstancias, no había nada en común entre él y la mesa. Pero ya que se encontraba privado de superintendencia conyugal, se rebelaba contra sus propias reglas. Su mano inquieta abrió un cajón, y tomó un trabajo de medicina escrito de su puño y letra. «Sin duda —pensó— puedo terminar un capítulo antes de hacerme a la mar mañana».


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447 págs. / 13 horas, 2 minutos / 83 visitas.

Publicado el 2 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Informe de Trottle

Wilkie Collins


Cuento


Es muy posible que la mayoría de los curiosos acontecimientos que se relatan en estas páginas no hubieran llegado a producirse jamás de no haberse atrevido una persona llamada Trottle, contrariamente a su costumbre, a pensar por si mismo.

La cuestión por la que esa persona se arriesgó por primera vez en su vida a formarse una opinión pura y enteramente personal había despertado previamente y en grado sumo el interés de su respetada señora. Por decirlo en lenguaje llano, la cuestión no era otra que el misterio de la casa deshabitada.

Puesto que veía inconveniente alguno en apuntarse un tanto, si es posible fuere, allí donde había fracasado el señor Jarber, un lunes por la noche Trottle se dedicó a comprobar hasta dónde podía llegar él por su propia cuenta en la resolución del misterio de la casa deshabitada. Avisadamente desechó la absurda idea de perseguir historias de inquilinos anteriores y, con un solo objetivo claro, se puso manos a la obra por el camino más corto: dirigirse sin pérdida de tiempo a la casa y ver quién era la primera persona que salía a abrirle la puerta.

Empezaba a oscurecer la tarde del lunes, día decimotercero del mes, cuando Trottle pisó los escalones de la casa por vez primera. Llamó a la puerta sin saber nada de lo que se disponía a investigar, excepto que el propietario era un viudo anciano y acaudalado que se apellidaba Forley. ¡Bien poca cosa, la verdad, para empezar!

Al golpear con la aldaba, lo primero que hizo fue mirar con cautela por el rabillo del ojo derecho, a ver qué consecuencias, de haberlas, se desencadenaban en la ventana de la cocina. Inmediatamente apareció allí la silueta de una mujer, que miró inquisitivamente al desconocido de los escalones, se alejó rápidamente de la venta y volvió con una carta abierta en la mano, la cual levantó hacia la última luz del día; tras echar una rápida ojeada al escrito, la mujer volvió a desaparecer.


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17 págs. / 30 minutos / 82 visitas.

Publicado el 9 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Sin Nombre

Wilkie Collins


Novela


Para
Francis Carr Beard
(Miembro del Real Colegio de Cirujanos de
Inglaterra)
En recuerdo de la época en que se escribieron
las últimas escenas de esta historia

PREFACIO

El propósito principal de esta historia es despertar el interés del lector por un tema que han tratado algunos de los más grandes escritores, vivos o muertos, pero que ni ha sido agotado ni podrá agotarse nunca, pues se trata de un tema que interesará siempre a la humanidad. Aquí se presenta otro libro que describe la lucha de un ser humano bajo las influencias opuestas del Bien y del Mal, influencias que todos hemos sentido, que todos conocemos. En mi ánimo estaba convertir a «Magdalen», que personifica esta lucha, en un personaje patético incluso en su terquedad y su error, y he intentado con todas mis fuerzas obtener ese resultado por el medio menos importuno y menos artificial de todos: ateniéndome estrictamente, durante todo el libro, a la verdad tal como es en la Naturaleza. No ha sido fácil cumplir con este propósito, y me ha servido de gran aliento (durante la publicación de la historia en forma periódica) saber, con la autoridad que dan sus muchos lectores, que el objetivo que me había marcado puede considerarse conseguido hasta cierto punto.


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838 págs. / 1 día, 27 minutos / 209 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2017 por Edu Robsy.

El Río Culpable

Wilkie Collins


Novela


Capítulo I. Camino del río

Por motivos personales no quise acompañar a mi madrastra a una cena que se ofrecía aquella noche en nuestro vecindario. Dado mi estado de ánimo, prefería estar solo; y para pasar el rato, pensé que lo mejor sería ir a cazar insectos.

Provisto de un pincel y una mezcla de ron y melaza, tomé el camino del bosque de Fordwitch con la intención de disponer la trampa, bien conocida por los cazadores de polillas, que llamamos endulzar los árboles.

El atardecer de verano era cálido y tranquilo; era esa hora entre el crepúsculo y la oscuridad. Después de haber pasado diez años en tierras extranjeras advertí ciertos cambios en los alrededores del bosque que me alertaron para no entrar demasiado confiado, ya que podía tener alguna dificultad para encontrar el camino.

Me detuve ante los primeros árboles y pinté los troncos con la traicionera mezcla, que atrae a los insectos nocturnos y los deja atontados en cuanto se instalan en su insalubre superficie. Colocada la trampa, esperé a que las polillas se intoxicasen.

Pero nada hay, más cansado y aburrido que esperar. La arboleda era muy tupida, más oscura aún que el firmamento. No se movía ni una sola hoja de los árboles. Eché de menos el murmullo del viento. Aquel bosque no quería regalarme su dulce canción de verano.

El primer enemigo aéreo no tardó mucho en aparecer. El cielo estaba algo tapado, pero los conozco bien por experiencia. No pocas han sido las veces que he perdido un valioso ejemplar de polilla por culpa de un murciélago en busca de su cena.


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141 págs. / 4 horas, 8 minutos / 65 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Señora o Señorita

Wilkie Collins


Novela


Personajes:

Sir Joseph Graybrooke (Caballero)

Richard Turlington (del Comercio con el Levante)

Launcelot Linzie (del Colegio de Cirujanos)

James Dicas (del Registro de Abogados)

Thomas Wildfang (Marinero jubilado)

Señorita Graybrooke (Hermana de Sir Joseph)

Natalie (Hija de Sir Joseph)

Lady Winwood (Sobrina de Sir Joseph)

Amelia Sophia y Dorothea (Hijastras de Lady Winwood)

Tiempo: actual (mediados del siglo XIX)

Lugar: Inglaterra

1. En el mar

La noche había finalizado. El día recién nacido esperaba por avivar su luz en un silencio que se desconoce en tierra firme, el silencio que en un mar en calma precede a la salida del Sol.

No llegaba ni un soplo de aire. El agua, inmóvil, carecía de rizos. El único cambio era el de la luz, que aumentaba poco a poco, con suavidad; el único movimiento era el de la perezosa neblina, que ascendía serpenteando al encuentro del Sol, su amo, hacia el Este del mar. Muy paulatinamente, a medida que el velo etéreo de la mañana se levantaba, se volvía cada vez más fino, hasta que en los primeros rayos de la luz solar se pudo divisar el alto velamen blanco de una goleta.

Un gran silencio reinaba en la embarcación, de proa a popa, igual que el silencio que reinaba en el mar.


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100 págs. / 2 horas, 55 minutos / 130 visitas.

Publicado el 28 de enero de 2017 por Edu Robsy.

La Máscara Robada

Wilkie Collins


Novela


INTRODUCCIÓN

Puede ocurrir que algunos lectores de esta historia tengan en su poder una «máscara» —o una cabeza— de escayola del rostro de Shakespeare, una de las reproducciones en vaciado del famoso busto de Stratford que se pusieron a la venta hace algún tiempo. Las circunstancias bajo las cuales se obtuvo el molde original se las oí relatar, una vez, a un amigo de quien guardo un cariñoso recuerdo y con quien estoy en deuda por el ejemplar que poseo hoy en día.

Hace algunos años, se contrató a un cantero para efectuar unos arreglos en la iglesia de Stratford-upon-Avon. Mientras se ocupaba de estas reparaciones, el cantero se las arregló —sin levantar sospechas, pensaba él— para fabricar un molde del busto de Shakespeare. Sin embargo, se descubrió lo que había hecho e, inmediatamente, las autoridades, encargadas de la custodia del busto original, lo amenazaron con penas y sanciones legales muy severas, aunque no especificaron de qué delito se le acusaba. El pobre hombre estaba tan asustado por las amenazas que rápidamente empaquetó sus herramientas y, cogiendo el molde, se marchó de Stratford. Después, el cantero expuso su caso a personas con capacidad para aconsejarle, quienes le dijeron que no debía temer ningún castigo y que, si consideraba que podría venderlos, hiciera tantos moldes del busto como quisiera y los pusiera a la venta en cualquier lugar. El cantero siguió el consejo, realizó cuidadosamente sus reproducciones del busto en bloques de mármol negro y vendió un gran número de ellas no solo en Inglaterra, sino también en América. Debe añadirse que este cantero había destacado siempre por su extraordinaria veneración a Shakespeare, que llevó a tal extremo que llegó a asegurar al amigo —de quien luego recibí esta información— que él, que era viudo, ¡se habría vuelto a casar solo si hubiera conocido a una mujer que fuera descendiente directa de William Shakespeare!


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105 págs. / 3 horas, 4 minutos / 80 visitas.

Publicado el 28 de enero de 2017 por Edu Robsy.

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