Atezayaga
Antonio de Trueba
Cuento
Tradición popular recogida en el valle de Guernica
En tiempos muy antiguos, no empezaba el mar á donde ahora se
llama Mundaca, y en aquél tiempo se llamaba Munácoa y no Menosca como
dijeron los historiadores romanos, á cuyo oído era refractaria la lengua
que que hablaba en esta región, y persevera en ella después de haber
sido la de toda la península ibérica. El mar empezaba entonces bastante
más allá; pero las olas fueron atacando la punta de tierra por sus dos
obstados y concluyeron por circunvalarla, de lo que resultó la isla de
Izaro, cuyo nombre significa isla marina. Entonces, naturalmente, aquél
pedazo de tierra tenía otro nombre, porque, no podía tener, el de Izaro
no estando aislado en el mar; entonces se llamaba Atezayaga, que
equivale á portería ó lugar de porteros; y se llamaba así con muchísima
razón, como vamos á ver en este relato, que sustancialmente he recogido
de boca del pueblo.
En Atezayaga había una casa solariega y tan noble, que á cuantos procedían de ella, con sólo acreditar esta procedencia, se los relevaba en todos los imperios y monarquías á donde iban de pruebas de nobleza, se les concedían gracias y privilegios y los linajes más encumbrados y esclarecidos se creían honrados con emparentar con ellos.
Sin embargo de esto, los del solar de Atezayaga eran muy pobres, como que todas sus riquezas materiales se reducían á unas cortas tierras labrantías, á algunos ganados, á un molino, á una ferrería donde labraban algunos quintales de fierro con el carbón que producían sus bosques y el mineral que producía una venera que tenían cerca de ellos, y á la pesca que extraían, del mar que azotaba su modesta propiedad territorial.
Dominio público
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Publicado el 24 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.