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El Legado de Caín

Wilkie Collins


Novela


A la señora de Henry Powell Bartley:

Permítame asociar mi nombre al suyo al publicar esta novela.
No encuentro empleo más placentero para la pluma que he
utilizado para escribir mis libros, que el de reconocer lo
que le debo a la pluma que con habilidad y paciencia
ha copiado mis manuscritos para la imprenta.

WlLKIE COLLINS

Wimpole Street

6 de diciembre de 1888

PRIMER PERÍODO: 1858-1859

Acontecimientos ocurridos en la prisión, relatados por el Alcaide

CAPÍTULO I

El Alcaide explica

A petición de alguien que tiene unos derechos sobre mí que no puedo dejar de reconocer, consiento en volver la vista a lo sucedido hace muchos años, y en describir acontecimientos que tuvieron lugar entre los muros de una prisión inglesa durante el periodo en que desempeñé en ella el cargo de Alcaide.

Al examinar mi tarea a la luz de lo que después supe, creo que procederé sabiamente si ejerzo cierto control sobre la libertad de mi pluma.

Me propongo mantener en silencio el nombre del pueblo en el cual se ubica la prisión confiada en una época a mi cuidado. Observaré una discreción similar en lo que concierne a los individuos involucrados, algunos de los cuales ya han muerto, mientras que otros aún viven en la actualidad.


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369 págs. / 10 horas, 47 minutos / 176 visitas.

Publicado el 1 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

La Reina del Mal

Wilkie Collins


Novela


Afectuosamente dedicado a
Holman Hunt

Antes de la historia. La educación de la señorita Westerfield

1. El juicio

Los caballeros del jurado se retiraron a deliberar.

Su Presidente se distinguía de todos ellos por ser el más brillante y el más elocuente, siendo por ello una persona muy respetada entre sus colegas. Por una vez, puede decirse que el hombre adecuado estaba en el cargo adecuado.

De los once hombres del jurado, cuatro tenían personalidades muy superficiales. Eran estos:

El Hambriento, que exigía constantemente que le trajeran la cena.

El Despistado, que hacía dibujos en su cuaderno de notas.

El Nervioso, que no se alteraba por nada.

Y el Callado, que era quien finalmente decidía el veredicto.

De los otros siete miembros del jurado, uno era un Soñoliento bajito que jamás solía causar problemas; otro era un Inválido con muy mal humor que siempre hacía su trabajo a regañadientes, y cinco pertenecían a esa especie mayoritaria y feliz de la población que se deja gobernar con docilidad: de lo que no sabe, no opina.

Cuando el Presidente se sentó a la cabecera de la mesa, y sus colegas a ambos lados, el silencio cayó sobre ese jurado masculino. (Circunstancia que normalmente no se da en las reuniones de mujeres). La clase de silencio que se produce cuando nadie se atreve a hablar en primer lugar.

Cuando sucedía esto, era obligación del Presidente hacer con sus cofrades deliberadores lo que acostumbramos a hacer cuando se nos para el reloj: darle cuerda al jurado, y ponerlo a trabajar.

—Caballeros. ¿Se han formado ya una opinión definitiva sobre el caso?

Algunos contestaron que sí y otros que no. El pequeño Soñoliento no dijo nada. El Inválido malhumorado exclamó:

—¡Vamos allá!


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394 págs. / 11 horas, 29 minutos / 72 visitas.

Publicado el 2 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Basil

Wilkie Collins


Novela


Dedicatoria

Al Señor
Charles James Ward

Carta a modo de dedicatoria al Señor Charles James Ward

Hace ya muchísimo tiempo que esperaba con verdadero placer, mi querido y viejo amigo, que llegase el momento propicio para rendirle el debido reconocimiento por el gran valor en que tengo el afecto que usted me profesa, así como el agradecimiento por las muchas muestras de amabilidad que ese afecto me ha deparado, y que ahora le ofrezco con inmensa alegría en este lugar. Al dedicarle esta obra que ahora se publica, cumplo por consiguiente un propósito que durante bastante tiempo he deseado muy sinceramente llevar a cabo. Por si fuera poco, para mí gano la satisfacción de saber que habrá al menos una página de mi libro que siempre habré de contemplar con absoluto placer, y no es otra que la página que lleva su nombre.

El principal acontecimiento del que brota esta narración es un suceso real del que he tenido conocimiento. Al dar después forma al relato, a medida que se me iba sugiriendo por sí solo, lo he guiado casi siempre hacia el terreno que mejor conozco por mi propia experiencia, o bien por las experiencias que me han referido otros, de manera que, en su transcurso, incidiera sobre algo real y verdadero. Mi idea era que cuanto más pudiera cosechar de lo real, en calidad de texto a partir del cual hablase, tanto más seguro podría estar respecto del valor genuino de lo ideal que sin duda brotaría de él. La imaginación y la fantasía, la elegancia y la belleza, y todas las cualidades que son para la obra de arte lo que son para la flor el aroma y la coloración, sólo pueden ascender hacia el cielo si están enraizadas en la tierra. ¿No es acaso la más noble poesía esa ficción en prosa de la verdad cotidiana?


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411 págs. / 11 horas, 59 minutos / 88 visitas.

Publicado el 31 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Corazón y Ciencia

Wilkie Collins


Novela


A Sarony (de Nueva York)
Artista, fotógrafo y buen amigo.

Libro I

Capítulo I

El siglo XIX, viejo y ya cansado, se encaminaba hacia sus últimos veinte años de vida.

Hacia las dos de la tarde, Ovid Vere (del Colegio Real de Médicos), de pie frente a la ventana de su consulta en Londres, miraba hacia la calle, tranquila y polvorienta bajo el sol estival.

Había recibido una advertencia que debe de resultar familiar a los hombres ajetreados de nuestro tiempo: los síntomas que delatan un carácter alterado y que aconsejan reposo tras un exceso de trabajo. Con una próspera carrera ante sí (y a sus escasos treinta y un años de edad), se había visto obligado a pedir a un compañero que se hiciera cargo de su consulta, y a dar a su cerebro, que tanto había fatigado, un descanso que habría de prolongarse durante los meses posteriores. Para el día siguiente tenía previsto embarcarse rumbo al Mediterráneo en el yate de un amigo.

Hombre activo, dedicado en cuerpo y alma a su profesión, no era alguien dotado de la feliz habilidad de saber entregarse al instante a una existencia ociosa. Para Ovid, el mero acto de mirar por la ventana, y preguntarse, qué hacer a continuación, representaba más de lo que podía soportar.

Se volvió hacia su mesa de trabajo. Si estuviera casado, su mujer le habría recordado que, en las presentes circunstancias, no había nada en común entre él y la mesa. Pero ya que se encontraba privado de superintendencia conyugal, se rebelaba contra sus propias reglas. Su mano inquieta abrió un cajón, y tomó un trabajo de medicina escrito de su puño y letra. «Sin duda —pensó— puedo terminar un capítulo antes de hacerme a la mar mañana».


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447 págs. / 13 horas, 2 minutos / 81 visitas.

Publicado el 2 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Doble Engaño

Wilkie Collins


Novela


PRIMER ACTO

La casa de la frontera. Preámbulo

Francia. Otoño de 1870: año de la guerra entre Francia y Alemania.

Los personajes son: el capitán Arnault, perteneciente al ejército francés; el cirujano Surville, de la ambulancia francesa; el cirujano Wetzel, del ejército alemán; Mercy Merrick, enfermera, adscrita al servicio de ambulancias francés; y Grace Roseberry, viajera de camino a Inglaterra.

Capítulo I. Las Dos Mujeres

Era noche cerrada. Llovía a cántaros.

Al anochecer, un destacamento de franceses y otro de alemanes se encontraron accidentalmente en las cercanías del pueblecito de Lagrange, limítrofe con la frontera alemana. En la escaramuza los franceses, por una vez, salieron victoriosos. Al menos de momento, cientos de soldados alemanes tuvieron que retroceder y cruzar la frontera. Fue una acción sin importancia, que tuvo lugar poco después de la gran victoria alemana de Weissenbourg; los periódicos apenas dieron noticia de ella.


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300 págs. / 8 horas, 46 minutos / 66 visitas.

Publicado el 3 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Dinero de Milady

Wilkie Collins


Novela


Personajes de la historia

MUJERES

Lady Lydiard (viuda de Lord Lydiard)
Isabel Miller (su hija adoptiva)
La señorita Pink (de South Morden)
La Honorable señora Drumblade (hermana del Honorable Alfred Hardyman)

HOMBRES

El Honorable Alfred Hardyman (del criadero de caballos)
El señor Felix Sweetsir (sobrino de Lady Lydiard)
Robert Moody (factótum de Lady Lydiard)
El señor Troy (abogado de Lady Lydiard)
El Viejo Sharon (en un apartado de la Bohemia legal)

ANIMALES

Tommie (el perro de Lady Lydiard)

Primera parte. La desaparición

Capítulo I

La anciana Lady Lydiard estaba sentada, meditando, al lado de la chimenea, con tres cartas en el regazo.

El tiempo había descolorido el papel y desteñido la tinta hasta darles un tono ocre. Todas las cartas iban dirigidas a la misma persona: Al Honorable Lord Lydiard; y todas ellas firmadas de la misma forma: Tu afectísimo primo James Tollmidge. A juzgar por estos ejemplos de correspondencia, el señor Tollmidge debía de haber tenido un gran mérito como escritor de cartas: el mérito de la brevedad. Si se le hubiera dejado hablar, no hubiera alterado la paciencia de nadie. Permitámosle, pues, en su propia y exagerada forma, hablar por sí solo.


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167 págs. / 4 horas, 52 minutos / 62 visitas.

Publicado el 6 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Hombre de Negro

Wilkie Collins


Novela


ANTES DE LA HISTORIA

Primera escena. Boulogne-sur Mer: El duelo

I

Los médicos no podían hacer nada más por lady Berrick. Cuando los médicos de una dama que ha alcanzado los setenta años de edad recomiendan el suave clima del sur de Francia, lo que quieren dar a entender, a la pata la llana, es que han agotado todos sus recursos. La viuda decidió concederle su oportunidad al suave clima francés, y a continuación decidió (según sus propias palabras) «morir en casa». El viaje de regreso fue lento, y la última vez que oí hablar de ella había llegado a París. Fue a principios de noviembre. Una semana después me encontré en el club con su sobrino, Lewis Romayne.

—¿Qué te trae a Londres en esta época del año: —pregunté.

—La fatalidad me persigue —respondió con gesto grave—. Soy uno de los hombres más desdichados de la tierra.

Tenía treinta años; no estaba casado; era el envidiable poseedor de una antigua y hermosa finca, Vange Abbey; no tenía parientes pobres; era uno de los hombres más apuestos de Inglaterra. Si a eso añadimos que yo soy un oficial retirado del ejército, que mi renta es paupérrima, mi esposa desagradable y mis cuatro hijos feos, y que llevo a mis espaldas una carga de cincuenta años, a nadie le sorprenderá que mis palabras de respuesta a Romayne, llenas de amarga sinceridad, fueran las siguientes:

—¡Pues que el Cielo me conceda poder intercambiar nuestros lugares!

—¡Que el Cielo te lo conceda! —profirió con igual sinceridad—. Lee esto.


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326 págs. / 9 horas, 31 minutos / 96 visitas.

Publicado el 6 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Informe de Trottle

Wilkie Collins


Cuento


Es muy posible que la mayoría de los curiosos acontecimientos que se relatan en estas páginas no hubieran llegado a producirse jamás de no haberse atrevido una persona llamada Trottle, contrariamente a su costumbre, a pensar por si mismo.

La cuestión por la que esa persona se arriesgó por primera vez en su vida a formarse una opinión pura y enteramente personal había despertado previamente y en grado sumo el interés de su respetada señora. Por decirlo en lenguaje llano, la cuestión no era otra que el misterio de la casa deshabitada.

Puesto que veía inconveniente alguno en apuntarse un tanto, si es posible fuere, allí donde había fracasado el señor Jarber, un lunes por la noche Trottle se dedicó a comprobar hasta dónde podía llegar él por su propia cuenta en la resolución del misterio de la casa deshabitada. Avisadamente desechó la absurda idea de perseguir historias de inquilinos anteriores y, con un solo objetivo claro, se puso manos a la obra por el camino más corto: dirigirse sin pérdida de tiempo a la casa y ver quién era la primera persona que salía a abrirle la puerta.

Empezaba a oscurecer la tarde del lunes, día decimotercero del mes, cuando Trottle pisó los escalones de la casa por vez primera. Llamó a la puerta sin saber nada de lo que se disponía a investigar, excepto que el propietario era un viudo anciano y acaudalado que se apellidaba Forley. ¡Bien poca cosa, la verdad, para empezar!

Al golpear con la aldaba, lo primero que hizo fue mirar con cautela por el rabillo del ojo derecho, a ver qué consecuencias, de haberlas, se desencadenaban en la ventana de la cocina. Inmediatamente apareció allí la silueta de una mujer, que miró inquisitivamente al desconocido de los escalones, se alejó rápidamente de la venta y volvió con una carta abierta en la mano, la cual levantó hacia la última luz del día; tras echar una rápida ojeada al escrito, la mujer volvió a desaparecer.


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17 págs. / 30 minutos / 80 visitas.

Publicado el 9 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Río Culpable

Wilkie Collins


Novela


Capítulo I. Camino del río

Por motivos personales no quise acompañar a mi madrastra a una cena que se ofrecía aquella noche en nuestro vecindario. Dado mi estado de ánimo, prefería estar solo; y para pasar el rato, pensé que lo mejor sería ir a cazar insectos.

Provisto de un pincel y una mezcla de ron y melaza, tomé el camino del bosque de Fordwitch con la intención de disponer la trampa, bien conocida por los cazadores de polillas, que llamamos endulzar los árboles.

El atardecer de verano era cálido y tranquilo; era esa hora entre el crepúsculo y la oscuridad. Después de haber pasado diez años en tierras extranjeras advertí ciertos cambios en los alrededores del bosque que me alertaron para no entrar demasiado confiado, ya que podía tener alguna dificultad para encontrar el camino.

Me detuve ante los primeros árboles y pinté los troncos con la traicionera mezcla, que atrae a los insectos nocturnos y los deja atontados en cuanto se instalan en su insalubre superficie. Colocada la trampa, esperé a que las polillas se intoxicasen.

Pero nada hay, más cansado y aburrido que esperar. La arboleda era muy tupida, más oscura aún que el firmamento. No se movía ni una sola hoja de los árboles. Eché de menos el murmullo del viento. Aquel bosque no quería regalarme su dulce canción de verano.

El primer enemigo aéreo no tardó mucho en aparecer. El cielo estaba algo tapado, pero los conozco bien por experiencia. No pocas han sido las veces que he perdido un valioso ejemplar de polilla por culpa de un murciélago en busca de su cena.


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141 págs. / 4 horas, 8 minutos / 65 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2017 por Edu Robsy.

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