Vértigo
Francisco A. Baldarena
cuento
mmons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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Publicado el 18 de diciembre de 2021 por Francisco A. Baldarena .
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Publicado el 18 de diciembre de 2021 por Francisco A. Baldarena .
Señor Ministro:
De acuerdo con los deseos de S. S. he arreglado para la publicidad los manuscritos de Arturo Cova, remitidos a ese Ministerio por el Cónsul de Colombia en Manaos.
En esas páginas respeté el estilo y hasta las incorrecciones del infortunado escritor, subrayando únicamente los provincialismos de más carácter.
Creo, salvo mejor opinión de S. S., que este libro no se debe publicar antes de tener más noticias de los caucheros colombianos del Río Negro o Guainía; pero si S. S. resolviere lo contrario, le ruego que se sirva comunicarme oportunamente los datos que adquiera para adicionarlos a guisa de epílogo.
Soy de S. S. muy atento servidor,
José Eustasio Rivera.
«...Los que un tiempo creyeron que mi inteligencia irradiaría extraordinariamente, cual una aureola de mi juventud; los que se olvidaron de mí apenas mi planta descendió al infortunio; los que al recordarme alguna vez piensen en mi fracaso y se pregunten por qué no fui lo que pude haber sido, sepan que el destino implacable me desarraigó de la prosperidad incipiente y me lanzó a las pampas, para que ambulara, vagabundo, como los vientos, y me extinguiera como ellos, sin dejar más que ruido y desolación».
(Fragmento de la carta de Arturo Cova)
Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con todo, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera espiritualmente, para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta.
Dominio público
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Publicado el 4 de enero de 2022 por Edu Robsy.
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Publicado el 9 de marzo de 2022 por Francisco A. Baldarena .
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Publicado el 8 de mayo de 2022 por Francisco A. Baldarena .
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Publicado el 15 de mayo de 2022 por Francisco A. Baldarena .
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Publicado el 28 de junio de 2022 por Francisco A. Baldarena .
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Publicado el 21 de enero de 2023 por Francisco A. Baldarena .
Leer / Descargar texto 'El Ser y la Nada y Otros Cien Microcuentos'
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Publicado el 30 de abril de 2023 por Francisco A. Baldarena .
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Publicado el 7 de mayo de 2023 por Francisco A. Baldarena .
El gran aposento incaico era de piedra, finamente labrado, y sus grises paredes de sillería estaban decoradas por chapas de oro y nichos en forma de alacenas, en las cuales brillaban innumerables objetos de oro representando animales fantásticos, y vistosos huacos, hechos de arcilla, dibujados con variadas figuras mitológicas. Contenían unos, polvos de colores, illas o piedras bezoares que se crían en el vientre de los llamas, amuletos contra la melancolía, remedios infalibles contra los venenos y las enfermedades. Guardaban otros, cubiertos con transparentes velos, la chicha preparada por las doncellas nobles. Corría por lo alto de toda la pieza y resaltaba entre los sombríos muros y las gruesas vigas que apoyaban la pajiza techumbre una cornisa de oro en la que se veían esculpidas serpientes y cabezas de pumas. Frente a la gran puerta de entrada que, a manera de trapecio, tenía el dintel más estrecho que el umbral y de la cual pendía un tapiz de lana de vicuña con figuras de colores, se alzaba el trono de oro macizo, banquillo trabajado y repujado con primor, a manera de dragón, incrustado de piedras preciosas y puesto encima de una gradería elevada y de un estrado rectangular.
En los escalones del trono, y como indicio de que el noble acababa de levantarse, yacía descuidadamente un aterciopelado manto de pieles de murciélago.
Un indio, vestido con el resplandeciente cumbi y las tornasoladas plumas de la servidumbre imperial, quemaba en un rincón de la pieza maderas fragantes y hierbas aromáticas en ancho brasero de plata que representaba monstruos marinos. Cubría las recias y cuadradas losas del pavimento una alfombra finísima hecha de pelo de alpaca.
Dominio público
71 págs. / 2 horas, 5 minutos / 2.805 visitas.
Publicado el 3 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.