Hoy he recordado que las tortillas para que no se peguen, después de comer
un poco, así calientitas, recién tomadas de la hielera de la tiendita;
(recuerdo, que, de niño, las comía recién salidas de la máquina del “Molino del
Rey”) debes separarlas para que no se peguen. Y así ya las puedes ocupar con
facilidad después para unos chilaquiles con huevo; sí, se doran las
tortillitas, en aceite acitronado, que has partido en pequeños triángulos, se
les echa el huevo, una poquita de sal y listo.
Hoy me hice unos taquitos así con la tortilla puesta directamente en la
parrillita ¿así se dice?; de la estufa, y les puse un tantito de chorizo bien
cocidito, es una delicia comerlos ahí parado frente a la estufa y luego morder
un chile verde y tomar agua y ponerme sal en los labios; pero es una fortuna
saber de mí, ¿sabes de ti, qué sabes de ti? Yo ahora sé muy bien que tengo
labios y lengua y un poco de masa para la cena
La masa para ocuparla, he recordado en mi reencuentro, que la debes “abrir”
para que no se agrie, ¿así se dice?, y así sin meterla al refri porque se
endurece; entonces uno no batalle para amasarla y convertirla en algo
delicioso. Cuando abro el refri, ahora que hablo del refri, es como una cueva
fría, me alumbra el rostro y comienzo a acomodar todo lo que he ido acumulando
y veo ahí el platito muy discreto con un tantito de café molido en mi molcajete
para evitar algún olor malsano porque luego soy un descuidado con la sopa que
no me comí, quien sabe cómo pero la dejo destapada. Sí, lo admito, soy algo
desorganizado. Si vieran ustedes, además del refri, en casa, la de papeles…
Leer / Descargar texto 'Me he estado reencontrando conmigo en esta cuarentena'