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Cien Fórmulas para Preparar Salsas

Mademoiselle Rose


Cocina, Gastronomía


Utilidad de las salsas

Ningún país posee en tan alto grado como el nuestro el arte de variar los condimentos de las salsas, que dan á los platos de nuestra cocina un sabor particularmente delicado. Así como Frégoli, por medio de las mil y mil transforaciones de sus trajes, causa en el público la ilusión de que se presentan á su vista numerosos personajes, siendo así que el actor es siempre el mismo, de igual modo las carnes, según estén condimentadas con tales ó cuales salsas, causan en el paladar la ilusión de que se trata de manjares diferentes.

Nuestros grandes cocineros deben una buena parte de sus éxitos á su habilidad para sacar partido de estas preparaciones.

Una carne sin salsa es poco apetitosa y poco nutritiva: testimonio de ello es la anécdota graciosamente referida por Brillat-Savarin, que habiendo llegado muerto de hambre á una venta situada en medio del campo, y en donde no quedaban otros manjares que un guisado ya dispuesto para un inglés, pidió que le dejaran por lo menos tomar un poco de la salsa de aquel asado, á la cual añadiría unos cuantos huevos. El posadero cometió la imprudencia de permitirlo, y Brillat-Savarin se aprovechó del permiso, con lo cual se propinó una sabrosa y suculenta cena, mientras que el guisado del pobre inglés quedó completamente seco y desabrido.

Guisemos, pues, las carnes, las legumbres y los pescados con salsas variadas, y de este modo estimularemos nuestro apetito, proporcionando á nuestros estómagos extenuados la substanciosa nutrición que les conviene.


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Dominio público
27 págs. / 47 minutos / 404 visitas.

Publicado el 2 de abril de 2021 por Edu Robsy.

Cien Reales de Luz

Silverio Lanza


Cuento


Salí de Bolsa y fuíme directamente á casa de Emilia. Mi Nana, como yo la llamaba, dormía en un sillón de su gabinete. También las doradas ascuas de la chimenea parecían dispuestas á dormir entre cenizas. Yo había olvidado la baja de los Ferros, y de este modo ninguno cumplía su misión. Ni yo calculaba, ni calentaba la lumbre y Emilia dormía. Los tres estábamos cansados de nuestro destino.

Poco después Emilia se sentaba al lado del balcón, la avivada lumbre producía llamas rojas, azules y blancas, girones de fuego que se precipitaban por la chimenea y subían hacia el cielo como las almas de los justos y las blasfemias de los impíos.

En la calle, la tristeza de una tarde de invierno con la fúnebre luz de un cielo nublado, y el temeroso andar de las gentes, que marchan preservando su cabeza de la lluvia y sus pies del barro, muchedumbre que produce un ruido característico, sólo semejante al del motín que nace y balbucea un grito.

Emilia limpiaba el empañado cristal con un pañuelo, y por el trozo limpio y transparente miraba á la calle sin ocuparse de mí. Las llamas en la chimenea parecía que me hacían una mueca burlona y luégo ascendían por el tubo de hierro hablando entre sí en voz baja como si comentasen riendo la pena mía, y yo miraba la mujer y la lumbre, las dos ingratas con quienes pasamos nuestros inviernos, las que hacemos objeto de nuestra poesía, y ellas cuidan nuestro cuerpo y no se cuidan de nuestra alma.

—Vamos, hombre, siéntate.

—¿Dónde?

—Aquí enfrente. Así verás á la vecina, esa jamona que te preocupa.

—Mira que á mí...

—Pues no es tan fea.

—Pero no me gusta.

—Parece que estés triste. ¿Has tenido algún contratiempo?

—Ninguno.

—Pues, sé que la Bolsa baja.

—Mejor; ahora me conviene.

—Que sea enhorabuena... Tú siempre sales ganando.


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Dominio público
5 págs. / 9 minutos / 62 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Ciencia y Pensamiento Complejo

Edgar Serna M.


Ciencia, Pensamiento Complejo, Transdisciplina, Paradigma


Uno de los cambios más importantes de finales del siglo XX fue el creciente papel de la información en la vida de la humanidad. Los investigadores proclamaron el inicio de la Era de la Información como la transición a una nueva sociedad. Para ello, propusieron un conjunto de conceptos y la describieron como una sociedad del conocimiento, de la información, de la red, o post-industrial. Todo esto dio inicio a una serie de discusiones sobre el carácter de la sociedad contemporánea y el papel de las tecnologías, la información y la comunicación en el cambio al nuevo milenio. La naturaleza de estos cambios afectan todas las esferas de la vida humana, desde el comercio, lo social y cultural hasta la educación-formación. Este nuevo contexto puso en nuevamente escena el papel de la ciencia y la producción científica, porque la complejidad de este escenario necesitaba una nueva forma de comprensión.


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Creative Commons
1 pág. / 1 minuto / 94 visitas.

Publicado el 3 de marzo de 2021 por Edgar Serna M..

Ciencia y pensamiento complejo - DesarrolloTransdisciplinar de un Paradigma

Edgar Serna M.


Ciencia, Pensamiento Complejo, Transdisciplina, Investigación


Uno de los cambios más importantes de finales del siglo XX fue el creciente papel de la información en la vida de la humanidad. Los investigadores proclamaron el inicio de la Era de la Información como la transición a una nueva sociedad. Para ello, propusieron un conjunto de conceptos y la describieron como una sociedad del conocimiento, de la información, de la red, o post-industrial. Todo esto dio inicio a una serie de discusiones sobre el carácter de la sociedad contemporánea y el papel de las tecnologías, la información y la comunicación en el cambio al nuevo milenio. La naturaleza de estos cambios afectan todas las esferas de la vida humana, desde el comercio, lo social y cultural hasta la educación-formación. Este nuevo contexto puso en nuevamente escena el papel de la ciencia y la producción científica, porque la complejidad de este escenario necesitaba una nueva forma de comprensión.


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Creative Commons
1 pág. / 1 minuto / 37 visitas.

Publicado el 2 de diciembre de 2022 por Editorial Instituto Antioqueño de Investigación.

Ciento por Uno

Vicente Riva Palacio


Cuento


Corría el año del Señor de 1540. Algunos de los afamados capitanes que con Nuño de Guzmán emprendido habían la conquista del nuevo reino de Galicia en Nueva España, hoy conocido como estado de Jalisco, comenzaban a caer ya bajo la guadaña de la muerte, como las secas hojas de los árboles a los primeros soplos del invierno.

Tocóle tan dura suerte en no avanzada edad al capitán don Pedro Ruiz de Haro, de la noble casa española de los Guzmán. Su muerte dejó en la pobreza y la orfandad a la viuda doña Leonor de Arias, con tres hijas tan bellas como tres capullos de rosa.

Doña Leonor abandonó la ciudad de Compostela, capital entonces de Nueva Galicia, y retiróse triste, pero resignada, a una pequeña hacienda de campo cerca de la ciudad, que se llamaba Mira valle, única herencia que a su familia había dejado el capitán Ruiz de Haro.

Allí, ayudada por el trabajo de sus manos, y más con privaciones que con economía, doña Leonor de Arias educaba a sus hijas en la santa escuela de la honradez, de la pobreza y del trabajo.

Una tarde doña Leonor, rodeada de sus hijas, cosía tomando el fresco delante de su casa y a la sombra de un humilde portalillo, cuando acertó a llegar allí, caminando pesadamente con el apoyo de un tosco bordón, un indio enfermo y viejo.

El indio pedía, no una limosna de dinero, sino un pedazo de pan para calmar su hambre; doña Leonor le hizo sentar, y las tres niñas, alegres y bulliciosas como si fueran a una fiesta, corrieron al interior de la casa a preparar la comida del mendigo.

Pobre, pero abundante, fue el banquete que las hijas de doña Leonor presentaron al indio, que comía delante de ellas, que lo miraban con la ternura que brilla siempre en los ojos de una mujer cuando calma un dolor o remedia una necesidad.


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Dominio público
1 pág. / 3 minutos / 2.727 visitas.

Publicado el 29 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Ciervo

Alejandro Ortega


poesía, prosa, ciervo, metáfora, nombre


 Me siento extranjero en estos días. Ciervo entre silbidos de bala, músculos ardiendo sin tregua; el bosque, casa, es hoy un pasillo, desfiladero ante la guadaña. Los perros de presa siguen mi olor a miedo y sudor, el aire es de cemento en el pecho. La noche es coyote que acecha.
La vida me empaña, me encañona. De nuevo, extranjero es todo secreto, sin comodidad. Astuta asesina vitalicia.
 Siempre son otros los que nos ponen los nombres. Todo debe tener un nombre porque lo que no podemos nombrar no existe. ¿Cómo podrías hablar con alguien que no tiene nombre? ¿Cómo hablar de una persona que no tiene nombre sin ponérselo? Sin hacer de "quien no tiene nombre" su nombre. ¿Cómo sería no saber el nombre de tus padres? ¿Te podrías enamorar de alguien sin nombre? Me gustaría estar en el pasado, en el momento exacto en el que alguien puso el primer nombre propio para taparle la boca. Quien quiera que fuese, con él empezó nuestra decadencia.
Solo Dios puede poner nombres, porque su palabra es verbo, es creadora. Su acción divina es transmitida a través de la palabra. Habría sido un gran cuentacuentos. Tengo que llevarle flores.


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1 pág. / 2 minutos / 88 visitas.

Publicado el 10 de diciembre de 2020 por Alejandro.

Cinco Años de Destierro en la Isla de Cabrera

Abate Turquet


Historia, crónica


A los hijos de los prisioneros de Cabrera

Muchas veces me he llenado de la más viva emoción al oír el relato de los acontecimientos de Cabrera, al pensar en los millares de franceses abandonados en aquel destierro, sin ropa con que cubrirse, sin abrigo, presa de la miseria más espantosa, devorados por terribles enfermedades, y luchando sin tregua contra los horrores del hambre y de la sed. ¡Qué triste situación! y era mi padre quien nos refería aquellos sufrimientos! mi padre quien los había experimentado por espacio de seis años!!! Yo no podía ser indiferente a tales sucesos. Deseaba con afán datos verídicos, exactos, completos; relaciones en que a la par que sencillas, tuviesen el encanto de las narraciones de mi padre, a menudo edificantes y siempre instructivas, pues las del Caporal de la Fontaine y del marino Enrique Ducór estaban muy lejos de satisfacerme.

Hijos de los prisioneros de Cabrera, sin duda os habréis impresionado como yo con los recuerdos de aquella cautividad; también como yo habréis sentido no poder transmitir a vuestros nietos como un legado precioso. Voy pues a satisfacer los deseos de vuestra filial ternura: para vosotros especialmente emprendo la tarea de repetiros las narraciones de mi padre, a vosotros dedico mi obra; porque solo vosotros podéis apreciar la exactitud de los hechos y de las descripciones, y seréis quizás los únicos que no me tildéis de exagerado. Si asaltase a mis lectores la duda sobre la verdad histórica de lo que voy a referir, y el sagrado carácter de que estoy revestido no pudiese disiparla, apelaré a vuestro testimonio.

¡Ojala puedan las veladas del prisionero de Cabrera seros agradables, y acercaros a Dios, único refugio del hombre sobre la tierra!


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Dominio público
110 págs. / 3 horas, 13 minutos / 303 visitas.

Publicado el 13 de agosto de 2022 por Edu Robsy.

Cinco en una Vaina

Hans Christian Andersen


Cuento infantil


Cinco guisantes estaban encerrados en una vaina, y como ellos eran verdes y la vaina era verde también, creían que el mundo entero era verde, y tenían toda la razón. Creció la vaina y crecieron los guisantes; para aprovechar mejor el espacio, se pusieron en fila. Por fuera lucía el sol y calentaba la vaina, mientras la lluvia la limpiaba y volvía transparente. El interior era tibio y confortable, había claridad de día y oscuridad de noche, tal y como debe ser; y los guisantes, en la vaina, iban creciendo y se entregaban a sus reflexiones, pues en algo debían ocuparse.

—¿Nos pasaremos toda la vida metidos aquí? —decían—. ¡Con tal de que no nos endurezcamos a fuerza de encierro! Me da la impresión de que hay más cosas allá fuera; es como un presentimiento.

Y fueron transcurriendo las semanas; los guisantes se volvieron amarillos, y la vaina, también.

—¡El mundo entero se ha vuelto amarillo! —exclamaron; y podían afirmarlo sin reservas.

Un día sintieron un tirón en la vaina; había sido arrancada por las manos de alguien, y, junto con otras, vino a encontrarse en el bolsillo de una chaqueta.

—Pronto nos abrirán —dijeron los guisantes, afanosos de que llegara el ansiado momento.

—Me gustaría saber quién de nosotros llegará más lejos —dijo el menor de los cinco—. No tardaremos en saberlo.

—Será lo que haya de ser —contestó el mayor.

¡Zas!, estalló la vaina y los cinco guisantes salieron rodando a la luz del sol. Estaban en una mano infantil; un chiquillo los sujetaba fuertemente, y decía que estaban como hechos a medida para su cerbatana. Y metiendo uno en ella, sopló.

—¡Heme aquí volando por el vasto mundo! ¡Alcánzame, si puedes! —y salió disparado.

—Yo me voy directo al Sol —dijo el segundo—. Es una vaina como Dios manda, y que me irá muy bien.

Y allá se fue.


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3 págs. / 6 minutos / 148 visitas.

Publicado el 26 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Cinco Semanas en Globo

Julio Verne


Novela


Capítulo 1

El final de un discurso muy aplaudido. — Presentación del doctor Samuel Fergusson. — " Excelsior. " — Retrato de cuerpo entero del doctor. — Un fatalista convencido. — Comida en el Traveller's Club. — Numerosos brindis de circunstancias

El día 14 de enero de 1862 había asistido un numeroso auditorio a la sesión de la Real Sociedad Geográfica de Londres, plaza de Waterloo, 3. El presidente, sir Francis M … . comunicaba a sus ilustres colegas un hecho importante en un discurso frecuentemente interrumpido por los aplausos.

Aquella notable muestra de elocuencia finalizaba con unas cuantas frases rimbombantes en las que el patriotismo manaba a borbotones: "Inglaterra ha marchado siempre a la cabeza de las naciones (ya se sabe que las naciones marchan universalmente a la cabeza unas de otras) por la intrepidez con que sus viajeros acometen descubrimientos geográficos. (Numerosas muestras de aprobación.) El doctor Samuel Fergusson, uno de sus gloriosos hijos, no faltará a su origen. (Por doquier.¡No! ¡No!) Su tentativa, si la corona el éxito (gritos de: ¡La coronará!), enlazará, completándolas, las nociones dispersas de la cartografía africana (vehemente aprobación), y si fracasa (gritos de: ¡Imposible! ¡Imposible!), quedará consignada en la Historia como una de las más atrevidas concepciones del talento humano. (Entusiasmo frenético.)"

—¡Hurra! ¡Hurra! —aclamó la asamblea, electrizada por tan conmovedoras palabras.

—¡Hurra por el intrépido Fergusson! —exclamó uno de los oyentes más expansivos.


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Dominio público
255 págs. / 7 horas, 26 minutos / 2.917 visitas.

Publicado el 10 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Ciudad y Campo

Miguel de Unamuno


Ensayo


Cada una de mis estancias —nunca largas— en Madrid, restaura y como que alimenta mis reservas de tristeza y melancolía. Me evoca la impresión que me causó mi primera entrada en la corte, el año 80, teniendo yo dieciséis; una impresión deprimente y tristísima, bien lo recuerdo. Al subir, en las primeras horas de la mañana, por la cuesta de San Vicente, parecíame trascender todo a despojos y barreduras; fue la impresión penosa que produce un salón en que ha habido baile público, cuando por la mañana siguiente se abren las ventanas para que se oree, y se empieza a barrerlo. A primeras horas de la mañana apenas se topa en Madrid más que con rostros macilentos, espejos de miseria, ojos de cansancio y esclavos de espórtula. Parece aquello un enorme búho que se prepara a dormir; aquellas auroras parecen crepúsculos vespertinos. Fui a parar a la casa de Astrarena, donde viví el primer curso, allá, en sus alturas, y recuerdo el desánimo que me invadió al asomarme a uno de los menguados balconcillos, contiguos al tejado, que dan a la calle de Hortaleza y contemplar desde allí arriba el hormigueo de los transeúntes por la Red de San Luis, calle de la Montera y de Hortaleza. Estas emociones reviven en mí cada vez que entro en Madrid.


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Dominio público
16 págs. / 29 minutos / 276 visitas.

Publicado el 30 de septiembre de 2019 por Edu Robsy.

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