Conversando
Javier de Viana
Cuento
—...Era pa decirle, mi tío, que me pensaba casar...
—¿Casar?
—La muchacha... usted sabe, l’hija’el puestero don Esmil... la muchacha es güeña...
—¿Güeña?...
—¡Tan güeña!.. Trabajadora como un güey, mansa como lechera de ordeñar sin manea, y como un perro ’e fiel, fiel hasta ser cargosa.
—¿Cargosa?
—Cargosa ansina, por demasíao bondá ¿compriende?
—Compriendo: es como maleta demasiao llena que fastidea al montar.
—¡Clavao!... Sólo que, usté sabe, mi tío, que una maleta hinchada, incomoda un poco la asentadera, pero se tiene la satisfación de que en llegando al rancho no le falta a uno nada.
—¡Hum!... No le falta a uno nada, o le falta todo: maleta demasiao cargada, es muy fácil de perder!... Los gauchos de aura viajan en caballo ’e tiro y si les toca hacer noche en despoblao, atan el flete a soga y un zorro les corta el maniador, quedan a pie y embobaos, cantándole un triste a la estaca. Cuando yo era gaucho, mi reserva eran las boleadoras, y, gracias a Dios, mi recao no anduvo nunca sobre mi lomo!...
—¿Y de hay colige mi tío?...
Dominio público
2 págs. / 4 minutos / 31 visitas.
Publicado el 31 de octubre de 2022 por Edu Robsy.